1. Los guetos. Lista de guetos judíos bajo el régimen Nazi
Los alemanes comenzaron a levantar guetos nada más invadir Polonia. Su finalidad inicial era la de concentrar transitoriamente a los judíos, antes de o bien deportarlos hacia el este, o bien recluirlos en campos de concentración de trabajos forzados o de exterminio de la misma Polonia. Sin embargo, dadas las terribles condiciones en que se desarrollaba la vida en ellos, hacinamiento extremo, carencia de servicios sanitarios adecuados y proliferación de enfermedades, supusieron también una muerte lenta para muchos de sus habitantes. Los principales guetos en la Polonia ocupada, en funcionamiento entre 1.939 y 1.941, fueron los de Varsovia, Minsk, Lodz, Radom, Piotrkow, Lublin, Kielce, Czestochowa, Bedzin, con 27.000 judíos, un 45 % de la población, tras diversas muertes y deportaciones, el gueto fue liquidado en agosto de 1.943, Sosnowiec, Tarnow y Cracovia, donde había 60.000 judíos, el 25 % de la población total.El primer gueto se abrió el 8 de octubre de 1.939, en Piotrków Trybunalski, distrito de Lodz, y el 19 de octubre se creó el de Lublin. En 1.940, se crearon el de Lodz, el 18 de febrero, aislado del resto de la población el 30 de abril, y el Bedzin, el 1 de julio. El mayor de todos los guetos en la Polonia ocupada por Alemania fue el de Varsovia, con una superpoblación que llegó a alcanzar el medio millón de judíos en un espacio de 3,3 kilómetros cuadrados. En octubre de 1.940, se terminó de recluir en él a todos los judíos de la ciudad y fue aislado del resto de la misma en noviembre. En abril de 1.941, llegaron más de 40.000 judíos deportados desde Alemania y Bélgica. Tanto en Varsovia como en Lodz, cerca de una cuarta parte de los judíos murieron a causa de las enfermedades, el hambre y la crueldad a la que eran sometidos.
2. Gueto de Varsovia
Indicé |
En la primavera de 1.941, se establecieron los guetos de Cracovia, Lublin, ambos en marzo y el de Kielce. En abril se establecieron dos guetos separados en Radom y uno en Czestochowa. Simultáneamente, desde noviembre de 1.939, se ordenó la constitución de consejos judíos en las comunidades judías para encargarse de la aplicación precisa e inmediata de las directrices emitidas por las autoridades alemanas. Entre sus funciones, estuvo la gestión de la concentración de los judíos de las zonas rurales en ciudades con enlaces ferroviarios o cerca de vías férreas, pero sobre todo la de actuar de enlace entre la población y las autoridades nazis.
A finales de 1.940, ya existía la percepción de que los guetos no tenían
visos de disolverse a través de las deportaciones, aún a pesar de que las
condiciones de vida en su interior estaban empeorando dramáticamente. En
marzo de 1.941, el que había sido responsable de la acción de eutanasia
que entre 1.939 y 1.941, había asesinado a 70.000 enfermos mentales en
Alemania, Victor Brack, propuso aplicar métodos de esterilización a entre
3.000 y 4.000 judíos por día. Cuando en el otoño de 1.941, empezaron a llegar al Warthegau los primeros
judíos deportados de Alemania, las posibles salidas empezaron a buscarse
de forma clara en otros métodos. De hecho,
la posibilidad de liquidar judíos encerrados en guetos ya había sido planteada por vez primera en el verano de 1941, por los líderes nazis del Warthegau. Las primeras unidades móviles de gasificación desplegadas contra los judíos se pusieron en marcha en el Warthegau durante los últimos meses de 1.941. Y el asesinato sistemático de judíos se inició a primeros de diciembre de 1.941, en el primer campo de exterminio -"furgones de gasificación", de hecho- establecido en Chelmno, sobre el Ner.
Con todo, hubo numerosas dudas acerca de cómo tratar exactamente a los
judíos por parte de quienes se tenían que enfrentar a la gestión directa
de las deportaciones y a la aplicación de determinadas medidas. En
concreto, hubo dudas acerca de cómo tratar a los judíos alemanes, como lo
demostró, por ejemplo, la indecisión a la hora de gestionar el futuro de
los judíos que había en Minsk, sobre muchos de los cuales se tenían dudas
acerca de su grado de ascendencia aria y que, por tanto, podrían ser
susceptibles de un trato radicalmente diferente del dedicado a los judíos
rusos. Simultáneamente, había dudas también en relación a la aplicación de
la estrella amarilla como distintivo de los judíos del Reich, Alemania,
Austria y el protectorado checo. En todo caso, la estrella, llamada por
los nazis Pour le Sémite, en relación irónica con la condecoración Pour le
Mérite se convirtió en un distintivo obligatorio, bajo pena de muerte
para todos los judíos de una edad superior a los diez años en todos los
territorios ocupados. En Polonia, la estrella, de color azul sobre fondo
blanco, fue obligada para los judíos que apareciesen en público desde el
23 de noviembre de 1.939. En general, la cautelas del nazismo venían provocadas por las
dificultades de ocultar a la opinión pública alemana determinadas acciones
y decisiones aplicadas sobre esos ciudadanos alemanes; así las cosas, el
Reich no fue declarado judenrein hasta junio de 1.943. Estos meses del otoño de 1.941, serían decisivos en el diseño y
plasmación del Holocausto, por cuanto las autoridades regionales nazis, a
falta de directrices claras desde Berlín, se vieron obligadas a recurrir a
una toma de decisiones por propia iniciativa para liberar sus áreas de
judíos. Fue en esas fechas cuando se iniciaron algunos programas locales
de exterminio, aún con el conocimiento de Berlín.
