Medina de Rioseco, municipio y ciudad, en la provincia de
Valladolid, posee los títulos honoríficos de Muy Noble y Muy
Leal, así como el de Ciudad. Conocida también por los sobrenombres de la
Ciudad de los Almirantes y la Vieja India Chica. Localidad situada en el
Camino de Santiago de Madrid o Ruta Jacobea Madrileña, comienza en la
ciudad que le da nombre y en sentido noroccidental, conduce a los
peregrinos hacia Sahagún, donde se juntan con los que se dirigen a
Santiago por el Camino Francés. Su escudo es cuartelado, con dos castillos en oro sobre fondo de gules y
dos caballos en su color asomados a unas almenas, sobre fondo de plata,
rodeado de una guirnalda de hojas de laurel. No tiene corona. Fue concedido
por el rey Juan I de Castilla.
2. Historia
Los vestigios más antiguos de Medina de Rioseco, corresponden a la Edad del
Hierro y la época celtibérica. Algunos autores antiguos identificaban esta
zona como Forum Egurrorum o plaza de los mercados, de época visigótica,
teoría que se ha demostrado errónea. De esta época son los documentos que se
refieren a la Tierra de Campos, como Campos Góticos o Campii Gotorum. A
mediados del siglo IX, y durante todo el siglo X, esta zona es un territorio
de colonización del reino astur-leonés, al que también acuden mozárabes
andalusíes. Es quizás de este momento el topónimo de la población, Medina
del árabe = la ciudad.
Indicé |
3. Reconquista
La confluencia de los límites fronterizos entre el Reino de León y el
Condado de Castilla, sitúa en este espacio los conflictos bélicos entre los
dos reinos. Alfonso X el Sabio, en el año 1.258, fijó los límites
definitivos con Valladolid, quedando para Medina los Montes de Torozos.
Durante la Edad Media, estaba integrada en la Merindad del Infantazgo de
Valladolid, en castellano antiguo citada como, Meryndat del
Infantadgo de Ualladolid, una división administrativa de la
Corona de Castilla, cuya descripción figura en el libro Becerro de las
Behetrías de Castilla, redactado por las Cortes de Valladolid de 1.351,
cuando el estamento de los hidalgos solicitó al rey Pedro I la desaparición
de las behetrías mediante su conversión en tierras solariegas.
4. Almirantes de Castilla
Alfonso Enríquez, recibió en mayo de 1.405, del rey Enrique III de Castilla
el título de almirante de Castilla, tras la muerte de Diego Hurtado de
Mendoza, que había sido su anterior titular. Y en el año 1.423, Juan II
de Castilla le otorga el señorío de Medina de Rioseco. Su tradicional
vocación comercial desde los tiempos medievales va adquiriendo carácter
oficial con el paso del tiempo. Ejerciendo el señorío D. Fadrique Enríquez,
segundo almirante, Juan II le concedió en el año 1.423, el privilegio
de realizar una feria anual de 20 días tras el primer domingo de Pascua. En
el año 1.427, el mismo monarca concedió una segunda feria más, con la
misma duración, al comienzo de la Cuaresma. Bajo el señorío de Alfonso II
Enríquez, tercer almirante de Castilla, Enrique IV de Castilla, confirmó a
la villa la segunda feria anual y en el año 1.465, Enrique IV le
otorgaba un jueves semanal franco de impuestos. Este reconocimiento se lo
repitieron monarcas posteriores, como los Reyes Católicos, Juana I de
Castilla, Carlos I o Felipe II.
Don Fadrique II, Enríquez de Cabrera, cuarto almirante, inició la
construcción del palacio de los almirantes y de la iglesia de San Francisco,
fundó el convento de Santa Clara y durante su señorío se construyó la
iglesia de Santa María de Mediavilla.
5. Siglo XVI
El auge que la economía de Medina de Rioseco iba alcanzando llegó a su
máximo apogeo durante el siglo XVI. Se construyen los cuatro mayores templos
riosecanos, salen hacia América numerosos habitantes que dejan cuantiosos
donativos y herencias a la ciudad y sus parroquias. Asimismo el municipio se
convierte en el centro de distribución mundial de la plata llegada desde las
Indias, a través del puerto de Sevilla y pasa a ser sede de las ferias más
importantes del reino, tras las de Medina del Campo. Es el momento en que
nacen las cofradías penitenciales, que elevan sus capillas, hospitales,
corrales de comedias y comienzan sus procesiones de penitencia y
pasión.
