1. Ajo
Capital del municipio de Bareyo, caracterizada por su perfil costero que
constituye el punto más septentrional de la costa de Cantabria (cabo de
Ajo), lo cual la convierte en un lugar clave de paso para las aves
marinas.
Los acantilados que se abren al mar desde su faro rodeado de praderas
hacen de Ajo una tierra de contrastes: de mar y montaña, de praderas y
bosques, de azules y verdes.
Actualmente Ajo centra su economía en la ganadería aunque el sector
turístico está empezando a adquirir más importancia ante el atractivo de
sus playas: Antuerta y Cuberris, separadas por la punta de Cárcabo. Además
desde principios de los 80 viene gozando del favor de la alta burguesía
vizcaína como centro de veraneo.
En la ría de Ajo, se encuentra también el molino Castellanos, declarado
Bien de Interés Cultural.
Indicé |
1.1. Historia
La primera referencia histórica escrita que tenemos de Ajo, (Asio),
figura en el "Liber Testamentarum" de la Catedral de Oviedo, del año
923, en el cual el rey Ordoño II de León hace donación de la iglesia de
San Juan de Asió. La etimología popular sin ninguna base dice que el
nombre proviene de la gran cantidad de este producto, (allium sativum),
que consumían sus habitantes y que le daba a la localidad un olor
característico.
1.2. En el Terreno Festivo
En el terreno festivo, Ajo es punto obligado para la diversión
durante los meses veraniegos especialmente con motivo de las romerías
y verbenas organizadas por El Carmen (16 de julio); Santiago (25 de
julio) en el faro; Santo Domingo (4 de agosto) en el barrio del
"Convento", siendo el atractivo de la fiesta el gran toro de fuego, la
cena de los ancianos, el triatlón y el gran ambiente que hay en estas
fechas; San Roque (16 de agosto) y San Pedro (15 de septiembre), entre
otras.
1.3. Patrimonio
Otro aspecto a destacar de Ajo es el conjunto monumental que
supone, principalmente, un claro ejemplo de la arquitectura barroca
montañesa, con bellas casonas nobles y casas populares de
indiscutible interés, entre las que podemos citar: la Parroquia de
San Martín, gótica-renacentista, diseñada por Juan Vélez de la
Huerta y concluida hacia el 1.640; el Convento de San Ildefonso,
edificio de la orden carmelita realizado en 1.587; la Parroquia de
San Pedro o Pedruco, construcción del Siglo XIV; la Parroquia de San
Roque, del Siglo XVIII; la Casona de los Vélez-Solárzano, palacio
del Siglo XVI situado en el barrio de Cubillas; la Casona de
Villanueva, de idéntica cronología a la anterior situada frente a la
Casa Consistorial; la Casona de los Vélez-Camino, construcción del
Siglo XVII, ubicada en el barrio de La Peña; la Casona de los
Carrera-Camino, en el barrio de Lurcía, etc.
1.4. Un poco de historia acerca del Faro de Ajo
Este faro recibe su denominación por encontrarse en el cabo de Ajo y
dentro de la localidad cántabra homónima. Sin embargo, se encuentra bajo
la potestad del Ayuntamiento de Bareyo, que desde 2.015, ha realizado
varias acciones con el propósito de convertirlo en un lugar de interés
para el turismo. La última ha sido el pintado de su fachada por parte del
artista Okuda San Miguel.
El Faro de Ajo fue el último en ser proyectado y construido en
Cantabria. De hecho, su edificación estaba prevista para 1.907, aunque
no estuvo finalmente completa hasta 1.930. ¿El motivo? La
electrificación del Faro de Cabo Mayor detuvo el proceso en 1.914, al
considerarse que ya no era necesario, pero tres naufragios en los años
siguientes hizo que se retomara en 1.921.
Actualmente, se levanta 10,73 metros del suelo y 71 metros sobre el
nivel del mar. Su alcance es de 17 millas náuticas.
1.5. Gastronomía
Los platos típicos son la paella de marisco, carnes a la brasa, lechazo y
cabrito al horno, los callos, los pimientos rellenos y las capturas de
pesca, como lubinas, jargos, doradas, percebes y nécoras.
1.6. ¿Por qué es tan famoso el Faro de Ajo?
No podemos citar una sola cosa. Sin embargo, resulta evidente que lo
más llamativo de él es su estética. En concreto, en el mes de agosto del
año 2.020, el artista de origen cántabro Okuda San Miguel se encargó de
remodelar su fachada y de decorarla según su propio estilo. El resultado
es espectacular. Tanto, que resulta difícil imaginar que en el mundo sea
posible encontrar un faro similar.
Sin embargo, no es el único motivo por el que esta construcción merece
una visita. Los atardeceres allí son una delicia. El sol se pone
delicadamente sobre el mar de Ajo creando imágenes que parecen
auténticamente sacadas de una postal. De hecho, ese es el momento en el
que mayor afluencia de visitantes se aglomera en sus
inmediaciones.
Por su parte, el Faro de Ajo está rodeado de caminos que se pueden
transitar a pie y que permiten conocer en profundidad el paraje natural
sobre el que se asienta. Un lugar en el que se puede respirar una calma
y una tranquilidad excepcional y en el que todo el mundo tiene la
posibilidad de sentirse en simbiosis con la naturaleza.
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