1. Villayuste
Villayuste, provincia de León, partido
judicial de Murias de Paredes, diócesis de Oviedo, audiencia territorial y
capitanía general de Valladolid, ayuntamiento de Soto y Amío. Situado en una
altura, su clima es frío. Tiene 26 casas, iglesia parroquial (San
Clemente) servida por un cura de ingreso y patronato laical; 2
ermitas (San Roque y el Santo Cristo), y buenas aguas potables. Confina
con los barrios de Luna, Irede, Soto y Amío, y Lago. El terreno es de mala
calidad. Producciones: centeno, algunas legumbres y pastos; cría ganados y
alguna caza.
Indice |
Hasta hace apenas una década, Villayuste y Lago albergaban numerosas
construcciones tradicionales de teito, como se conoce a las cubiertas de
cuelmos de centeno. El despoblamiento de ambos pueblos y sobre todo, el
desuso que gradualmente ha ido afectando a estas construcciones, supuso que
primero quedaran regladas a cuadras y pajares y en la mayoría de los casos,
pasaran a ser definitivamente abandonadas. No obstante, aún existen muchas
construciones que mantienen el teito protegido por fibrocemento, lo que
permite adivinar como los cuelmos de paja de centeno, cortada a mano
previamente majada, se unían con ramas verdes a un entramado de finos
ramajes apoyado en el armazón de madera. Los muros a diferencia de las
conocidas pallozas, son rectos, pero siempre con las esquinas redondeadas.
El edificio albergada tanto la parte destinada a la vivienda, como a la
cuadra y el pajar, divididos por un sencillo entramado vegetal. La planta
solía tener forma de L aunque tanto en Lago como en Villayuste existen
ejemplos en forma de U, muy escasos en el resto de Omaña. En todo caso,
ayudaba a formar un corral que servía para recoger el ganado. En la fachada
sobresale el horno, normalmente redondo y en ocasiones cuadrado, muy
necesario ya que el pan que en cada hogar se cocía para consumo propio, fue
la base de alimentación durante siglos.
3. Datos Técnicos
Actividad - Senderismo
Participantes - Javier
Gallego - José Luis - Juan Manuel - Alvaro - María Jesús y
Silvano.
Fecha - 04 -12-2021
Municipio - Soto y Amio "
Comarca de Omaña "
Hora de Inicio - 10:12
h.
Tipo de Camino - Camino - Tipo de Ruta - Circular.
Dificultad Técnica -
Fácil
Altitud mínima - 1.064
m. - Altitud máxima - 1.570
m.
Desnivel ascendente - 666 m. - Desnivel descendente - 666 m.
Hora Fin - 19:20 h.
Distancia - 23,02
Km. - Duración - 9 h. 8
mnts.
4. Consejos Básicos
En cuanto a las características de cada una de las rutas, se
puede mencionar que cada una de las cuales se realiza sobre
pistas y senderos de fácil transito, aunque cada una de las
mismas se pueden realizar de ida y vuelta, se pueden programar
distintas alternativas, dependiendo sobre todo de los
objetivos y nivel físico de los usuarios. Si bien no se trata de recorridos de gran dificultad, se ha de
tener en consideración que al trascurrir por tramos de montaña
se ha de ir debidamente preparado, tanto con la ropa y calzado
apropiado, como ir provistos de alimentos y sobre todo de
agua. Como medidas de seguridad es importante llevar consigo
un teléfono móvil y siempre intentar hacerlo acompañado, si no
es así es aconsejable comentar la previsión de nuestro
recorrido a otras personas para así evitar problemas
innecesarios.
5. Consejo Personal
Calzado apropiado para actividades de
Senderismo - montañismo - ropa
de abrigo y de recambio, en caso de climatología
adversa - chubasquero - comida
y agua - crema solar y protector
labial - linterna - pilas de recambio - móvil
con la batería cargada - botiquín " manta térmica "
.
6. Recorrido
La ruta recorre un tramo del cordel de Babia de Abajo, uno de
los pocos que cada otoño y cada primavera son recorridos por las
ovejas. Discurre a caballo entre Omaña y Luna, lo que permite ir
contemplando dos paisajes bien distintos, Omaña con suaves lomas
cubiertas de monte y Luna, con sus montañas calizas desnudas de
vegetación.
La tradición trashumante de estos valles marca el eje que
debemos seguir en esta ruta. Éste es un camino que nos cuenta
antiguas historias de pastores, mastines leoneses y lobos. En
nuestro pasear encontraremos cabañas, robles y pastizales.