6. Guerra de las Comunidades
Fue sitiada por las tropas de don Pedro Girón y sede de los regentes del
reino, don Fadrique Enríquez, Adriano de Utrech e Íñigo de Velasco, que
tuvieron que refugiarse en su castillo, aunque no hay referencias históricas
fehacientes de la existencia de tal castillo. Cuentan las leyendas que la
situación se resolvió por la vía del entendimiento gracias a la mediación de
la condesa de Módica, esposa del almirante don Fadrique II. Por haber
apoyado la causa realista, el emperador Carlos V, concedió interesantes
privilegios al municipio y el título de Duque de Medina de Rioseco, con
Grandeza de España, al hermano de don Fadrique II, Fernando Enríquez,
heredero del título de Almirante de Castilla. Le sucedió don Luis Enríquez,
sexto almirante y a este don Luis II Enríquez.
7. Guerra de Sucesión
Durante el señorío de Juan Alfonso Enríquez de Cabrera, noveno almirante,
Felipe IV concedió a Rioseco el título de ciudad en el año 1.632. Don
Juan Gaspar Enríquez de Cabrera fue el décimo almirante y Juan Tomás
Enríquez de Cabrera fue el undécimo y último. A la muerte de Carlos II,
durante la Guerra de Sucesión se declaró en contra de Felipe V, el cual
suprimió el Almirantazgo y en el año 1.725, en que habiendo muerto
éste, los títulos confiscados, bienes y herencia de los Enríquez de Cabrera,
pasaron a su sobrino Pascual Enríquez de Cabrera, excepto el de almirante.
Falleció en el año 1.739, y se mantuvo en la familia únicamente la
sucesión ducal, hasta el año 1.797, en que, muerto el poseedor, revirtió a
la Corona. Posteriormente el ducado de pasó a los Osuna.
8. Siglo XVIII
Es un momento de apogeo económico, por las novedades introducidas en las
explotaciones agrícolas por los ilustrados. En Medina de Rioseco, se funda
una Sociedad Económica de Amigos del País y se construye un cuartel de
caballería, junto al Arco de Ajújar, a expensas de la ciudad. Se realizan
plantaciones de árboles y comienza la construcción y mejora de caminos y
fuentes.
9. Siglo XIX
A comienzos del siglo XIX, se escribieron en Medina de Rioseco las páginas
de unos hechos que habían de tener gran repercusión sobre la suerte que
correría el resto de España durante la guerra de la Independencia, la
batalla del Moclín. Un poderoso ejército francés dirigido por el mariscal
Jean-Baptiste Bessières, se enfrentó en las inmediaciones de Medina de
Rioseco, el 14 de julio de 1.808, a los ejércitos españoles de Castilla y de
Galicia, dirigidos por los generales Cuesta y Blake. La batalla de Rioseco,
fue la primera de importancia en la Guerra de la Independencia, concluyó con
una terrible derrota para las tropas españolas y supuso la llave que abrió
la puerta al trono español a José Bonaparte. En palabras del propio
emperador Napoleón, la batalla de Rioseco es la segunda batalla de Villaviciosa, ha puesto en
el trono de España a mi hermano José.
El triunfo del mariscal Bessières le valió para que el emperador Bonaparte
le concediera la condecoración del Toisón de Oro. En el siglo XVIII, se
había construido el Canal de Castilla, uno de cuyos ramales, el llamado
Canal de Campos llegó hasta la ciudad de Medina de Rioseco en el año 1.849.
Como consecuencia, se instalaron gran cantidad de fábricas de harina,
molinos de papel, y fundiciones siderúrgicas. A la actividad generada por su
construcción hay que añadir los beneficios que reportó como sistema de
transporte y regadío y que se convertían en la principal fuente de ingresos,
desplazando a la tradicional actividad comercial. El desarrollo del
ferrocarril, vendría a sustituir el uso del canal. El que pasaba por Medina
de Rioseco, era el popularmente conocido como Tren Burra, debido a la escasa
velocidad de desplazamiento. La compañía que explotaba estas líneas, que
unían Valladolid con Palanquinos y con Villada, era la Compañía de
Ferrocarriles Secundarios de Castilla, fusión de otras como la Compañía del Ferrocarril
Económico de Valladolid a Medina de Rioseco. Como curiosidad hay que decir
que su inauguración fue adelantada en unos meses, por el anuncio de la
actuación del torero Frascuelo en las ferias septembrinas de Rioseco.
