Fuente de Neptuno
1.Ciudad de León
La ciudad de León, a mediados del Siglo XVIII, no era el
reflejo de una urbe con un progresivo crecimiento monumental o una visible
intervención urbanística en sus calles o plazas. El aspecto que presentaba
era muy similar al de cien o doscientos años atrás en el tiempo, pues la
urbe leonesa en esa época se materializaba básicamente en un perímetro
amurallado romano y medieval. Habrá que esperar a finales del Siglo XIX,
para empezar a contemplar alguna transformación en sus calles y trazado
urbano, sobre todo con la puesta en marcha del plan urbanístico del
ensanche, cuya ejecución trajo consigo la prolongación de las calles más
allá del río Bernesga, Esta presentación de escaso progreso urbanístico y
arquitectónico que se respiraba en la ciudad leonesa, se vislumbraba en
otras poblaciones españolas, incluso la capital, hasta bien avanzado el
Siglo XVIII, no había experimentado evolución y mejora urbanística. Cuando
Carlos III, accede a la corona española, se encuentra con un Madrid que
denotaba un aspecto descuidado y carente de los elementos urbanísticos más
esenciales. La ausencia de monumentos, plazas, fuentes y calles no soló
afectaba a lo estético sino a lo práctico.
La intervención de Carlos III en el aspecto de la ciudad, fue esencial
para la apariencia que presenta la capital en la actualidad. El monarca,
tomando como referencia la tendencia del neoclasicismo francés, mandó
ejecutar obras de la magnitud del Museo del Prado, el Real Jardín Botánico
o la Puerta de Alcalá. Carlos III mostró especial preocupación por la
cuestión de las fuentes publicas en la Capital española, ejemplo de ello
fueron la fuente de la Cibeles, la fuente de Neptuno o la fuente de
Apolo.
fuente de Cibeles
Los motivos mitológicos fueron un recurrente en la época de los ilustrados,
algo lógico si tenemos en cuenta que el neoclasicismo suponía un retorno a
los valores, temas y motivos de la antigüedad clásica.
Fuente de Apolo
2. Las Fuentes Públicas en la Ciudad de León
La influencia de la política de obras públicas del Monarca Carlos III,
fue evidente en otras ciudades españolas. El ornato y abastecimiento de
aguas a la ciudad a través de fuentes modestas o monumentales, en este
periodo dejó varias representaciones en la ciudad leonesa, un ejemplo de
ello es la fuente de Neptuno, cuya ubicación actual se encuentra en el
Jardín de San Francisco.
Indicé |
En el año 1.789, ya constaba la construcción de la fuente de Neptuno, la
de San Isidoro y la de Puerta Castillo. De esta época data la construcción
de la gran parte de las fuentes de la ciudad. Su función no solo era
estética, de ornato y decoración pública, sino de servicio y suministro de
agua a los leoneses. Por tanto, la intencionalidad de ajardinar y
embellecer la ciudad con fuentes se manifestó en la ciudad de León, con
algunas representaciones que fueron más allá del engalanamiento urbano,
pues los asuntos de salud pública en el consumo de aguas saludables fueron
prioritarios. A pesar de esta nueva fábrica en la fontanería y conducción
de aguas en puntos estratégicos de la ciudad, los orígenes del
abastecimiento de aguas a la ciudad de León, se podían situar desde la
época de los romana. El hallazgo arqueológico de un acueducto, obra del
campamento de la Legio VII Gémina, ubicado a varios km al noroeste del
asentamiento, denota la intención de los romanos acerca de la traída y
abastecimiento de aguas. No es la Edad Media época de construcciones de
este tipo, pues escasamente conocemos la existencia de una fuente en la
plaza de la catedral. Parece ser que el abastecimiento se producía a
través de la extracción de aguas potables de pozos artesianos y con el uso
de diversas presas dispuestas por la urbe leonesa. La Junta de fuentes ya
reclamaba desde el año 1.773, que se comenzase a efectuar el proyecto del
plan para la traída de aguas a las fuentes y plazas de la ciudad de
León.
3. La Junta de Fuentes en la Ciudad de León
Desde el año 1.773, se pone en marcha la creación de una Junta en donde
se adopten acuerdos relativos a la construcción de la cañería y conducción
de aguas a la ciudad de León. La Junta de Fuentes se constituía
básicamente según lo estipulado por el cabildo de la Santa Iglesia y el
ayuntamiento de la ciudad. Estaba estructurada con los siguientes
miembros, el corregidor de la ciudad, dos canónigos nombrados por el
cabildo y dos regidores por la ciudad, finalmente quedaba integrada por la
figura del procurador personero quien había de velar por el bien público y
proponer todo aquello que considere conveniente con relación a la obra de
cañería y fuentes de la ciudad. Ninguno de los comisionados recibía
gratificaciones por pertenecer a esta Junta ya que el trabajo que presten
todos deberán hacerlo sin interés y solo por amor del bien público.