La ruta comienza en el Barrio Chico de Villayuste, donde se
toma un camino que asciende entre fincas y baldíos, y se
dirige a Las Eras de Redimil, una zona elevada donde se
trillaba el cereal, trigo y centeno, y se
"venteaba" para separar
el grano de la paja. A medida que se avanza, los baldíos colonizados por matorral
van dominando el paisaje pero aún quedan muchos antiguos
caminos, por lo que habrá que estar muy atento a las balizas
para seguir el camino correcto. Después de un breve tramo entre robles, se llega al cordel que discurre en un
primer momento por un robledal y después por zonas más
despejadas que permiten ver las Montañas de Luna. El cordel
asciende poco a poco hasta el Alto de El Viso donde se
abandona para comenzar el descenso hacia Lago. En todo este recorrido entre robledales degradados, piornales
y brezales, se va contemplando buena parte de la comarca de
Omaña, con sus viejas montañas de suave relieve y cubiertas
por extensos robledales castigados por el fuego durante
siglos. Al llegar a Lago de Omaña, una pequeña localidad que aún
guarda muestras de arquitectura tradicional omañesa, la ruta
se desvía de nuevo a Villayuste, no sin antes pasar por un
pequeño valle que separa ambas localidades y en el que existen
antiguos molinos de agua.
7. Los ganados trashumantes
Entre fincas, baldíos y bosquetes de roble, asciende esta ruta hasta
alcanzar el cordel de merinas que, durante centurias, contempló el trasiego
de rebaños y pastores entre los puertos de verano, ubicados en los frescos
pastos de la montaña leonesa y los cuarteles de invierno, en las dehesas
manchegas o extremeñas. El paisaje actual refleja con fidelidad la vocación
ganadera de estos pueblos, al tiempo que narra su origen geológico y su
modelado, resultante en lomas y vallejos característicos de la cuenca media
del Omaña. La importancia de estos valles para la trashumancia se remonta a
tiempos inmemoriales. Sin embargo, de esta actividad quedan en la zona
numerosos vestigios, en forma de chozos, rediles, cañadas, cordeles y sobre
todo, en el fuerte arraigo que la cultura pastoril tiene aún entre sus
gentes. Pero sin duda destacan los ganados que protagonizaron esta
importante actividad económica, entre los que sobresale la oveja
merina,
seleccionada por su lana de excelente calidad, su gran resistencia y su
capacidad de adaptación. Junto a ella, los perros: el mastín leonés, para
guardar los rebaños y protegerlos del lobo, y el carea, auténtico valedor de
los pastores para el manejo de los rebaños. El ganado
trashumante recibió distintos nombres, según las regiones de procedencia
"cañariegos", "caminates", "pasantes", o "pasajeros".
7.1. Oveja Merina
La palabra "merina", aplicada a las
ovejas o a la lana, fina y rizada, no aparece en Castilla hasta mediados del
siglo XV. El nombre no parece generalizarse hasta el siglo XVII. La opinión
más aceptable es que proviene del movimiento berebere de España, los
Beni-Merines, surgido durante el período Almohade. Contribuye a ello el
hecho de que la mayoría de la terminología pastoril de España es árabe, por
ello se supone que muchas especialidades de la industria ganadera fueron
introducidas en la península ibérica por los árabes, al menos en su inicio.
Más tarde posiblemente los genoveses habían jugado un papel fundamental en
la llegada de las merinas a la
Península Ibérica. Si bien aún constituye una incógnita a través de que vías
se introdujo esta raza de ovejas en tierras peninsulares. Lo que si que
está probado es que la creación de la Mesta fue anterior e
independiente de la presencia de la
merina en Castilla.