10. Siglo XX
Sede de revueltas sociales continuas, "Motín del Pan", Revolución del
34.
11. Arquitectura religiosa
Sus importantes monumentos y colecciones de arte sorprenden al viajero que
llega a esta ciudad de Tierra de Campos. Famosas son sus iglesias de porte
catedralicio.
12. Iglesia de Santa María de Mediavilla
Situada en el centro de la ciudad, es la principal de las iglesias y se
sitúa en la cota más alta de la localidad. Su construcción comenzó a finales
del siglo XV, sustituyendo a otro edificio anterior, cuyos restos se
conservan en la Capilla de los Palacios. Su estilo es Gótico tardío, con
añadidos renacentistas y barrocos, como la torre, reconstruida en el año
1.700, al venirse abajo la anterior. En su interior se conservan las firmas
de los constructores que tomaron parte en la misma.
En el interior del templo, destacan la Capilla de los Benavente, derroche
de exuberancia escultórica. Toda la labor de yesería corresponde a los
hermanos Corral de Villalpando, y posee un complejo diseño iconográfico.
El retablo de la capilla es obra de Juan de Juni, y el diseño la reja, de
Francisco de Villalpando. En el resto de la iglesia, destacan la reja,
obra de Cristóbal de Andino y la sillería barroca, ambas procedentes
del convento de San Francisco. Sobre el cancel de entrada se encuentra una
piel de caimán, donada en el siglo XVIII, desde México, por don Manuel
Milán, riosecano que llegó a ser alcalde de la ciudad de Puebla. Frente a
la entrada principal se encuentra un órgano del siglo XVII y unas
puertas renacentistas, antiguamente colocadas en el lado exterior de la
entrada norte. El retablo mayor del templo es una excepcional pieza
renacentista, obra conjunta de Gaspar Becerra, Juan de Juni y Esteban
Jordán.
13. Iglesia de Santiago Apóstol
Comenzó a construirse al mismo tiempo que finalizaban las obras de Santa
María, en estilo Gótico, pero sus trabajos se alargaron hasta el Barroco,
momento en que se cerraron las bóvedas. Comenzó a alzarse en el
año 1.533, bajo la dirección de Rodrigo Gil de Hontañón, pero
interviniendo posteriormente diversos arquitectos de distintas épocas.
Semejantes cambios en la dirección explica la diversidad de estilos de la
iglesia. Como muestra están las fachadas. La portada sur es plateresca y
guarda gran similitud con el diseño de la fachada del Colegio Mayor de San
Ildefonso de Alcalá de Henares. Es obra de Gil de Hontañón, al igual que
la sacristía. La fachada norte pertenece al gótico tardío, y la principal
es clasicista, de fuerte impronta herreriana. El interior, con su planta
de salón, y tres naves divididas por altísimos pilares, es de estilo
gótico, con numerosos añadidos platerescos y clasicistas. Las bóvedas
fueron realizadas con labores de yeserías policromadas, durante el
Barroco, por Felipe Berrojo. Lo más sorprendente es sin duda el riquísimo
y monumental retablo mayor, diseñado por Joaquín de Churriguera, con
tallas de Tomás de Sierra.
14. Iglesia de Santa Cruz
Sus obras comenzaron a finales del siglo XVI, con un diseño de Rodrigo
Gil de Hontañón, que por falta de presupuesto no llegó a realizarse.
Sustituyó a otro templo anterior, que poseía una torre con un reloj, del
que tan sólo se conserva una de las capillas, de estilo gótico primitivo y
que se encuentra hoy empotrada en una vivienda del lado izquierdo de la
plaza. Sus obras su sucedieron a lo largo del siglo XVII, con numerosos
avatares. Sus trazas son atribuidas a los maestros canteros cántabros Juan
de Nates y Felipe de la Cajiga. La fachada es su elemento más singular,
recrea el diseño del arquitecto italiano Jacopo Vignola, para la iglesia
del Gesù, de Roma, aunque con influjos herrerianos que aportan cierta
severidad. El interior sigue los modelos de las iglesias jesuíticas, con
la nave central más ancha de toda España, y capillas laterales unidas por
pasadizos. El interior se encontraba en siglos pasados ricamente adornado
con retablos barrocos, una lámpara de grandes dimensiones, enterramientos,
etc., convirtiéndose gracias a numerosos riosecanos desplazados a Las
Indias, en la parroquia más rica de la ciudad. A finales de los años
1.960, sufrió un grave incendio y en el año 1.974, su fachada
principal tuvo que ser sujetada con enormes contrafuertes al amenazar con
venirse abajo. Esta dolencia ya la venía sufriendo desde siglos atrás,
cuando tras el Terremoto de Lisboa, tuvo que desmontarse el coro,
construir una nueva tribuna para el órgano y cerrar los arcos de las
primeras capillas laterales. Al poco de reconstruirse esta fachada, labor
durante la cual se eliminó la cruz del remate, la bóveda principal se vino
abajo. Su reconstrucción fue llevada a cabo por los arquitectos José
Ignacio Linazasoro y Salvador Mata Pérez. En el año 1.996, se
restauró el atrio y se eliminaron los antiguos leones de piedra que
marcaban el límite jurisdiccional de la parroquia en épocas anteriores,
colocándose una lápida con una inscripción errónea en latín. Hoy alberga
el Museo de Semana Santa y conserva en su interior varios retablos
procedentes del mismo templo.
