1. Torre de babia
Alejada de las principales vías de comunicación, Torre mantiene como
pocos, la esencia de los pueblos babianos. Las primeras evidencias de
poblamiento se remontan a la Edad del Bronce, periodo amplio que abarca
desde el 1.800 al 800 a. C. De ese momento se han datado dos hoces de
bronce halladas en la zona. Resulta muy curioso que un molde, muy similar
al utilizado para fundir estas piezas, fuera hallado en un castro situado
en Santiago de la Valduerna, cerca de La Bañeza, lo que podría reflejar
las importantes relaciones que han existido entre la montaña y el
llano desde tiempo inmemorial. Durante toda la Edad Media, pudo jugar un
papel estratégico, albergando una torre fortificada de la que aún se
conservan parte de sus muros y que debió servir como punto de control del
tránsito de personas y mercancías entre las vertientes leonesa y asturiana
de la Cordillera Cantábrica. Pero Torre continuó siendo un lugar de
interés, como lo atestigua que varios miembros de la familia Quiñones,
señores de estos valles durante centurias, eligieron su iglesia como lugar
para su reposo eterno.