Hacia noviembre de 1.941, se planteó también si los judíos del Este
deberían ser respetados en el caso de que fuesen útiles como trabajadores
para la industria armamentística. A la pregunta de Heinrich Lohse,
comisario del Reich para Ostland si debían ser liquidados sin tener en
cuenta consideraciones prácticas, el Ministerio del Reich para los
Territorios Ocupados respondió que las consideraciones de tipo económico
no debían tenerse en cuenta. Por lo demás, remitió la resolución de otras
dudas al jefe superior de las SS y la policía. Entre las primeras soluciones locales estuvo el fusilamiento de judíos a
su llegada al Báltico desde Alemania. Asimismo, en noviembre, bajo órdenes
del jefe de la policía de las SS de la zona, se comenzó a construir un
pequeño campo de exterminio en Belzec, municipio de Lublin con
el fin de matar a los judíos no aptos para el trabajo.
El 26 de febrero de 1.942, una carta dirigida al diplomático alemán Martin Luther, fue redactada por Reinhard Heydrich durante la Conferencia de Wannsee para solicitar a Luther asistencia administrativa para la
implantación de la Solución final a la cuestión judía, Endlösung der Judenfrage. Memorial House of the Wannsee Conference. Después, tras el comienzo de la invasión de la Unión Soviética, antes del
final de 1.941, dos millones de prisioneros soviéticos habían muerto ya de
hambre en campos de concentración alemanes. La política de deportaciones con el objeto de dar cabida a alemanes, que
en la primavera de 1.940 había llevado al Gobierno General a 128.011
judíos, terminó provocando numerosas quejas tanto por parte de aquellos que
echaban en falta la mano de obra para la guerra que esos judíos
representaban, Göring, como por quienes como Frank veían como el
territorio bajo su gestión se empezaba a ver congestionado por esos
deportados.
4. La política antisemita en los Balcanes
Ion Antonescu, dictador rumano que se había hecho con el poder en
septiembre de 1.940, recibió en junio de 1.941, una serie de directrices de
parte de Hitler con las que se le instruía acerca de cómo tratar a los
judíos en su territorio (aun cuando Antonescu ya había aprobado previamente
numerosas leyes antijudías reclusión en guetos a los que vivían en ciudades
y exterminio inmediato de los que fuesen localizados en el campo. Desde ese
mismo mes, se empezaron a desarrollar masacres en distintas localidad, Iaşi:
probablemente, 10.000 víctimas; Besarabia y Bucovina: miles de judíos
fusilados y muchos encerrados en guetos; Odesa: cientos fusilados o
ahorcados, 19.000 ametrallados y luego quemados; Bogdanovka: 5000 judíos
quemados vivos y 43.000 fusilados; Domanovka: 18.000 fusilados; etc.
En el plazo de un año desde el comienzo de la campaña, las fuerzas rumanas, en ocasiones conjuntamente con unidades alemanas de las SS y policiales, y más a menudo actuando por cuenta propia, habían matado a entre 280.000 y 380.000 judíos, la cifra más alta de asesinados por cualquier país europeo independiente durante la Segunda Guerra Mundial, exceptuando Alemania.
En Yugoslavia, parte de Serbia quedó bajo ocupación alemana. La lucha
contra la resistencia incluía en esta a los judíos y comunistas. A los
judíos, además de asesinárseles, se les impuso en algunos lugar el uso de la
estrella judía, se le excluyó de diversas ocupaciones y se les expropió
parte de sus propiedades sin compensación por ello.
En total, es probable que los grupos operativos y los grupos militares y paramilitares que los secundaban hubieran fusilado aproximadamente a medio millón de judíos al terminar 1.941.
En Bulgaria, país inicialmente aliado al Eje, se promulgaron leyes
antisemitas incluyendo la implementación de trabajos forzados, 1.940-41,
pero los trenes nunca partieron. La deportación de 1.943 fue cancelada
debido a la resistencia, que contó con el apoyo de la Iglesia Cristiana
Ortodoxa de Bulgaria y de la opinión pública. En 1.944, cuando Bulgaria
rompió con Alemania y se unió a la coalición antihitleriana, a los judíos
búlgaros se les restituyeron todos los derechos de los que habían sido
privados. El periodista búlgaro Samuel Francés expresó que:
Salvando casi 50 mil vidas humanas, en los años de la más terrible y exterminadora de las guerras mundiales, la pequeña Bulgaria escribió una página única de humanismo y dignidad en la historia europea.