15. Iglesia de San Francisco
Iglesia conventual edificada en tiempos del Almirante de Castilla,
Fadrique II Enríquez, como segundo monasterio franciscano de la villa,
tras el de Valdescopezo, como lugar de enterramiento para los miembros de
su familia. Hoy sólo se conserva, de todo el recinto primitivo, la
iglesia, dedicada a la Virgen de la Expectación, apoyada sobre los restos
de la muralla medieval, algunas capillas laterales del claustro, el
basamento del mismo, la Sala Capitular y el Refectorio convertido hoy en
Capilla de la Residencia de Ancianos. Dentro de esta institución pueden
observarse la cocina, transformada en capilla secundaria para la
Residencia, parte de un segundo claustro, un ala de celdas de los monjes
que posee una escalera barroca oculta tras unos servicios y restos de
esculturas en piedra, madera y vidrieras, así como parte del antiguo
mobiliario. Hoy en día la iglesia y los restos del monasterio han sido
convertidos en un museo de arte sacro, el Museo de San Francisco. Aunque
los cuatro templos mayores de Medina de Rioseco comenzaron a edificarse en
intervalos de sólo cincuenta años, la iglesia de San Francisco fue la
primera en construirse y puede considerarse como la más antigua. La
iglesia ofrece al exterior un aspecto sobrio y sencillo, que contrasta con
la magnificencia y ostentación del interior. De estilo gótico, el templo
es de una sola nave con ocho capillas laterales cubiertas con crucería. De
su decoración interior destacan dos retablos platerescos de piedra, las
esculturas de los ángeles, las pinturas de la cúpula y dos tribunas de
yeso.
16. Convento de Santa Clara
Se funda en el año 1.491, bajo la protección del almirante Fadrique
II.
17. Convento de San José
El convento de las Carmelitas es de estilo clasicista y debe su fundación
a una provisión real del 2 de marzo de 1.603.
18. Ermita de Castilviejo
Siguiendo por el camino de Castilviejo se encuentra esta ermita
construida en el siglo XVI, remanso de paz y frescor.
19. San Pedro Mártir
Iglesia del convento de la Orden de los Predicadores, es de estilo
clasicista, construida entre los siglos XVI y XVII, con una sencilla
fachada.
20. Arquitectura militar Castillo
Del antiguo castillo, que se localizaba sobre un cerro, al suroeste de la
población, dominando el cauce del río Sequillo, no queda hoy ningún resto.
Sus piedras fueron usadas para la construcción de algunos edificios
civiles y religiosos de la ciudad.
21. Muralla
La muralla medieval de la ciudad, conservada en algunos tramos, pero
oculta por las viviendas, contaba con un total de ocho puertas, de las que
hoy sólo se conservan tres:
21.1. La Puerta de Zamora, en el camino que conduce a Toro, es una reconstrucción del siglo XVI,
de planta cuadrada. Sobre cuatro arcos de medio punto se levanta un
pequeño cuerpo en forma de torre.
21.2. La Puerta de Ajújar, es la más antigua que se conserva de la muralla original. Si bien fue
construida en el siglo XIII, por sus características responde a una
tipología de arquitectura militar más propia del siglo XIV.
Puerta de Ajújar
21.3. La Puerta de San Sebastián, que no formaba parte de la muralla medieval, es una obra del siglo XVI.
Por los problemas de estrechez que se generaban en la Puerta de San
Miguel, que impedía el creciente tráfico de mercancías en la zona, se
mandó derribar esta última y construir la nueva puerta de San Sebastián en
un lugar más alejado del centro de la ciudad.