El corregidor era el encargado de convocar las reuniones por mediación
del fontanero o de un ministro portero de la ciudad en la casa del
corregidor. Respecto a la adopción de acuerdos, aunque todos los
comisionados tenían voz y voto, excepto el personero, era el voto del
corregidor el que se alzaba como decisivo. Los miembros en la celebración
de las reuniones, se sentaban siguiendo un escrito orden protocolario con
relación a la antigüedad y al cargo, y cada año se alternaban para evitar
disputas. La gestión o administración de los fondos de la Junta era
ejecutada por uno de los miembros con voto, que había de vigilar el estado
de las cañerías y de las fuentes. Si el gasto en la reparación de fuentes
no excedía de 300 reales, tenía autonomía para administrar sin
consentimiento del resto de los componentes de la Junta. Además, a
principios de año debía presentar la relación de cuentas y gastos del
ejercicio anterior. Un cargo fundamental para llevar a cabo el trabajo de
la conducción de aguas y construcción de fuentes en la ciudad de León, fue
el de oficial fontanero. Este tenía como función la vigilancia y cuidado
de las fuentes y cañerías. Realizaba alrededor de dos visitas diarias
revisando toda la infraestructura de conducción de aguas a la ciudad.
Estaba encargado de advertir al administrador de la Junta de los posibles
desperfectos que sugieran. En cuanto a los asuntos de limpieza, informaba
al corregidor del estado en el que se encontraban los pilones o fuentes,
debía evitarse lavar en los pilones públicos, el agua de estos debía
mantenerse limpia para que bebiese el ganado, y había que poner especial
cuidado en la higiene y limpieza los días antes de las ferias. Todas las
obras de fuentes o cañerías tanto de nueva creación como de reparación
eran dirigidas por el oficial fontanero, sin embargo, la Junta de fuentes
podía nombrar a orto facultativo para esta labor si así lo consideraba
oportuno. Otro de sus cometidos era la custodia y responsabilidad de las
herramientas que estaban inventariadas y se guardaban en la caseta del
campo. El oficial fontanero recibía un jornal de seis reales
diarios.
4. La Conducción de Aguas a la Ciudad de León en el siglo XVIII
En el año 1.773, ya se manifestaba desde la Junta de Fuentes la falta de
aguas puras que llegaban a la ciudad de León. La causa de la insalubridad
se producía porque los conductos circulaban por niveles muy inferiores a
lo largo de la vega, sin embargo, las aguas en su origen eran muy
saludables. Para resolver esta cuestión, se propuso conducir las aguas por
lugares más elevados, pues tanto médicos como cirujanos de la ciudad
habían manifestado que este echo comportaría un beneficio de salud
pública. El nueve de septiembre de 1.773, se presentaban dos cartas en la
Junta de fuentes, una por el Sr. Coronel Villafañe y otra por D, Manuel
Quevedo había tratado con D. Andrés Rodríguez, fontanero de Carlos III, y
habían negociado que vendría a León a ejecutar el proyecto de plan y
condiciones de la traída de aguas a la ciudad y sus plazas. El 22 de
noviembre de 1.773, ya constaba la presencia de D. Andrés Rodríguez en la
ciudad, quien recibió 6.000 reales más los costos de manutención, posada y
regreso.
Desde mayo de 1.777, ya se comenzó a investigar sobre quién podía llevar
a efecto la realización del proyecto de fuentes diseñado por Andrés
Rodríguez. En junio de 1.778, llegó a la ciudad leonesa Fray Manuel de San
Francisco de la Orden de San Agustín, conventual en Nava del Rey, y
enseguida dio comienzo la obra. Los Señores comisionados de la Junta de
Fuentes aconsejaron al Padre Maestro agustino acerca de la canalización de
la altura de las aguas para que las fuentes que se han de fabricar
saliesen con mayor fuerza y valentía para su hermosura. La Junta de
Fuentes pidió licencia al cabildo catedralicio para recoger las aguas que
conducían a los caños de la Plaza de Regla. El permiso se concedió, y se
aseguró al cabildo que no había perjuicio en el beneficio de la llegada
del agua a las casa de los Canónigos. El recogimiento, conducción y
distribución de las aguas potables se planificaba distribuyendo las
fuentes en los parajes más oportunos, y la principal en la Plaza de la
Catedral. La obra de fuentes y conducción de aguas parecía avanzar según
lo previsto aunque sufrió algunas interrupciones. En algunas ocasiones
fueron los factores climatológicos los que hicieron detener las obras, en
otros casos el Padre Maestro había solicitado permiso a la Junta de
Fuentes para reconocer una obra de conducción de aguas en la ciudad de
Toro. A pesar de estos obstáculos las obras parecían avanzar
progresivamente. En mayo de 1.778, llegó de nuevo D. Andrés Rodríguez,
fontanero de la ciudad, para reconocer los manantiales, pavimento y sitio
que iban a ocupar las fuentes. De esta situación elaboró traza y proyecto,
entregándoselo al Padre Agustino. Uno de los asuntos que parecía
prioritario, en la primavera de 1.778, era el de la construcción del Arca
o Depósito General de aguas de Puerta Castillo. La obra del Padre Agustino
Fray Manuel de San Francisco, estuvo sujeta a inspección y censura por el
técnico Ventura Rodríguez, quien detectó algunos errores que provocaron el
desagrado y disconformidad de algunos miembros de la Junta de Fuentes con
el religioso. Pero sin lugar a dudas, el asunto que desató mayor
descontento fue el anuncio de su retirada antes de que la obra hubiese
finalizado. El Padre Agustino reclamaba por su trabajo un total de 44
reales diarios por 16 meses de estancia en la ciudad leonesa. Después de
la retirada de Fray Manuel, se ocupó de la finalización de la ejecución de
las obras de las fuentes, Gaspar Pérez, quien ya había realizado alguna
reparación en el asunto de conducción de aguas.
