viernes, 30 de julio de 2021

Torremolinos "Hotel Riu Costa del Sol"


1. Torremolinos
Está situado en la Costa del Sol, en la orilla occidental de la Bahía de Málaga y a espaldas de la sierra de Mijas. Se encuentra a una altitud de 49 msnm y a 13 kilómetros del centro de Málaga, la capital de provincia. Está comunicado mediante la autovía A-7, que circunvala la ciudad por el norte, así como por tren de cercanías.
En el año 2.010 contaba con 66.957 habitantes, que lo convierten en el sexto municipio más poblado de la provincia, en el año 2.014 Torremolinos contaba con 67.353 habitantes y en 2.015 contaba con 67.492 habitantes de los cuales 14.215 era población extranjera. Su término municipal tiene una superficie de 20 kilómetros cuadrados​ y una densidad de población de 3.153,85 hab/km², que se multiplica durante los meses de verano.
En la década de 1.950, Torremolinos, una pequeña pedanía de pescadores que, desde 1.924, formaba parte de la ciudad de Málaga, se convierte en uno de los principales destinos turísticos de sol y playa de España, el primero de Andalucía y de la Costa del Sol. La afluencia de extranjeros, intelectuales, bohemios, hippies, artistas, aristócratas, personalidades de la jet-set y turistas en general durante los años 1.960 y años 1.970, creó un ambiente liberal, permisivo y cosmopolita que lo diferenciaba de otras zonas de la Costa del Sol, convirtiéndose en uno de los mayores referentes del ocio musical y nocturno de España. Meta del turismo gay reconocida en todo el mundo. En 1.988, se segregó de la ciudad de Málaga, constituyéndose en municipio. Actualmente su ajetreada vida nocturna, su gran oferta hotelera y su carácter gay-friendly y desinhibido, así como también vanguardista, setentero y ochentero que recuerda a la época de la Movida malagueña hacen de Torremolinos uno de los principales distintos turísticos a nivel mundial en la Costa del Sol.
Desde hace varias décadas Torremolinos se ha consagrado como el destino turístico más importante de Andalucía, situándose por delante de ciudades como Sevilla, Marbella o Roquetas de Mar, además de ser junto con Marbella las dos ciudades con mayor oferta de alojamiento de Andalucía. Es especialmente visitado por turistas británicos, alemanes, irlandeses, franceses, escandinavos y españoles procedentes de otras comunidades, también se asienta una de las colonias británicas más grandes de España. Dentro del habla popular malagueño, a Torremolinos se le llama también Torroles.


2. Toponomia
La primera aparición del término Torremolinos ocurre en el mapa del Marqués de la Ensenada de 1.48.​ Su nombre procede de las palabras torre y molinos. Antiguamente existía una gran cantidad de molinos de agua en esta zona, aunque actualmente sólo se conserva el Molino de Inca. Torre hace referencia a la torre de los molinos o Torre de Pimentel,​ una antigua torre vigía.

Indice
 
     3. Geografía  
El término municipal de Torremolinos ocupa una estrecha franja litoral al pie de las estribaciones surorientales de la sierra de Mijas, que cae al mar formando una gran cuesta cubierta por monte bajo y algunos pinares. Conocida en el municipio como Montes de Torremolinos, esta sierra es un macizo calizo perteneciente a la cadena de sierras litorales de la cordillera Penibética y alcanza una altitud máxima de 623 msnm dentro del término municipal. El resto del territorio está casi totalmente urbanizado. Hacia el noreste la franja costera se abre hacia la vega baja del Guadalhorce, mientras que hacia el lado opuesto la franja presenta una orografía más montañosa. La Punta de Torremolinos es el accidente costero más destacable. Se trata de un pequeño cabo acantilado que antaño dividía en dos las playas del municipio, aunque más tarde se construyó un paseo marítimo que lo salva en terrenos ganados al mar. A ambos lados de la punta se encuentran dos de los barrios más antiguos de Torremolinos: La Carihuela, al sur, y El Bajondillo, al norte. El tercer núcleo originario de población se encuentra en dirección noroeste desde el mismo punto: el barrio de El Calvario. Al norte de este y al oeste de La Carihuela están situados Montemar y El Pinillo, de origen más reciente. Otros barrios modernos se localizan al norte de El Bajondillo y El Calvario, como son Playamar, La Colina y Los Álamos.
4. Situación
Torremolinos limita al noreste con el distrito Churriana de Málaga, al este y sureste con el mar Mediterráneo, al suroeste y oeste con el municipio de Benalmádena, y al noroeste con el municipio de Alhaurín de la Torre. Su término municipal se extiende en forma de una estrella franja litoral (mayoritariamente un paisaje de playa), al pie de la Sierra de Mijas. Su estratégica situación geográfica convirtió a Torremolinos en un lugar de asentamiento de pueblos comerciantes como fenicios y griegos.