7.2. Ovejas Churras
Las "ovejas churras" son la antigua especie indígena
íbera, que daba la lana rojiza turdetana, conocida y muy apreciada por los
romanos. El churro era de vasto y escaso vellón, sobrevivió en los rebaños
estabulados y fue objeto de desdén por los trashumantes. El contingente
trashumante siempre fue una parte modesta de la cabaña lanar castellana,
así tenemos que en el siglo XVIII, se contaba con unos 19 millones de
cabezas lanares, de las que tan solo eran trashumantes poco mas de 3
millones. El objetivo principal no era la explotación de la carne o la
leche, sino la lana, que era la fibra textil mas empleada. El esquileo se
realizaba entre abril o mayo, justo antes de comenzar la trashumancia. El
tránsito por las Cañadas podía prolongarse desde principios de mayo hasta
finales de junio, según la distancia entre los invernaderos y agostaderos,
a razón de unos 20 kilómetros diarios. El regreso hacia el sur coincidía
con las primeras heladas en las cumbres, a mediados de octubre. Como dato significativo del movimiento del ganado por las cañadas
hay que destacar que el rebaño tenía derecho a un quintal de sal y sólo
debía respetar las cinco cosas vedadas: dehesas, trigales, viñedos,
huertos y prados de siega. Ahora bien fuera de las propiedades privadas,
si alguien usurpaba una vía pecuaria y la sembraba o la incorporaba a sus
predios, se veía expuesto a arrasamiento de la propiedad comunal por parte
del ganado, que era conducido por los pastores al ocupar la anchura
determinada por la Mesta. La reglamentación propia de la trashumancia
estipulaba que cualquier litigio sobre arriendos, propiedades, reses
extraviadas o abusos se tenía que plantear ante las Asambleas, Juntas o
Concejos de la Mesta, que se convocaban dos veces al año, en enero o
febrero en las áreas de invernada y en septiembre u octubre en los pastos
de verano. Se consideraban válidas si estaban presentes al menos 40
ganaderos. La asistencia normal alcanzaba las 200-300 personas. Tenían
derecho a voto hombres y mujeres que tuvieran al menos 50 ovejas
trashumantes. Los nombramientos se hacían por sorteo. La cabaña constituía
el ganado (sin distinción de clase:
vacuno, ovino, caprino, porcino, caballar),
y los arreos necesarios para su traslado a través de las vías pecuarias.
Una cabaña estaba compuesta por unas diez a doce mil cabezas, al cargo del
mayoral. Cada millar de ovejas con 25 mansos y 50 carneros, era controlado
por un rabadán ayudado por dos pastores y dos mancebos. Todo el ganado era
controlado por cinco perros mastines que llevaban a su cuello collares de
cuero (carlancas),
atravesados por pinchos hacia el exterior con los que se defendían del
ataque de los lobos, frecuentes visitantes de la cabaña para conseguir
sustento. De las varias razas de oveja que existen en España (manchega, merina, churra y lacha principalmente), las que mejor se adaptan a la provincia de Soria son la churra y la lacha, que se destinan a la producción de
carne y lana. La lacha, que también se conoce como ojinegra, además de lana y carne también se
puede ordeñar y conseguir de ella leche, pues tiene las tetas más bien
grandes. La oveja recibe varios nombres de acuerdo con su edad:
Cordera desde que nace hasta los seis
meses.
Borrega, de los seis meses hasta el
año.
Primala de uno a dos años.
Borra de dos a tres años.
Andosca de tres a cuatro años.
Reandosca de cuatro a cinco
años.
Igualada de cinco a seis años.
Vieja a partir de los seis años.
A partir de ser primala, la oveja
cambia dos dientes cada año hasta el quinto. Los entendidos saben la edad
que tiene una oveja por el estado en el que se encuentra su dentadura. Las
ovejas tienen necesidad de tomar sal durante todo el año. Hasta hace algunos
años se les daba cada 15 días en los denominados
salegares. Los salegares eran unas
piedras planas por su parte superior, que medían aproximadamente 50 x 50 cm.
y en las que se depositaba la sal, que debía ser de la llamada
granzuda, es decir, sal gorda.
Actualmente se colocan en las canales o pesebreras unas piezas grandes de
sal de las que van chupando las ovejas. Cuando se consideraba que las
corderas ya eran grandes, se procedía a destetarlas. La forma en que se
destetaban hasta hace algunos años es la siguiente: en el mes de agosto,
cuando los rebaños entraban en los rastrojos una vez se había cosechado, se
untaban las tetas de las ovejas con trementina que es un derivado de la
resina, con una tablilla plana y se extendía una capa fina de la citada
trementina, procediendo a continuación a forrar la teta de la oveja con una
maneja de lana extendida. Al ir a mamar la cordera, se encontraba con la
lana y la rechazaba, con lo que, pasados dos o tres días de insistir sin
conseguirlo, dejaba de mamar. Existen dos sistemas para saber a quién
pertenecen las ovejas: uno consiste en hacerles muescas y agujeros en las
orejas; y el otro marcarlas con pez (muy parecido al alquitrán) caliente
cuando están recién esquiladas. Para esta segunda forma de marcaje existen
unos hierros que llevan una letra en uno de los extremos y un mango de
madera en el otro. Se calienta la pez y se aplica con el marcador en la