5. Fuentes del Siglo XVIII - Fuente de Puerta Castillo
También llamada Arca Principal. Se construye en el año 1.785. Estaba
adosada a un depósito de aguas y rematada con una lápida de piedra cuya
inscripción alude al agua como elemento de salud pública. Desaparece en
los años 70, con la apertura del pasaje de peatones. Actualmente a unos
metros del lugar original, existe un pequeño caño que suministra agua a
muchos leoneses.
6. Caño Badillo
Situado en las proximidades de la única Puerta conservada de la cerca
medieval que se mantiene en pie, es obra de principios del Siglo XVIII.
Aparenta un aspecto humilde, carente de ornamentación y una única salida
de agua. Se sitúa en el tramo oriental de la muralla, su construcción data
del año 1.788.
7. Fuente del Mercado
Ubicada en el centro de la empedrada Plaza de Santa María del Camino,
también llamada Plaza del Grano, ha sido testigo durante siglos del
mercado del pan y del grano. Más recientemente, contempla la llegada de
peregrinos al albergue del Convento de las Carbajalas a su paso por el
Camino de Santiago. La fuente se termina de construir en el año 1.789.
Destacan dos niños agarrados a una columna que alegorizan la ciudad de
León, enclavada entre los ríos Bernesga y Torío, simbolizado por niños. La
escultura es creación artística de Félix Cusac y la obra de la fuente
es de Isidro Cruela.
Fuente del Mercado
8. Fuente de San Martín
La fuente que actualmente podemos observar se renovó en el año 1.781,
durante el reinado de Carlos IV. Así lo confirma la inscripción que
aparece en la misma. El proyecto de obra es del arquitecto leones José
Fernando Sánchez Pertejo. Está vinculada al entorno del Barrio Húmedo, con
la iglesia de San Martín y la Plaza Mayor, cuya construcción finaliza en
el año 1.674.
9. Fuente de San Marcelo
Reinando Carlos III, año de MDCCLXXXVII. El común de los vecinos por la
salud pública y adorno de la ciudad, es lo que muestra una de las
inscripciones que se adosan a la fuente de San Marcelo. Esta construcción
de aspecto sobrio, es obra de José Velasco, y ha sido desplazada de lugar
dentro de la misma Plaza de San Marcelo por razones urbanísticas. El
Palacio de los Guzmanes, el edificio Botines, la Casa Consistorial y la
Iglesia de San Marcelo arropan a la fuente en la Plaza de las Palomas,
convirtiendo este lugar en uno de los más bellos rincones leoneses.
10. Fuente de San Isidoro
Mirando a la Basílica de San Isidoro, se sitúa la fuente en la parte
izquierda de la Plaza. Se erige en el año 1.787, siendo obra de Isidro
Cruela. Como elementos escultóricos más representativos se identifica un
león que sujeta una cartela que alude a una inscripción de la Legio VII.
La escultura original fue creación de Mariano Salvatierra aunque la que
contemplamos es una reproducción de Andrés Seoane.
11. Fuente de Neptuno
La fuente de Neptuno aparece en el año 1.789, en la Plaza de la Catedral
como primera ubicación. El proyecto de obra es del arquitecto Isidoro
Cruela y la ejecución del mismo se lleva a efecto por Félix Cusac y José
Velasco. Probablemente, se trata de la fuente histórica más monumental de
la ciudad. Representa al Dios Neptuno. En el año 1.913, se aprueba
definitivamente el desmonte de la fuente, argumentando que impedía
contemplar la belleza de la Catedral. El proceso de desmonte sale a
concurso y en su pliego de condiciones se requería que el contratista lo
realizase desmontando por piezas enteras, en el plazo de treinta días y
cuyo precio de obra se alzaba en 1.250 pesetas, En el año 1.931, es
trasladada a la Plaza Mayor, cuyo presupuesto de instalación alcanzaba la
cantidad de 3.167 pesetas. Permanece hasta el año 1.943, y finalmente es
montada en el Jardín de San Francisco, donde se puede visitar en la
actualidad.
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