5. Historia "Prehistoria"
Aunque algunos historiadores aseguran que ciertas piedras moldeadas, halladas en playas y colinas de Torremolinos, justificarían la presencia humana en Torremolinos hace 150.000 años, las pruebas más firmes de su Prehistoria se hallan en los nueve cráneos humanos, decenas de huesos, vasijas de arcilla, puntas de hacha y flechas, adornos de collares y brazaletes, un anillo y algunos huesos de animales aparecidos en las excavaciones realizadas en las ya desaparecidas Cuevas del Tesoro, Cueva Tapada, Cueva de los Tejones y Cueva del Encanto, en la conocida por Punta de Torremolinos, hoy Castillo de Santa Clara y alrededores.
El profesor alemán Oelschläger sostenía en 1.968, en una entrevista concedida al periodista Juan José Palop haber descubierto en las playas y las colinas próximas a la Punta de Torremolinos restos de la Edad de Piedra, en concreto ciertas piedras moldeadas que eran utilizadas como fetiches en la caza o en la guerra (representaban un león, un elefante o una calavera humana), y encuadrarles dentro del arco de las denominadas «piedras del fuego», porque tenían la propiedad de dar chispa con su frote al viento. Según su teoría, la presencia de esas piedras obedecía a la costumbre en aquellos tiempos de utilizar las costas como caminos principales en los largos desplazamientos.
El detallado estudio de estas piezas las sitúa en el llamado período Neolítico de la Era Cuaternaria, unos 5.000 años antes del nacimiento de Cristo, período caracterizado porque el hombre primitivo aprendió a cultivar los campos, a practicar la ganadería, fabricar cerámica, tejer la lana y a trabajar la piedra para obtener utensilios domésticos y de caza. Aún no se conocían los metales.
Sin embargo, las primeras pruebas tangibles de la presencia humana en Torremolinos se remontan al periodo Neolítico. Según Juan Temboury, en su obra «Torres almenaras», un pueblo neolítico originario de la Mesopotamia que cruzó el Estrecho de Gibraltar encontró en la Punta de Torremolinos condiciones excepcionales para su asentamiento: albergues rupestres, buen clima y sol, unido a abundante pesca, caza y agua. Esta datación y ubicación de los primeros asentamientos de pobladores no es aleatoria, sino que se apoya en el estudio de los numerosos restos de cráneos humanos, huesos, vasijas de arcilla, puntas de hachas y flechas en las sucesivas excavaciones realizadas en las cuevas del Tesoro (Eduardo J. Navarro), la cueva Tapada (Miguel Such en 1.915), la cueva de los Tejones (Eduardo Palanca en 1.911) y la cueva del Encanto.
Algunos historiadores concluyen que estos hombres y mujeres serían de baja estatura (1,50 o 1,60 m), cráneo dolicocéfalo (cabeza más larga que ancha), frente hundida y nariz y rasgos negroides, fundado sobre todo en la propia abertura de las fosas nasales. Asimismo deducen que vivían principalmente a cielo raso, en primitivas chozas y que utilizaban las cuevas como refugio ocasional y como sepulcros, en los cuales colocaban a los cadáveres sentados, la espalda apoyada en la pared, cubiertos de adornos y en compañía de algún animal doméstico, como el cerdo, siguiendo la costumbre generalizada en toda Europa en el período Neolítico.
En resumen gente más cazadora e industrial que guerrera y aunque algunos adornos de sus collares y brazaletes estuvieran hechos de las conchas de algunos moluscos, se puede asegurar que no era gente marinera, ni utilizaban anzuelos ni otros utensilios de pesca para obtener alimentos del mar. Detalle este, extraño y significativo, pues con toda seguridad vivían próximo a sus orillas.
6. Edad Antigua
Según Ptolomeo, los fenicios fundaron muy cerca de Torremolinos la ciudad de Saduce, pero fueron los romanos los que se asentaron en el territorio del actual término municipal torremolinense. De nuevo la Punta de Torremolinos vuelve a ser la referencia en lo que al asentamiento de pobladores se refiere. Entre los hallazgos de mayor calado figuran los restos de unas termas públicas en el Peñón del Castillo, lo que es hoy el Castillo de Santa Clara, complejo de cuya existencia hay referencias en unos escritos de Plinio el Viejo y Pomponio Mela. Una torrentera desenterró el 24 de marzo de 1.881 lo que fue una piscina de enlucido impermeabilizado, el «frigidiarium» con un mosaico de colores y un «apodyterium» o sala de vestuario. Sin embargo, nunca se hizo un seguimiento de este y otros yacimientos posteriores encontrados en la Punta de Torremolinos y su perímetro, que se taparon y sobre los que se ha edificado pese a que siempre se ha sostenido que en la zona existen largas galerías inexploradas. De hecho, y según las creencias más antiguas, el subsuelo de Torremolinos está surcado por una larga red de galerías que unen entre sí la cueva del Toro, situada en plena serranía y a unos 500 metros por arriba del Molino de Inca y el morro o Punta de Torremolinos. Este canal natural permitía, según las voces del pueblo, que al adentrarse hasta cierta profundidad en la cueva se pudiese escuchar el eco de las olas en su embate contra el roquedal. La herencia más importante dejada por los romanos, fue una calzada, construida hace 2.000 años, de varios metros de ancho que unía Gades (Cádiz), con Malaca (Málaga), y que atravesaba Torremolinos de punta a punta. La calzada llegaba casi a la playa en la zona de Playamar, continuaba frente a Los Álamos y subía hacia Churriana, cerca de los muros del Campamento Benítez. A ambos lados de esta calzada construyeron villas y factorías de salazón de pescado. De las once factorías de las que se tiene constancia, tres estaban situadas en nuestro término. Una cerca de lo que hoy conocemos por Campamento Benítez, en la finca Cizaña Baja, cuyos restos aún se conservan, otra desaparecida en Los Álamos; y una tercera próxima a los acantilados de La Roca, en el Bajondillo, también desaparecida. Es precisamente de esta época cuando data la primera referencia de la primera expansión de los asentamientos desde la playa hacia una cota más elevada. En los años 90 apareció una pequeña necrópolis romana de 23 tumbas, en el edificio San Luis de la Plaza de Cantabria, que permite confirmar la existencia de un poblado de unos 2.000 años de antigüedad.