parte alta de uno de los costados de la oveja. Las ovejas pastan dentro del
término municipal en el que residen sus amos. El límite del término se marca
con unos montones de tierra y piedras que se pintan de blanco con cal y
reciben el nombre de mojones. La separación entre dos términos se denomina
mojonera. Cuando las corderas tienen
unos pocos días de vida se las
rabona. Se sujeta con la mano izquierda
la parte de cola que se desea mantener y, con la mano derecha se clava la
uña del dedo gordo, se dan dos o tres vueltas retorciendo la cola para
quebrar el hueso, se tira y ésta se desprende con gran facilidad. El
poner a mamar un cordero de una oveja que no es su madre se llama amamantar
y se hace de la forma siguiente: estando la oveja de pie, se la sujeta por
el cuello y el cordero se encarga del resto de la operación. Si se pretende
que la oveja críe a dicho cordero, hay que poner a ambos en un espacio
reducido, pues la oveja rechaza al cordero con facilidad y como se suele
decir: las cuesta quererlos si no los han parido. Cuando se quiere impedir
que un carnero o "mureco" no cubra a las ovejas, se procede a
colocarle un trapo de material fuerte a lo largo de la tripa. Este trapo va
cogido con dos o cuatro cuerdas en las esquinas que se atan en lo alto del
lomo del carnero. Con este sistema se consigue establecer una barrera y al
tapar la verga del "mureco" se evita que las ovejas queden preñadas. Cuando
es una sola oveja la que se quiere impedir que quede preñada, se coloca el
trapo a ésta. Se hace un agujero en el trapo y se introduce el rabo de la
oveja, cosiéndolo a la lana todo alrededor. Apartar el rebaño significa
hacer dos o más partes del mismo. Se realiza esta operación por varios
motivos: uno que las ovejas que componen un rebaño son propiedad de varios
amos; otro consiste en separar las ovejas que crían de las que ese año no lo
harán; la tercera causa por la que se procede a apartar es el esquileo y por
último, para hacer recuento de las cabezas de ganado una vez al
año. Por el contrario, arrebañar significa juntar de nuevo las ovejas
con sus crías pequeñas y con los denominados vacíos. Los vacíos son aquellas
ovejas que no criaban y que solían pastar todo el año dirigidas por el
pastor. Las ovejas que criaban estaban a cargo de uno o varios borregueros
durante el invierno, quienes las entregaban a sus respectivos pastores a
finales del mes de abril. El borreguero era, por tanto, la persona que
cuidaba exclusivamente durante los meses que van de diciembre a abril de las
ovejas que parían. Mientras que el pastor pasaba esos meses de invierno
apacentando únicamente las borregas, es decir, las ovejas que no habían
parido ese año, y también llevaba las llamadas machorras, que son aquellas
ovejas que no se quedan preñadas por ser estériles. Todo este sistema de
juntar y separar el rebaño hace tiempo que ha desaparecido. Una vez
cosechado y recogido el cereal se permite la entrada de los rebaños a pastar
en estos campos, recibiendo este hecho el nombre de "entrar en la
rastrojera". También "entran a la hoja de viña" una vez se ha vendimiado. Es
al atardecer cuando mejor se comen las ovejas la hoja de las cepas. Se
denomina amorrarse las ovejas cuando
éstas se reúnen en grupos en forma de rueda, escondiendo la cabeza unas bajo
las otras debido al fuerte sol. En los meses de julio, agosto y parte de
septiembre, en las horas de 11 de la mañana a 6 de la tarde, se cierran las
ovejas en los corrales o majadas para evitar el calor. En tiempos pasados,
no se cerraba el rebaño por la noche durante los meses mencionados, quedando
el pastor al cuidado de sus ovejas.
8. Refugio
9. Recomendaciones Generales para todas las Rutas
- Cuando se realiza senderismo en zonas de montaña es preciso tener en
cuenta unas recomendaciones básicas que pueden ser muy importantes para la
seguridad y bienestar de los visitantes.
- En invierno la nieve alcanza un gran espesor en los tramos más altos,
que imposibilita una correcta percepción de las dificultades del terreno.
Sea prudente, es preferible no completar la ruta si no dispone del equipo
y la experiencia necesarios.
- La naturaleza geológica del terreno provoca la aparición de simas que
en ocasiones son muy profundas, no se aproxime al borde de las mismas.
Además en alta montaña pueden producirse desprendimientos de roca y
avalanchas de nieve. Extreme las precauciones.
- Es aconsejable llevar ropa y calzado apropiados. Los cambios
climáticos pueden ser bruscos, incluso en los meses más calurosos pueden
alcanzarse temperaturas muy bajas.
- Es aconsejable llevar agua. En los recorridos existen abundantes
manantiales y fuentes, sin embargo se recomienda no beber agua sin las
suficientes garantías sanitarias.
- Por respeto al entorno y a otros posibles visitantes, evite dar voces y
llevar aparatos que puedan producir ruidos estridentes.
- Tenga en cuenta que la recogida de residuos resulta muy costosa
en estas zonas. Procure llevar su basura de regreso y depositarla en
contenedores.
- Si hace la ruta acompañado de un perro, éste no debe estar suelto ya
que podría espantar al ganado.
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