Antes de la Segunda Guerra Mundial vivían en Bulgaria unos 48 mil judíos;
al terminar la guerra, su número llegaba casi a 50 mil.
La presencia del antisemitismo en Europa, reforzada por la actuación de los
nazis, se hizo patente incluso en zonas donde no había un dominio directo de
estos. Así, por ejemplo, en la Francia de Vichy, donde el triunfo de Pétain
y de los nacionalistas de extrema derecha hicieron que en el régimen hubiese
un núcleo antisemita que sería responsable de distintas medidas
discriminatorias: prohibición de poseer o dirigir empresas, expulsión de
profesores universitarios, internamiento de los inmigrantes judíos... Más
tarde, en octubre y noviembre de 1.941, se empezarían los preparativos para
la deportación de los judíos extranjeros, y, finalmente, tras la ocupación
de la zona en noviembre de 1.942, por parte de los alemanes, la deportación
de los judíos franceses. En total, fueron asesinados 80.000 de los 350.000
que había.
6. La invasión de la Unión Soviética
El punto de inflexión respecto de la política antijudía del nazismo se
produjo a partir de la invasión de la Unión Soviética, iniciada el 22 de
junio de 1.941; nada más entrar en el país y en los territorios controlados
por este, el ejército alemán y los cuatro grupos operativos del Servicio de
la Seguridad de las SS, con sus unidades operativas, y la ayuda de varios
batallones policiales, comenzaron a matar a los civiles resistentes, a
cuadros y judíos del Partido Comunista, a los que se responsabilizaba de
alentar a los partisanos, y a todos los prisioneros de guerra
judíos. Cumplían, así, una serie de directivas criminales que ordenaban
el asesinato de los comisarios políticos del ejército soviético. Orden de
los Comisarios de 6 de junio de 1.941, y las indicaciones recibidas en
las sesiones informativas dadas por Heydrich, a los líderes del
Einsatzgruppen y a sus subunidades, los Einsatzkommandos, acerca de su
función en la retaguardia, reuniones donde se hizo explícita la orden de
Hitler de eliminar a los judíos rusos.
Esos fusilamientos en masa de judíos rusos en manos de las SS-Einsatzgruppen marcaron una radicalización de la política antijudía, algo que Christopher Browning etiquetó de salto cualitativo.
En otro orden de cosas, la decisión de Stalin de deportar a centenares de
miles de alemanes del Volga, como consecuencia de la entrada de Alemania en
Ucrania, convenció a Hitler a hacer uso también de la deportación hacia los
territorios del Este de los judíos de Europa central. Una idea a la que era
en principio reacio, mientras hubiese guerra, y que, una vez aceptada,
hizo abandonar definitivamente la posibilidad de enviarlos a Madagascar,
plan además inviable en aquellos momentos en que Gran Bretaña mantenía su
dominio marítimo.
Esas deportaciones plantearon el problema de dónde colocar a los judíos y
qué hacer con ellos. En aquellos momentos ya era un problema para el
ejército alemán el retener y alimentar a los tres millones de prisioneros de
guerra soviéticos. Consecuentemente, se decidió no usar los campos de
prisioneros y optar por los guetos masificados que ya había en Minsk, Riga
y, sobre todo, Lódz.
En septiembre, Himmler, que desde julio tenía un control absoluto sobre
las medidas de seguridad que hubiesen de adoptarse en los territorios
conquistados en el este, incluida la eliminación de cualquier amenaza de
subversión avisó a Arthur Greiser de que unos 70.000 judíos, alemanes y
checos iban a ser enviados al gueto de Lodz; 20.000 fueron enviados al mes
siguiente. La imposibilidad material de sostener los guetos tan llenos de gente
incentivó la maquinación del asesinato en masa como una respuesta nazi
ante esa situación. El hambre y el frío mataron a muchos judíos, y desde
enero de 1.942, empezó a usarse el gaseamiento en Chelmno.
Respecto de la actividad criminal en durante la invasión, fueron
especialmente relevantes las matanzas perpetradas por las brigadas de las SS
y la Einsatzgruppen. Tras una orden de Himmler de principios de agosto,
todos los hombres judíos deben ser fusilados. Empujen a las mujeres judías a
los pantanos, una brigada fusiló a más de 25.000 judíos en menos de un mes
en la zona de los pantanos de Pripet. Más adelante, las órdenes de
fusilamiento se extendieron a niños y mujeres. Así, por ejemplo, la unidad
comandada por Friedrich Jeckeln, que operaba en la zona de Kiev, llegó a
fusilar hasta octubre a más de 100.000 judíos entre hombres, mujeres y
niños.