7. Edad Media
No es Torremolinos una ciudad sin pasado. La primera datación histórica la tenemos en 1.501, cuando desde la "Torre de los molinos", construida con anterioridad, se tocó a rebato ante el avistamiento de amenazadoras naves sarracenas. Dicha torre, también llamada pimentel, sirvió a los cristianos para defenderse de los corsarios sarracenos. En su derredor se asentó una población que dio origen a un núcleo urbano. Vivían de la pesca, la agricultura y de los molinos. A lo largo de los siglos, el agua natural que brotaba y brota de los manantiales a través del macizo de calizas dolomíticas que conforma la serranía y su suelo ha jugado un papel en torno al cual gira la historia de Torremolinos. Con la dominación árabe aparecerá una nueva industria que contribuirá a dar carta de naturaleza a Torremolinos: los molinos.
Los árabes supieron aprovechar el tesoro acuífero y el gran cauce o «cao» que arrancaba desde la sierra y hasta la playa, y a lo largo del cual se llegaron a construir hasta diecinueve molinos de muela y de batanear (aunque no siempre fue así, ya que surgieron a medida que crecían las necesidades de la población). Según describe José Lacuey, en su obra «Torremolinos», publicada en 1.990, los de muela, con sus soleras harineras, eran de piedra, mientras que en los batanes todo era de madera. Las ruedas hidráulicas eran de rodezno con canfilones o álabes, lo que dependía si recibían el agua desde altura a través de un cáncamo que tenían las paletas curvas —en el primero de los casos— o si recibía la fuerza motriz directamente del arrastre del cauce, caso este en que las paletas eran planas.
En el libro «Los molinos de Torremolinos» (1.970), Juan José Palop ofrece una amplia información al respecto de la historia, actividad y decadencia de esta industria. Los molinos se emplazaban en parajes de gran riqueza vegetal y agua. El Molino de Inca (hoy restaurado), el Molino de Batán y el de Cea (antes de Zea) se encontraban en la zona de los manantiales, próximos a lo que es hoy el Palacio de Congresos. El Molino del Moro y el del Molinillo (de los que no quedan vestigios), se localizaban en la zona hoy urbana de la avenida de Sorolla y aledaños. El Molino de Manojas (del que aún se conserva la fachada), se situaba en la hoy plaza Costa del Sol; el Molino del Castillo, en la calle San Miguel; el Molino del Malleo estaba en la plaza de la iglesia de San Miguel, antes plaza de la Cruz, y en los aledaños de la Torre de Pimentel estaban los molinos Alto del Rosario, el del Rosario, el de la Torre y el de la Bóveda.
El cauce o «cao» proseguía acantilado abajo hacia El Bajondillo, donde se ubicaron un día el Molino de la Glorieta, el Molino Nuevo, el Molino de la Esperanza, el del Pato, el del Caracol, el de la Cruz y el del Peligro, este último cuyo nombre respondía a la amenaza continua de inundaciones cuando la marea alta. La mayoría de estos molinos dedicaba su actividad a la molienda del trigo, a la sal, minerales como el hierro, o a productos como el aceite.
Durante la dominación árabe el actual Torremolinos se bautizó con el nombre de Molina, aunque de este extremo no hay pruebas. Un mapa cartografiado por el italiano Giacomo Rossi y fechado el 1 de septiembre de 1.696, atribuye el nombre de Molina a una población situada geográficamente donde se localiza Torremolinos, único extremo que da visos de verosimilitud a esa denominación de la ciudad.
De la disposición geográfica de los molinos se podría decir que trazaron los lugares de asentamiento y posterior expansión geográfica y demográfica de Torremolinos a través de los siglos, aunque cabe señalar a este respecto que la presencia humana en este territorio se limitaba a unas pocas decenas de personas, los molineros y algunas gentes dedicadas a las labores de huerta.
La vulnerabilidad del territorio desde el mar, de lo que dan prueba las sucesivas oleadas de invasores desde el norte de África, propició hacia el año 1.300 y ya bajo dominio de la dinastía de los nazaríes (siglos XII al XV), la construcción de una torre de defensa situada al final de la Calle San Miguel, conocida ya en las Ordenanzas de 1.497 como Torre de los Molinos, y años más tarde denominada también de Pimentel, en honor de D. Rodrigo Pimentel, Conde de Benavente (Zamora), que ayudó militarmente a los Reyes Católicos con 2.000 caballos y 4.999 peones en la Campaña de la conquista de Granada y la Toma de Málaga allá por 1.487, cinco años antes de que Colón llegara a América.