22. Arquitectura civil
La ciudad aún conserva un interesante conjunto de viviendas construidas
siguiendo las normas de la arquitectura popular de Tierra de Campos. La
mayoría construidas a base de ladrillos de adobe, que cierran los huecos
del entramado de vigas de madera. Con pisos volados sobre canecillos
mudéjares lobulados o aquillados, propios de las viviendas de los siglos
XV, XVI y XVII. Algunas residencias de familias más pudientes y los
edificios civiles, presentan fachadas de ladrillo y piedra sillar, y las
menos lucen blasones en sus fachadas. Destacan las viviendas de la familia
Núñez de Monroy, en la calle Misericordia, la de los Pizarro, en la Rúa,
la de los Solórzanos en el Corro de San Miguel o la del obispo De Caso, en
la Calle de Los Lienzos.
Muchas de ellas poseen soportales, destinados a albergar las mercancías
de los mercaderes que acudían a sus famosas ferias. Los conjuntos mejor
conservados se sitúan en la Calle Mayor, también conocida como La Rúa, la
Calle de La Sal y la Calle de Los Lienzos.
Lamentablemente, el conjunto ha entrado en los últimos 30 años en un
grave proceso de desaparición y de sustitución por viviendas y
construcciones contemporáneas.
23. Otros edificios civiles son
La antigua alhóndiga municipal, conocida como El Torno, del siglo XVI, se
destinaba al depósito de trigo y se construyó sobre la muralla que unía la
fortaleza con la Puerta del Carbón. Existieron, además, otros depósitos
similares en la ciudad, entre ellos El Diezmo, donde se recogía el
impuesto a la Iglesia, el 10% de cada cosecha, y cuyas ruinas están
situadas tras el depósito anterior, así como el de Juan de Pendones,
edificio de piedra, del siglo XVII, localizado tras el Teatro
Principal.
Fábrica de harinas San Antonio. Se trata de una fábrica de harinas de las
muchas que nacieron con el Canal de Castilla. Tras su cierre en el año
1.991, alberga un museo que conserva la maquinaria original con la que
durante años se elaboró la harina fruto del cereal de estas tierras.
Fuentes públicas. Conjunto construido en los primeros años del siglo XIX,
con ejemplos como la Fuente del Carmen, El Cañico, San Buenaventura, El
Príncipe, Fuente de Los Burros, Castilviejo o Los Cuatro Caños. Tan Sólo
existe una excepción. La Fuente de San Sebastián, construida a finales del
siglo XVI.
24. Semana Santa
Durante la Semana Santa de Medina de Rioseco, se celebran
procesiones y actos que constituyen el acontecimiento cultural y turístico
más destacado de esta ciudad. La misma fue declarada de Interés Turístico
Nacional en el año 1.985. En el año 2.009, fue elevada a la categoría
de Fiesta de Interés Turístico Internacional. Cuenta, además,
con otros galardones turísticos que reconocen su atractivo y la labor de
los habitantes de la ciudad en la preservación de sus tradiciones.
25. Leyenda del Cocodrilo
Durante la construcción de la Iglesia de Santa María de Mediavilla, un
cocodrilo que surgía de las aguas del río Sequillo, aprovechando la
oscuridad de la noche, el cocodrilo destruía todo lo que se había
construido durante el día, tras varios intentos fallidos de capturarle,
por parte del Regimiento del Almirante Enríquez, un preso que trabajaba en
las obras de la iglesia, se ofreció voluntario a intentar matar al
cocodrilo, pensando que no saldría con vida del envite, los soldados le
dieron una lanza y haciendo burla por su osadía le abandonaron a su
suerte. El preso escondido entre piedras y haciendo gala de un gran
ingenio, se situó detrás de un enorme espejo, que puso de frente al
cocodrilo. El animal al ver su propio reflejo, se mostró confuso y
paralizado de terror, en ese momento el preso aprovecho para con todas sus
fuerzas darle una certera lanzada, dándole muerte en el acto. Al enterarse
de la noticia el Almirante de Castilla, Señor de Rioseco, reunió presto al
Concejo que acordó conceder la libertad al valeroso hombre. Así la iglesia
de Santa María de Mediavilla pudo acabarse por fin, la piel del cocodrilo
fue ofrecida a la virgen como señal de agradecimiento, esta colgada desde
entonces sobre la puerta de entrada de la iglesia.
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