7. La solución final
El eufemismo con el que los nazis identificaron en sus documentos y
declaraciones sus planes genocidas respecto de la población judía europea
fue la Solución final a la cuestión judía, Endlösung der Judenfrage, en
alemán. El primer uso del término se dio en una circular de Adolf Eichmann,
de 20 de mayo de 1.941, en la que aludía a esa solución como una futura vía
en el tratamiento de los judíos europeos, tras comunicar que Göring prohibía
la emigración de judíos de Francia y Bélgica.
Con la aprobación y sanción por parte de Hitler de las distintas fases de
intensificación, la Solución Final, como proceso, arrancó en la primavera
de 1.941, con la planificación de la, Operación Barbarroja y la
propaganda para persuadir al pueblo alemán acerca de la conspiración
judeo-anglosajona. Estados Unidos ya incluidos contra Alemania;
se amplió durante el verano con el paso a un genocidio a gran escala en
la Unión Soviética recién invadida,radicalizado en otoño por la
deportación masiva hacia el este ordenada por Hitler de los judíos del
Reich, Bohemia y Moravia y se encaminó hacia su pleno desarrollo entre
diciembre, una vez declarada la guerra a Estados Unidos y la primavera de
1.942, cuando surgió definitivamente un programa coordinado de exterminio
que se materializaría en la matanza perpetrada en los distintos
campos. El 16 de julio de 1.941, el jefe del Servicio de Seguridad SD en Posen,
Rolf-Heinz Höppner envió a Adolf Eichmann, de la Oficina Principal de
Seguridad del Reich en Berlín, un informe titulado Solución a la cuestión
judía, en el que recogía las conclusiones de diversas discusiones al
respecto entre distintos organismos del Reich. La idea principal que se
exponía en el informe era la de concentrar a todos los judíos del
Warthegau en un campo para 300.000 personas situado cerca del centro de la
producción de carbón, para que los judíos aptos para el trabajo pudiesen
ser explotados. Además, se señalaba, en relación con los judíos que no
pudiesen trabajar y con aquellos a los que no fuese posible alimentar, que
habría que considerar seriamente si la solución más humana no sería
terminar con ellos mediante algún tipo de preparado de efecto rápido. Por
lo demás, se sugería la esterilización de todas las judías para solventar
el problema judío en esa misma generación. Así, pues, el informe destacaba
la idea de genocidio en una fase embrionaria. Posteriormente, el 31 de julio, Göring firmó un documento, que se supone
redactado a partir de un borrador de Eichmann, en el que se instaba a
Heydrich para que se encargara de llevar a cabo los preparativos
necesarios para «la solución completa de la Cuestión Judía dentro de la
esfera de influencia alemana en Europa», probablemente con el sentido de
buscar todavía una solución territorial del tipo de intentar un traslado
de los judíos alemanes y de otros lugares de Europa a una reserva situada
más allá de los Urales.
Esa solución territorial dependía, por un lado, de una victoria rápida de
Alemania sobre la Unión Soviética y, por otro, de un cambio en los planes de
Hitler, que todavía tenía en mente usar a los judíos alemanes como rehenes y
que no quería que fuesen deportados al Este. Sin embargo, en septiembre las
ideas empezaron a cambiar, cuando, probablemente, Rosemberg convenció a
Hitler de utilizar la deportación de judíos como forma de represalia por las
deportaciones de alemanes del Volga a Siberia por parte de los
soviéticos. Hitler ordenó en
septiembre, cuando los Einsatzgruppen habían emprendido el genocidio total
en la Unión Soviética, la deportación inmediata de los judíos de Alemania,
Austria y Checoslovaquia.
Por lo tanto, en septiembre de 1941, empezaba a haber ya un caso convincente para establecer un vínculo entre el exterminio físico que empezaba a ser generalizado en el este, la imposibilidad de establecer una solución territorial en un futuro próximo, y el mandato que Heydrich había obtenido ya para organizar una solución general al «problema judío» en todas las zonas ocupadas por Alemania. Incluso así, seguía sin emerger aún del todo un programa generalizado de exterminio para toda la población judía europea.
En el otoño de 1.941, Heinrich Himmler, encargado principal de llevar a
cabo el plan que conducía a exterminar a las tres cuartas partes de todos
los judíos europeos, dio la orden al General de las SS Odilo
Globocnik, jefe de las SS para el distrito de Lublin de aplicar un
plan para matar sistemáticamente a los judíos residentes en el Gobierno
General. Aktion Reinhard fue el nombre en clave dado a la
operación por Heydrich (que había sido el encargado de preparar la "Solución
final" y que fue asesinado por partisanos checos en mayo de 1.942).