La Torre tiene 12 metros de altura, fabricada de adobe de tierra, y está compuesta de dos plantas con ventanas vigilantes al mar y una terraza. Se entra a ella por una escalera que sale del antiguo Molino del Rosario. A día de hoy, está totalmente derruida por dentro y algunas grietas ponen en peligro su fachada.
8. Edad Moderna
Tras la conquista cristiana del Reino de Granada, Torremolinos estuvo expuesto a las incursiones de los piratas hasta bien entrado el siglo XVIII, que frenaron el desarrollo demográfico del pueblo. Se tiene constancia por documentos del Archivo de Simancas de dos fustas ocurridas 1.522 y 1.524 en las que varios hombres fueron capturados y de los que nunca más se supo, siendo probablemente vendidos como esclavos en Orán y Argel, donde tenía su base Barbarroja.
Más adelante, la piratería árabe sería sustituida por la inglesa. Durante la Guerra de Sucesión Española, una flota anglo-holandesa, comandada por el almirante inglés George Rooke, saqueó y quemó las casas y los molinos, con lo que Torremolinos quedó totalmente destruido, recuperándose muy lentamente. El más paradicmático molino, llamado del Inca y otros, pertenecieron a don Ysidro Ynca Méndez de Sotomayor y Colichet del Portal, cuyo cuñado fue el caballero y teniente coronel Francisco Antonio de Unzaga Amézaga y Aperribay, alcaide de la Alcazaba, gobernador de las costas del Reino de Granada y padre del gobernador Luis de Unzaga y Amézaga, cuñado de Bernardo de Gálvez quienes reformaron y reforzaron durante el siglo XVIII y primera parte del XIX las defensas militares del litoral con diversas actuaciones. Así, un padrón de 1.769, que refleja el vínculo administrativo de Torremolinos como barriada de Churriana cifra la población en tan solo 106 vecinos, casi todos inscritos en los molinos y sus sectores. Así, en el Molino de Inca se computan 7 vecinos; 9 en el del Moro, 4 en el Malleo, 16 en el Castillo de Torremolinos, 4 en el Molino del Castillo, otros 16 en el Molino de la Torre, dos en el de La Bóveda, 4 en el Molino Nuevo, 22 en el Molino de la Cruz y otros 22 en el Molino de La Nogalera.​
El problema de la piratería propició la construcción a partir de 1.763, del Castillo de Santa Clara y una batería de cañones en las cercanas colinas de Montemar, de la que aún se conservan restos que se pueden visitar en el Parque de la Batería.
9. Edad Contemporánea
Durante la primera mitad del siglo XIX, se reconstruyó todo nuevamente, como atestigua el Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus Posesiones de Ultramar del año 1.849, donde se dice que había 14 molinos harineros, un batán de papel de estraza y 785 habitantes.
Hacia 1.923, comienza el declive de la industria molinera.​ Torremolinos se unió entonces a la capital en 1.924, por problemas económicos. Con la desaparición de la industria molinera Torremolinos fue una pequeña villa de pescadores hasta finales de la década de 1.950, cuando se convirtió en uno de los primeros centros turísticos de la Costa del Sol.
10. (1.920-1.9509) Villa de pescadores
Este enclave de la costa malagueña era una pedanía anexionada a Málaga en 1.924, después de que 446 vecinos, siendo mayoría de un censo de 695, solicitaran al Ayuntamiento de Málaga, la adhesión de Torremolinos a ese municipio; desgraciadamente las grandes deudas por aquel entonces con el Tesoro de 252.288 pesetas y lo poco que figuraba en la Caja del Ayuntamiento, imposibilitaba la viabilidad en un futuro próximo de Torremolinos como pueblo. El último alcalde fue Miguel Fernández Alcauza.​ Su privilegiado entorno, su proximidad a la capital de la provincia, la belleza de sus playas y su tranquilidad la convirtieron desde principios de siglo en uno de los puntos favoritos para los viajeros (aún no eran turistas), que pasaban por Andalucía, entre los que destacan Salvador Dalí y Gala Eluard, invitados igualmente por los poetas impulsores de la revista Litoral que se edita en Málaga. La musa del genio catalán, díscola y libertaria, en un gesto que descorchó el descaro que acabaría siendo el gran reclamo turístico de la zona, se retiró la parte superior del traje de baño para dejar sus pechos al aire en la playa de La Carihuela, inmortalizando así en una fotografía el primer topless de la historia en España que se tiene documentado.
Tras el estallido de la Guerra Civil. la ciudad de Málaga permaneció bajo el control republicano hasta principios de 1.937, cuando sería tomada por el bando franquista. La represión posterior fue una de las más duras y crueles de la guerra, debido al fuerte carácter izquierdista que caracterizaba a la ciudad malacitana. Cerca de 4.000 presos del franquismo pasaron entre 1.938 y 1.939 por el campo de concentración de Torremolinos, que se situaba al sur del actual campo de fútbol de El Pozuelo.
