1. Montuerto
Enclave dulce, que baña pies en el Curueño y perfuma callejas por las
laderas que dan al monte, el pueblo de Montuerto es equilibrio de montaña
y vega, historia y geografía, tradición y piedad. Este ramaje heterogéneo
de piedras y árboles, aguas y ruinas, puede abarcarse en su conjunto, si
el viajero accede a Montuerto una mañana de mediados de mayo, cuando los
vecinos parten de la iglesia, para ascender la milenaria Calzada romana,
que sube entre guijarros y rosales silvestres.