8. Contexto inmediato
A finales de 1.940, la Alemania nazi había asesinado ya a unos 100.000
judíos en toda Europa. En Rumania, por ejemplo, uno de los países más
antisemitas antes de la guerra, fue eliminada la mitad de su población
judía tras el estallido de esta: más de 350.000 judíos fueron asesinados
por parte de los Einsatzgruppen y de las propias tropas nacionales
rumanas. A partir de 1.941, cuando el asesinato en masa de judíos se convirtió en
política de Estado, la cifra aumentó exponencialmente; solo ese año, murió
1.000.000. En julio de 1.941, el Reino Unido, a través del
desciframiento de códigos, era ya conocedor de las masacres de judíos
soviéticos.
A lo largo de ese año, fue la política genocida efectuada contra los judíos
rusos la que, habiéndose iniciado la invasión de la Unión Soviética,
monopolizó la atención de los jerarcas nazis, política que se encuentra en
el origen mismo del Holocausto.
Tras una primera instrucción de Heydrich el 17 de junio a los comandantes
de los Einsatzgruppen acerca de la puesta en práctica de la Solución
final, en una orden del 2 de julio de 1.941, él mismo realizó una serie
de indicaciones genéricas a los jefes superiores de las SS y la policía en
el este sobre la necesidad de matar judíos, saboteadores, subversivos y
funcionarios del Komintern, además de instigar a las poblaciones locales
para desencadenar pogromos contra los judíos. La limitación del alcance de
la orden parece ser una estratagema con el fin de justificar de alguna
manera los fusilamientos en masa que la Wehrmacht y otras autoridades
estaban ya practicando.
Ya el 3 de julio, por ejemplo, el jefe del Einsatzgruppen en Luzk había fusilado a 1.160 judíos para, como declaró, dejar su marca distintiva en la ciudad. Los pelotones de la muerte del Einsatzgruppen A en el Báltico llevaron a cabo una interpretación especialmente liberal de la orden. El Einsatzgruppen acabó realizando una gran contribución al asesinato de cerca de un total de dos millones de judíos rusos; solo el Einsatzgruppen A, a principios de enero de 1.942, informó de la ejecución de 229.052 judíos.
Es probable, por tanto, que en esas reuniones informativas hubiese habido
ya indicaciones indirectas de aniquilar a los judíos, de forma que
pudiesen ser comprendidas de distintas maneras. Un mes después, en una conferencia de planificación, Hitler afirmó que
había que aniquilar a cualquiera que se interpusiese en el camino de
Alemania. Un mensaje del 1 de agosto de Heinrich Müller, jefe de la Gestapo,
indicaba que había que presentar informes continuos a Hitler acerca de los
trabajos de los Einsatzgruppen en el Este. También, a mediados del
verano determinados elementos radicales del nazismo habían convencido a
Goebbels de la necesidad de eliminar a los judíos de la retaguardia, de
las ciudades alemanas; el primer paso fue marcarlos con una estrella
amarilla, algo que Hitler aceptó a mediados de agosto. Todo lo anterior, y muy especialmente la actividad desarrollada por los
Einsatzgruppen, se corresponde con testimonios y pruebas documentales que
apuntan a que el mandato de Hitler acerca de asesinar a determinado tipo
de judíos rusos sobre todo, dependiendo de su edad y sexo fue transmitido
a los Einsatzkommandos en el mes de agosto. El asesinato generalizado, que
culminaría con los fusilamientos masivos de finales de septiembre en
Babi-Yar 33.771 hombres, mujeres y niños, no habría sido ordenado
explícitamente por Hitler, sino que este habría dado su respaldo a una
sugerencia de, probablemente, Himmler, a partir de las impresiones
transmitidas por los comandantes locales que tenían a su cargo los
fusilamientos.
Por lo demás, se ha demostrado que la Wehrmacht colaboró con los
Einsatzgruppen implicándose directamente en el asesinato de casi dos tercios
de los prisioneros de guerra soviéticos, muchos de los cuales serían los
primeros en probar las cámaras de gas de Auschwitz, y que aproximadamente
1.300.000 judíos una cuarta parte de todos aquellos que murieron en el
Holocausto además fueron asesinados por ella.
A mediados de agosto, con la invasión de la Unión Soviética ya en marcha,
Hitler no solo insistía en la relación entre una nueva guerra mundial y la
aniquilación de los judíos, sino que aceptó la deportación hacia el este
de los judíos que aún quedaban en Alemania. La situación de estos, como se
refleja en los testimonios de Victor Klemperer, se había ido deteriorando
con celeridad, hasta el punto de que una ley de diciembre de 1.941,
imponía la pena de muerte como castigo para prácticamente cualquier
infracción cometida por un judío. A los no deportados por ejemplo, aquellos que formaban parte de
matrimonios mixtos, se les sometía a trabajos forzados. En octubre, Heydrich precisó todavía más que la deportación tenía que
afectar a todos los judíos de los territorios ocupados por Alemania.