Durante la II Guerra Mundial. Torremolinos sería escenario de numerosas anécdotas de espionaje que tendrían lugar en dos hoteles muy próximos, en uno se hospedaban ingleses y franceses y en el otro alemanes.
11. Gastronomía de la Costa del Sol
En todas las zonas de Andalucía se come bien. Su oferta gastronómica es rica en pescados, mariscos y guisos tradicionales del lugar. Te animamos a que pruebes el pescaíto frito, la ensalada malagueña, el ajoblanco, las migas y las gachas. Y como dulces, te encantarán el bienmesabe y los borrachuelos. Y si te apetece conocer más de la cultura gastronómica de la zona, puedes planear una ruta de tapas y vino que te encantará.
12. Lugares de Interés
La Torre Pimentel.
Adoptado como el símbolo de la ciudad por el ayuntamiento, este torreón de vigilancia de origen árabe se encuentra en el tramo final de la célebre calle San Miguel.
Casa de los Navaja.
La bella fachada de este palacete de estilo andalusí retendrá tu atención. Su fantástica ubicación en el paseo marítimo, no hace sino añadir atractivo a este singular edificio construido en 1.925.
 13. Barrios " Barrios de Torremolinos de Oeste a Este"
Los barrios tradicionales de Torremolinos, son el Centro, la zona del Bajondillo, El Calvario y La Carihuela, que además de ser los más antiguos, están considerados los barrios con más solera del municipio. Ya en el siglo XX, a partir de la década de los 50, Torremolinos al igual que toda la Costa del Sol, experimentó un espectacular crecimiento demográfico y urbanístico motivado por el auge del turismo internacional, dando lugar al surgimiento de otros núcleos que fueron adquiriendo notoria importancia como Los Álamos, La Colina, El Pinillo o Montemar.
Los Álamos. 
Se trata del núcleo poblacional más al oeste de la ciudad, y limita con el barrio de Guadalmar que pertenece a Málaga capital, al este. En las últimas décadas ha ido adquiriendo gran popularidad gracias a sus numerosos chiringuitos que han ido evolucionado hacia el concepto de ‘beach clubs’, una seductora combinación de cócteles y comida ligera entre tumbonas, camas balinesas y música en directo, principalmente electrónica. Estos han dejado de funcionar como discotecas abiertas hasta del amanecer debido a las recientes restricciones horarias impuestas por el Ayuntamiento ante las quejas de los vecinos por la musica. Debido al carácter festivo de la zona se celebra todos los años en la Playa de Los Álamos, el festival de música electrónica Los Álamos Beach Festival, al que acuden DJ's de la talla de como Martin Garrix, para 2.017, celebraron su tercera edición, reuniendo alrededor de sesenta mil espectadores provenientes de toda España y el extranjero.​ La zona cuenta con muchos hoteles como el Hotel Puente Real o el Parador del Club de Golf, que pertenece a la capital malagueña.
La Colina. 
Este barrio se halla sobre una colina en la zona este de Torremolinos entre Los Álamos y El Pinar. Surgió a raíz de la expansión que experimentó el municipio malagueño durante el "boom" urbanístico de los años 60 y 70. El barrio alberga la torre La Colina, que se ha convertido en un símbolo de la época del desarrollismo de los años 60, además se trata del edificio más alto de Torremolinos, y cuenta con 47 metros de altura y 15 plantas. El barrio en su conjunto, es una zona residencial muy bien comunicada, ya que cuenta con una estación de cercanías y acceso directo a la N-340 donde se encuentran varias hoteles.
El Pinar.
Este barrio se halla al noreste de Torremolinos lindando con límites de Churriana. Es una zona eminentemente residencial sin muchos atractivos especiales, aunque con una destacable vegetación. En la zona se encuentra el Palacio de Congresos y Exposiciones de la Costa del Sol y varios hoteles.​
Playamar.
La zona de Playamar sigue a la playa del Bajondillo y su vez linda con Los Álamos donde los límites son difusos. Al igual que La Colina, Playamar se levantó durante los años 70, en ella se encuentran las conocidas Torres de Playamar. Se levantaron en dos fases veintiuna torres de quince plantas cada una, en total 945 apartamentos, con una concentración de la edificabilidad encaminada a liberar el espacio ajardinado que recuerda a los rascacielos de las propuestas utópicas de Le Corbusier con elementos verticales en el paisaje, encaminado a la liberación del plano del suelo. A pesar de haber obtenido la Placa de Oro al Mérito Turístico en 1.969, el conjunto fue muy polémico en su época debido a su gran altura. En la actualidad es un hito imprescindible en la comprensión del fenómeno turístico de la Costa del Sol. En el paseo marítimo se encuentran al igual que en las demás zonas del municipio varios chiringuitos y merenderos que ofrecen su oferta estrella, el espeto. En la misma zona se encuentra el Hospital Marítimo de Torremolinos.
El Bajondillo. 
