martes, 25 de octubre de 2016

La Sexta Cruzada.

La Sexta Cruzada


Tras el fracaso de la Quinta Cruzada, el emperador Federico II de Hohenstaufen firmó el Tratado de San Germano " 1.225 ", por el que se comprometía a llevar una cruzada hacia Tierra Santa, pero por razones políticas había retrasado en varias ocasiones el inicio de su viaje a Jerusalén. Cuando en el año 1.227, debido a una enfermedad se vio obligado a posponer la cruzada una vez más, fue excomulgado por el Papa Gregorio IX. Sin embargo, al año siguiente, Federico II fue a Jerusalén, mientras que el Papa se refería a él como " el Anticristo ". Esta cruzada fue la única que tuvo éxito. La Sexta Cruzada comenzó en el año 1.228, tan solo siete años después del fracaso de la Quinta Cruzada, y fue un nuevo intento de recuperar Jerusalén. El Emperador Federico II había intervenido en la Quinta Cruzada, enviando tropas alemanas, pero sin llegar a acompañarlas personalmente, pues necesitaba consolidar su posición en Alemania e Italia antes de embarcarse en una aventura como la cruzada. No obstante, prometió tomar la cruz después de su coronación como emperador en el año 1.220 por el Papa Honorio III.

Viaje frustrado, enfrentamiento de Federico II con el Papa

En el año 1.225, Federico II se casó con Yolanda de Jerusalén, hija de Juan de Brienne y María de Montferrato. Por esto Federico II, tenía aspiraciones al trono de dicho reino, o lo que es lo mismo, tenía una razón poderosa para intentar recuperar Jerusalén. En el año 1.227, siendo ya Papa Gregorio IX, Federico II y su ejército partieron de Brindisi hacia Siria, pero una epidemia les obligó a volver a Italia. Esto le dio a Gregorio IX, la excusa para excomulgar, por romper sus votos de cruzado, a Federico II, que llevaba años luchando por consolidar el poder imperial en Italia a expensas del Papado. Tras varios intentos de negociación con el Papa, Federico II decidió embarcarse nuevamente hacia Siria en el año 1.228, a pesar de la excomunion, llego a Acre en septiembre.
Intrigas en Tierra Santa
Una vez allí pronto se vio atrapado por la complicada política del Oriente Próximo. Por un lado, entre los propios cristianos, muchos veían en esta nueva cruzada un intento de extender el poder imperial. Se produjo por tanto en Tierra Santa una continuación de la lucha mantenida en Europa entre los defensores del Papado, y los del imperio. Del otro lado, los musulmanes tenían sus propias luchas internas, por lo que el Sultán al-Kamil, firmó un tratado con Federico II para unirse contra su enemigo al-Naser. A cambio, el emperador podría obtener varios territorios, entre ellos Jerusalén exceptuando la Cúpula de la Roca, sagrada para el islam, y una tregua de diez años. A Pesar de la posición del Papa Gregorio IX, a este acuerdo, Federico II, se coronó rey de Jerusalén, si bien legalmente actuaba como regente de su hijo Conrado IV, de Alemania, nieto de Juan de Brienne.
Regreso a Europa

La partida de Federico II de Jerusalén, acusado por graves problemas en Europa y la expiración de la tregua en el año 1.239, supondría el final de la breve recuperación de Jerusalén por parte de los cruzados. La ciudad Santa, conquistada por los musulmanes en el año 1.244, no volvería a estar en manos de cristianos. No obstante, Federico II, había sentado su precedente, la Cruzada podía tener éxito aun sin apoyo Papal. A partir de ese momento los reyes Europeos podrán, por iniciativa propia, tomar la Cruz, como hicieron, Luis IX de Francia y Eduardo I de Inglaterra.

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