Simultáneamente, las declaraciones genocidas por parte de los jerarcas
del nazismo eran frecuentes: por ejemplo, en noviembre, Alfred Rosenberg
afirmaba que el objetivo de los asesinatos en masa que ya se estaban
produciendo era el exterminio biológico de toda la judería de Europa y en
diciembre Goebbels recordaba que la compasión o el arrepentimiento
respecto de los judíos estaban fuera de lugar y que la guerra,
desecadenada por ellos, los había sumido en un proceso gradual de
aniquilación. Así, pues, a finales de 1.941, se estaba aplicando un programa de
exterminio, en el que intervenían tanto las autoridades militares
alemanas, como la policía, las SS, las milicias locales y los
administradores civiles de los distintos territorios. Sin embargo, estaba
también claro que la intensidad reclamada por Himmler no se podía alcanzar
a base, sobre todo, de los fusilamientos en masa. Por otro lado,
quienes estaban al mando de los grupos operativos se quejaban de que los continuos fusilamientos en masa de mujeres, y niños indefensos estaban creando una tensión intolerable en sus hombres, muchos integrantes de los mismos, según contó un alto mando de las SS, incapaces de seguir soportando caminar en medio de la sangre, se habían suicidado. Algunos se habían vuelto locos incluso. La mayoría tenía que apoyarse en el alcohol para realizar su espantoso cometido.
La alternativa puesta en práctica de inmediato fue el gaseamiento, que se
había estado aplicando hasta agosto de 1.941, en la operación de eutanasia
T-4. El doctor August Becker, que se describía como especialista en los
procesos de gaseamiento utilizados en el exterminio de los enfermos
mentales, junto con otro personal de dicha operación, fue trasladado por
Himmler a la Oficina Central de Seguridad del Reich en Berlín. Por su
parte, Albert Widmann, el inventor de la cámara de gas estándar que había
sido empleada en el programa de eutanasia, estuvo colaborando en el este
para asesinar a enfermos mentales bombeando monóxido de carbono al
interior de habitaciones; como resultado de su presencia, Arthur Nebe,
jefe del grupo operativo B de la zona de Minsk y Mogilev, ideó el uso de
una camioneta herméticamente cerrada en la que se introducía los gases de
su tubo de escape, mecanismo de asesinato aprobado por
Heydrich. Himmler aprobó en octubre la construcción en Belzec de un campo que
sirviese de base para las camionetas de gas; también en Chelmno se
estableció otro centro similar, de donde salían las tres camionetas que se
utilizaban para asesinar a los judíos y gitanos, también transportados
desde el gueto de Lódź, con el objeto de ir dejando sitio, como en otros
guetos, para los judíos que iban llegando desde todas partes de Europa.
Estas camionetas podían matar a 50 personas a la vez durante el trayecto
de 16 km entre el gueto y el campo, donde eran enterradas en zanjas.
Por este procedimiento, en Chelmno fueron asesinadas 360.000
personas. A finales de 1.941, los cuatro grupos operativos estaban
empleando un total de unas 30 camionetas. También en Serbia se hizo uso de
una camioneta de gas; a principios de mayo de 1942, más de 7500 judíos
habían muerto en ella. En diciembre de ese mismo año, los dos millones y medio de judíos del
Gobierno General eran ya una preocupación real para los dirigentes nazis.
Y, en este sentido, alguno de ellos, como Hans Frank ya hablaba de la
necesidad de tomar medidas que de algún modo conduzcan a lograr su
aniquilación en sintonía con otras medidas que habrían de tomarse desde el
Reich.
9. La Conferencia de Wannsee
El 20 de enero de 1.942, se celebró la Conferencia de Wannsee. Convocada
por Heydrich, reunió a varios altos funcionarios de los ministerios con
responsabilidad en el asunto judío, y a representantes de las SS y del
Partido Nazi, implicados también en el mismo. El objetivo era establecer una
directriz clara en cuanto a quién tenía que asumir el control sobre la
cuestión judía en todos los territorios ocupados. En una de sus alocuciones,
Heydrich remitió a un encargo de Göring de julio de 1.941, por el que le
encomendaba a él y a las SS y, por tanto, haciendo de Himmler el responsable
superior tomar las medidas necesarias para la solución final de la cuestión
judía en Europa, solución que habría de ponerse en práctica tras la
deportación al este de los judíos. Durante las reuniones, fueron continuas
las referencias al exterminio por medio del trabajo y, según algún
testimonio posterior, se hizo referencia también al asesinato con camionetas
de gas. Con todo, en las actas finales de la conferencia se utiliza un
plural impreciso, varios tipos posibles de solución, para aludir a la futura
forma de resolver el asunto judío.