Es uno de los barrios más típicos de Torremolinos, aquí se encuentra la playa de El Bajondillo, que destaca por su amplitud y se encuentra enclava entre la playa de Playamar y la Punta de Torremolinos. Esta playa, la más céntrica del municipio costasoleño, comunica con La Carihuela a través de un singular saliente rocoso en cuya cúspide se levanta el Castillo de Santa Clara, hoy ornamentado con bellos jardines y plantas. Además de que en esta zona se localiza una cantidad de los hoteles del municipio, también es destacable su amplia oferta hostelera, que permite al visitante degustar un buen aperitivo o un almuerzo en cualquiera de sus numerosos restaurantes, en los últimos años se ha convertido en una de las playas más gay-friendly de la costa española. En esta misma zona se encuentra la Casa de los Navajas que data de 1.925, y que destaca por su estilo mudéjar. Otros dos elementos distintivos son el barquito de pescadores en la Plaza de las Comunidades Autónomas y la oficina de turismo.
El Centro. 
El centro de Torremolinos se halla como su nombre indica en la zona central de la ciudad un poco alejado de la playa, limita al norte y oeste con el barrio del Calvario y al sur con El Bajondillo y al este con la zona de Playamar. En él se hallan gran parte de las calles importantes del municipio como la conocidísima Calle San Miguel con la Cuesta del Tajo que comunica con El Bajondillo o la Avenida Isabel Manoja. Además alberga una gran cantidad de plazas importantes como la Plaza de la Independencia, la Plaza Costa del Sol o la Plaza de La Nogalera, en esta última se encuentra el conjunto urbanístico de La Nogalera, que se ha valido el nombre de «la Chueca de Torremolinos», debido a la amplia oferta de locales enfocados al público LGTB que se encuentran. El Centro en su conjunto es una de las zonas más visitadas del municipio y cuenta con una gran cantidad de servicios y diversión nocturna.
El Calvario. 
Este es junto al centro los barrios más antiguos de la ciudad y se halla al noroeste del centro a partir de la Avenida de Isabel Manoja. Dado que no ha soportado las influencias turísticas tanto como los barrios de la playa, tiene aún el estilo de pueblo tradicional de Torremolinos. Entre los atractivos a ver encontramos la plaza de Plaza Blas Infante, en honor a la independencia autonómica andaluza donde hallamos el edificio del Ayuntamiento y La Policía Local. Otro punto de interés es la Fuente de los Manantiales que hay en el cruce de las Calle Europa y Fernando de Prados que tiene agua del manantial.​
La Carihuela. 
El barrio de La Carihuela, se sitúa a orillas de una de las playas más famosas y con mejores servicios de Málaga y la Costa del Sol, la Playa de La Carihuela. En este barrio que antiguamente fue donde estaban las casas de los pescadores, además de la playa podemos destacar su magnífico paseo marítimo en el que podemos encontrar monumentos como el Monumento al Pescador en la Plaza de El Remo, los famosos hoteles de los años 50 como Tropicana o Pez Espada. Presenta una gran oferta gastronómica debido a sus orígenes pesqueros y hotelera. Limita con la Punta de Torremolinos y con Puerto Marina, que ya pertenece a Benalmádena, a través del paseo Marítimo. Mención especial merece las Fiestas de la Virgen del Carmen que se celebran en torno a Julio.​
Montemar. 
Se trata de un barrio residencial entremezclado con La Carihuela y en su parte alta contiene el Parque de la Batería. Está compuesto por villas y mansiones construidas durante los años 1.940, 1.950 y 1.960 principalmente. En este barrio se situó uno de los primeros establecimientos hoteleros de la ciudad, el Parador de Montemar, y pronto se convirtió en el lugar de residencia o veraneo de diversos personajes famosos. Por este motivo, Montemar figura en varias novelas de escritores como James A. Michener, Juan Goytisolo, William Peter McGivern, Sánchez Dragó o Antonio Pereira.
El Pinillo. 
El Pinillo es un barrio residencial que queda en la parte norte de la ciudad limitando con Benalmádena y al sur con La Carihuela. Se trata de la zona de expansión más reciente de Torremolinos. También se halla un parque empresarial.


14. Zonas Verdes
Las mayores zonas verdes de la ciudad son el Complejo Los Manantiales de Torremolinos-Jardín Botánico Molino de Inca y el parque de La Batería. El primero se encuentra donde se ubican los nacimientos originales de los manantiales de Torremolinos y concentra más de 150 palmeras de 50 tipos diferentes, así como unos 300 árboles de 60 especies distintas y unos 400 arbustos también variados. Junto al jardín botánico se encuentra el Pinar de los Manantiales, extenso bosque considerado el pulmón de la ciudad, donde brotan los manantiales que le dan nombre. Está equipado con barbacoas y mesas para la asistencia de público.
El parque de La Batería, situado en la zona de Montemar Alto e inaugurado en 2.007, cuenta con un gran lago central navegable, de 9.000 metros cuadrados de superficie, así como con una torre mirador, de 15 metros, con ascensor, con vistas del litoral malagueño, una red de senderos, una zona de ejercicio físico, una parque de juegos infantiles de 650 m² de superficie, un carril bici y una pista para correr. El recinto natural cuenta además con más de 750 árboles, de más de 25 especies diferentes, así como con una abundante vegetación floral. Está situado sobre unos terrenos que en su día fueron baterías antiaéreas utilizadas durante la Guerra Civil y contiene varios cañones y una zona de pasadizos y búnkeres. Con una superficie aproximada de 74.000 m², el parque de La Batería, es la zona verde más grande de Torremolinos, además de ser un auténtico referente, desde su inauguración, en la Costa del Sol. Cada año más de 500.000 personas visitan las instalaciones de este recinto.