La primera consecuencia de lo hablado en Wannsee fue la reestructuración
de todos los campos de concentración existentes: desde febrero de 1.942,
se convirtieron, de forma sistemática, en una fuente primordial de mano de
obra para las industrias de guerra alemanas. Sin embargo, gestionados por
las SS, el aumento de la aportación de los prisioneros se hizo por la vía
de la violencia y el terror: con el objetivo siempre en mente de la
reorganización racial del continente, el exterminio por el trabajo implicó
que solo la productividad del trabajador podría salvar a este,
eventualmente, de la muerte. En este sentido, aquellos que no eran aptos
para el trabajo, fueron asesinados por millones. En esta línea, el 14 de febrero Hitler le diría a Goebbels que estaba
decidido a limpiar Europa de judíos sin remordimientos y que era necesario
acelerar el proceso con una frialdad implacable para prestar un gran
servicio a una raza humana a la que la judería ha estado atormentando
durante milenios. Poco más de un mes después, el mismo Goebbels aludía en
su diario al proceso por el cual los guetos del Gobierno General estaban
siendo liberados de judíos, para dejar sitio a los expulsados del Reich;
insistía en que el contexto era el de una lucha a vida o muerte entre la
raza aria y el bacilo judío, e indicaba la singularidad del nazismo por su
capacidad para emprender una solución final de la cuestión, una solución
radical de la que Hitler era su pionero y portavoz persistente.
Durante esos primeros meses de 1.942, quien estuvo supervisando las
matanzas de judíos fue Himmler, que se reunía con frecuencia con Hitler de
forma confidencial, y del que decía haber recibido directamente el
encargo. Estuvo en Cracovia a mediados de marzo, cuando el uso de gas
venenoso ya se había empezado a utilizar para asesinar judíos. En abril,
ordenó en Varsovia el asesinato de los judíos de Europa occidental que
habían llegado para entrar en el gueto de Lódz. En julio, apremió en el
este el programa de matanzas. Mientras, intentaba acelerar el exterminio
de los judíos que quedaban en el Gobierno General, que esperaba concluir a
finales de año, y el de los judíos de Ucrania, que había comenzado en
mayo. La Conferencia de Wannsee supuso también que Adolf Eichmann, desde la
Oficina Central de Seguridad del Reich, reiniciase en marzo los
transportes en tren para deportar a los judíos que quedaban en Alemania,
el Protectorado y la antigua Austria, hacia los guetos de Europa oriental.
Esta decisión, junto con la situación ya insoportable para ellos, indujo
al suicidio a numerosos judíos. Igualmente, el programa de deportaciones
se amplió a otros lugares de Europa: Países Bajos, Bélgica y Francia,
entre ellos.
Mapa que muestra la ubicación de todos los campos de exterminio, la mayoría de los campos de concentración, campos de trabajo, prisiones, guetos, las principales rutas de deportación y los lugares de masacres.
10. Los campos de exterminio
El Holocausto está directamente asociado en la mentalidad popular a los
llamados campos de exterminio. Aunque no todos los judíos que murieron a
causa de las políticas nazis lo hicieron en estos campos, lo cierto es que
en ellos se pusieron en práctica de forma concentrada todos los sistemas y
métodos especialmente, el uso de cámaras de gas que configuran la violencia
extrema contra los judíos que desplegó el nazismo.
11. Los primeros campos: la operación Reinhard
Unas semanas antes de que se celebrase la Conferencia de Wannsee, Himmler
había encargado a Odilo Globocnik, jefe de la policía y las SS en Lublin,
que organizara el exterminio de los judíos del Gobierno General. Con el
nombre de «operación Reinhard», el objetivo del plan era liberar espacio
en los guetos para dejar sitio a los judíos deportados del oeste.
Globocnik se rodeó para ello de varios de los participantes en la
operación T-4, que quedaron empleados en los tres campos que se crearían
dentro de la operación; se trataba de oficiales y suboficiales de las SS,
ayudados por un personal básico compuesto de auxiliares ucranianos
reclutados en campos para prisioneros de guerra. Los campos se situaron al oeste del río Bug, con buenas conexiones por
ferrocarril con otras zonas de Polonia y con los principales guetos. El
primer campo, el de Belzec, se empezó a construir el 1 de noviembre de
1.941, a partir de las instalaciones de un campo de trabajo. Su comandante
era Christian Wirth, al que prestó ayuda uno de los especialistas en
eutanasia. Contaba con cámaras de gas fabricadas con madera, aunque
herméticamente cerradas; el gas se bombeaba al interior desde unos
vehículos, y no haciendo uso de botes de monóxido de carbono puro, como se
había hecho en el plan de eutanasia, debido a la dificultad de hacerse con
grandes cantidades de ellos. El campo empezó a funcionar en febrero de
1.942. Se probó primero el gaseamiento de grupos pequeños de judíos,
incluidos los que habían ayudado a construir el campo. A partir del 17 de
marzo, se empezó el gaseamiento de los judíos deportados. En un mes, se
asesinó a 75.000 judíos, 30.000 de los cuales provenían del gueto de
Lublin que contaba con 37.000 habitantes, siendo los demás de otras zonas
del Gobierno General.
La disposición de algunos elementos del campo buscaba no levantar sospechas
entre los judíos: se les decía que era un centro de tránsito, que iban a ser
desinfectados antes de recibir ropa limpia y que sus objetos de valor les
serían devueltos. Las cámaras de gas parecían habitaciones con duchas.
Entre junio y julio, se sustituyeron las cámara de madera por una
construcción de hormigón con capacidad para seis cámaras de gas, que
podían albergar al mismo tiempo a un total de 2.000 personas. Hasta
600.000 judíos, tanto de la Polonia ocupada como de otros lugares de
Centroeuropa, fueron allí asesinados antes de finales de año. El segundo campo de exterminio que formaba parte de la operación Reinhard
se empezó a construir en marzo de 1.942 cerca de Sobibor, también sobre la
base de un campo de trabajo, en este caso para mujeres judías. En mayo se
finalizó: contaba con las áreas administrativas y de recepción al lado del
correspondiente ramal ferroviario, y sus cámaras de gas con capacidad para
100 personas cada una de ellas estaban en un edificio de ladrillo fuera de
la vista de quienes llegaban al apeadero, a unos 150 metros de distancia a
través de una vereda conocida como el tubo. El gas se tomaba desde un
motor y detrás del edificio había fosas para los cadáveres, a las que se
podía acceder también por vía férrea, dado que muchos de los que llegaban
en tren lo hacían ya muertos. En sus tres primeros meses de
funcionamiento, murieron en el campo hasta 100.000 judíos, de Lublin,
Austria, Bohemia y Moravia, y del Antiguo Reich. Durante el calor del verano, los cuerpos sepultados empezaron a generar
problemas de salubridad. Se tomó entonces la decisión de incinerarlos,
haciendo para uso de un grupo especial de judíos, el llamado
Sonderkommando, que fue asesinado después. A principios de 1.943, Himmler visitó el campo y pudo observar un
gaseamiento; posteriormente, concedería ascensos a varios oficiales de las
SS y la policía y a otros responsables del campo. Respecto del cierre del
campo, ordenó la eliminación de todas las huellas y su transformación en
almacén de la munición capturada al ejército soviético. Durante este
proceso, en octubre de 1.943, hubo una rebelión de los trabajadores judíos
que terminó con la fuga de varios de ellos, que contactaron con grupos de
partisanos. El desmantelamiento final del campo se produjo en diciembre.
Casi 2.500.00 judíos murieron en Sobibor. El tercer campo estuvo en Treblinka. Construido al lado de una vieja
cantera, sus orígenes estaban en un campo de trabajo abierto en la
primavera de 1.941, con el objeto de conseguir materiales para las
fortificaciones de la frontera germano-soviética de Polonia. Un año
después, en junio de 1.942, se empezó a reconvertir en campo de exterminio
por parte de las SS, siguiendo las indicaciones del constructor de
Sobibor, Richard Thomalla. Contó con tres cámaras de gas, que estaban
situadas en una edificación oculta en la zona más elevada del campo, a la
que se llegaba desde una estación por una vereda, llamada por las SS el
camino hacia el cielo. Los gases provenían de motores diésel. En la parte
de atrás, había un grupo de zanjas para sepultar los cadáveres.
Los gaseamientos se iniciaron el 23 de julio. Una media de 5.000 judíos
llegaron al día a Treblinka durante las primeras semanas; sin embargo, desde
agosto el número aumentó considerablemente, de forma que a finales de mes ya
habían sido gaseados un total de 312.000 judíos. Por otro lado, miles de
judíos murieron durante los transportes en tren, sin ventilación, sin agua y
sin servicios sanitarios, y con un tiempo caluroso. Además, y según el
testimonio de un superviviente, Oskar Berger, que llegó al campo el 22 de
agosto,
los soldados de las SS, los alemanes y los ucranianos se situaban en los techos de los barracones y disparaban contra la multitud indiscriminadamente. Hombres, mujeres y niños caían sangrando. El aire se llenaba de gritos y llanto.
En los casos de grandes cantidades de judíos llegados, muchos eran
fusilados en la zona de recepción; en ocasiones, los trenes debían esperar
llenos durante días, hasta que los judíos podían ser llevados a las
cámaras de gas, que o bien no daban a basto, o bien se habían estropeado.
En el mismo sentido, la excavación de zanjas no podía seguir el ritmo de
los asesinatos, y los cuerpos quedaban habitualmente sin
enterrar.
Ese mismo mes de agosto, se nombró a Christian Wirth inspector general de
los tres campos para que se encargase de racionalizar las operaciones de
matanza. Wirth entregó, a su vez, a Franz Stangl, comandante ya en
Sobibor, el mando de Treblinka en septiembre. La apariencia externa del
campo mejoró, pero las escenas de sadismo y crueldad
continuaron. Datos: Yad Vashem. La incineraciones de cuerpos comenzaron en diciembre, en Chelmno y
Belzec, y en abril de 1.943, en Treblinka. A finales de julio, con la
orden de Himmler de cerrar los campos dado que la inmensa mayoría de los
judíos de los guetos habían sido asesinados, ya se habían desenterrado e
incinerado unos 700.000 cuerpos sepultados en fosas comunes. Los cálculos modernos cifran el número de asesinados en los tres campos
de la operación Reinhard en 1.700.000.
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