Como centros de ocio pueden citarse el parque acuático Aqualand, inaugurado en 1.984, y el Crocodile Park, zoo dedicado al cocodrilo y otros reptiles y anfibios.


15. Hotel Riu Costa del Sol


El Hotel Riu Costa del Sol, ubicado en Torremolinos ofrece su exclusivo servicio All Inclusive 24 H. Sus instalaciones están diseñadas para que disfrutes de unas entretenidas vacaciones en familia o con amigos bajo el cálido servicio de nuestro personal. Su ubicación es idónea, pues se encuentra a 5 km del aeropuerto de Málaga y a 10 km de la ciudad, convirtiéndose en un hotel ideal para descubrir el encanto de Málaga. El hotel, ubicado a 50 metros de la playa Bajondillo, cuenta con 621 cómodas habitaciones. Podrás relajarte en el Spa, ponerte en forma en el Gimnasio o con el programa de Fitness RiuFit o refrescarte en sus 4 piscinas. Los más pequeños podrán disfrutar del programa infantil RiuLand (niños de 4 - 7 años y 8 - 12 años), mientras que los adultos cuentan con el mejor entretenimiento nocturno y diurno. Su oferta gastronómica, con tres restaurantes, te permitirá probar los mejores platos internacionalesandaluces e italianos.


Entrada al Hotel




Zona de Recepción



Habitación









Comedores






Gimnasio y Spa














16. Malaga  (Historia) "Edad Antigua"
El primer asentamiento colonial data del año 800 a. C. y 500 a. C. localizado en la desembocadura del río Guadalhorce, en una isla que había en su estuario en un enclave conocido como cerro del Villar.​ En el lugar donde se asienta la ciudad existía un poblamiento bástulo, en base al cual los fenicios fundaron la colonia de Malaka, atraídos por las buenas condiciones para el atraque en su puerto natural y la gran cantidad de yacimientos de plata y cobre existentes.​ Tras un período de dominación cartaginesa, Malaka pasó a formar parte de Roma. En la época romana la ciudad de Málaga (en latín Malaca), alcanzó un notable desarrollo. Dotada inicialmente de estatuto de municipio federado, obtuvo el de municipio de derecho latino durante el siglo I, tras la promulgación del «Edicto de Latinidad», para Hispania por parte de Vespasiano y la promulgación por Domiciano de la lex Flavia municipalis, que adaptaba las provisiones de las leyes municipales promulgadas por Augusto a las peculiaridades de los municipios de derecho latino de Hispania. La copia particular de Málaga se denomina Lex Flavia Malacitana.​ A esta etapa pertenecen el Teatro Romano, unas grandes Termas públicas y otras piezas escultóricas conservadas en el Museo Arqueológico. La decadencia romana dio paso a la dominación de los pueblos germanos, que sobre el año 411 arrasaron las costas malagueñas. Con la intención de reconstruir el Imperio romano, el emperador bizantino Justiniano I conquista la ciudad entre los años 552 y 555 pasando a formar parte de la provincia bizantina de Spania hasta el año 614 en que es tomada por los visigodos al mando del rey Sisebuto.
17. Edad Media
Tras la conquista árabe realizada por el hijo de Musa, Abd al-Aziz, Mālaqa (en árabe مالقة), se convirtió en una ciudad floreciente rodeada por un recinto amurallado junto al que se asentaban los barrios de comerciantes genoveses y las juderías. Málaga llegó a ser capital de la taifa hammudí, así como de otros tres efímeros reinos posteriormente. De esta época quedan trazas en el centro histórico y en dos de sus principales monumentos: la Alcazaba y el Castillo de Gibralfaro. Además, contaba con dos arrabales fuera de las murallas El Perchel y la Victoria, un comercio que poseía un discreto radio de acción con Marruecos y una clase media dedicada a la artesanía y al comercio. En esta etapa vivió el filósofo y poeta judío Ibn Gabirol.​ La toma de la ciudad por los Reyes Católicos en 1.487, supuso un episodio sangriento en la guerra final contra el Reino nazarí de Granada. El asedio de la ciudad fue uno de los más largos de la Reconquista, duró seis meses y cortó el suministro de alimentos. La ciudad se rindió el 18 de agosto, entrando los reyes triunfalmente el día siguiente. La población fue castigada a la esclavitud o a pena de muerte.​ También en el asedio a la ciudad, la reina Isabel la Católica sufrió un intento de asesinato. En una de las mezquitas, actualmente situada en la calle Granada, la reina Isabel mandó tapar el arco moro de entrada, y mandó construir dos arcos cristianos a los lados, convirtiendo esta mezquita en iglesia y apodándola: Santiago Matamoros.
18. Edad Moderna
Bajo la influencia castellana, la ciudad comenzó a cambiar su trazado urbano e inició la construcción de la catedral de Málaga, cuyo arquitecto fue Diego de Siloé, sobre los cimientos de la mezquita mayor. Las iglesias y conventos construidos fuera del recinto amurallado empezaron a aglutinar población, dando lugar a la formación de nuevos barrios extramuros como La Trinidad o Capuchinos. Del siglo XV al XVIII, la ciudad entró en una época de inestabilidad, no solo por las consecuencias que trajo consigo el levantamiento de los moriscos y su posterior expulsión, sino también por las inundaciones provocadas por el río Guadalmedina, que se vieron acompañadas de varias malas cosechas sucesivas durante el siglo XVII, así como de epidemias, terremotos, explosiones de molinos de pólvora y las levas de soldados.​ Las Civitates consideraban a Málaga un emporio de riqueza, debido a su enclave comercial privilegiado. Sus productos agrícolas, en especial los vinos y las pasas, así como sus apreciadas vasijas vidriadas atraían gran afluencia de mercaderes extranjeros de distintas nacionalidades; Flandes, Inglaterra y Francia comerciaban principalmente con madera, tejidos y trigo, llevándose a cabo un importante intercambio de diferentes mercancías. El trato mercantil se realizaba principalmente durante "la vendeja".​ Málaga, siendo sede de la Capitanía General de la Costa y Reino de Granada,​ jugó un papel esencial en la política exterior de los Borbones. Las armadas, el abasto de los presidios norteafricanos y la defensa del Mediterráneo se organizaban en la ciudad. Ello implicó un enorme gasto en defensa: Fortificación del puerto, torres en el litoral y regimientos de milicias. Además, la pérdida de Gibraltar en 1.704, a manos de los británicos depositaba en Málaga una de las llaves del Estrecho. Durante la segunda mitad del siglo XVIII, se solucionarían los crónicos problemas de abastecimiento de aguas que sufría Málaga con la culminación de uno de los proyectos de ingeniería más importantes llevados a cabo en España en esa centuria: el Acueducto de San Telmo.
19. Siglo XIX
En los primeros años del siglo, Málaga tendría un papel protagonista en la Guerra de la Independencia española; contribuiría decisivamente a la primera victoria de un ejército europeo en campo abierto sobre las tropas de Napoleón en la batalla de Bailén, con miles de voluntarios y, a la cabeza de las tropas españolas, su Gobernador, el general Teodoro Reding. En 1.810, las tropas napoleónicas penetraron de nuevo en el Sur de España, siendo la ciudad ocupada hasta 1.812 y teniendo que pagar cuantiosas contribuciones por haber sido la única capital sureña que se sublevó contra ellas. Durante gran parte de la centuria, Málaga fue una de las ciudades más levantiscas del país, contribuyendo decisivamente al triunfo del liberalismo en España. Tanta actividad revolucionaria le valieron el título «siempre denodada» y la leyenda «la primera en el peligro de la libertad». Fue una de las primeras ciudades en la península que experimentó de forma plena la Revolución Industrial, llegando a ser la primera ciudad industrial de España, y a mantener después el segundo puesto tras Barcelona durante años. Las actividades mercantiles también tuvieron un importante incremento y de 1.860 a 1.865, las comunicaciones sufren una gran revolución. En está época se desenvuelven las grandes familias burguesas de Málaga, algunas de ellas con influencia en la política nacional. Bajo la influencia de estos, Málaga gozaba de dos sectores bien definidos, ambos enclavados fuera del centro de origen medieval: en el extremo occidental el paisaje urbano que empezaba a configurarse influenciado por la actividad industrial, mientras que en el otro extremo de la ciudad empezaron a aparecer villas y hoteles. Con la renuncia al trono de Amadeo de Saboya se producen grandes disturbios y se declara el cantón de Málaga. La vida política malagueña durante el sexenio democrático se caracterizó por un tono radical y extremista. El republicanismo federal logró fuertes apoyos en las clases populares y alentó insurrecciones que produjeron gran alarma entre los sectores acomodados. La decadencia de la ciudad se inició a partir de 1.880. La crisis hace cerrar las fundiciones malagueñas y vino acompañada por el derrumbe la industria azucarera y la plaga de filoxera, que hundió al viñedo malagueño. El abandono de estas fincas trajo consigo una fuerte deforestación de las laderas, lo que causó un incremento de las avenidas de agua, que provocó muchos desastres y muertos hasta bien entrado el siglo XX.​
20. Siglo XX
El comienzo del siglo XX. es un periodo de reajustes económicos en el que se produce un progresivo desmantelamiento industrial y un errático comportamiento de la actividad comercial. Todo ello, en el seno de una sociedad atrasada y escasamente alfabetizada, en la que una ahora débil oligarquía ejerce el control económico y político.​ Conflictividad social, depresión económica y unas endebles estructuras de gobierno, fueron los principales problemas que hicieron que el republicanismo y los movimientos obreros reforzaran su presencia en la ciudad. En 1.931, tras la proclamación de la Segunda República Española, Málaga fue la ciudad española más afectada en los trágicos sucesos provocados por los anticlericales y extremistas de izquierda, entre los días 10 y 13 de mayo, conocidos como la quema de conventos.​ En 1.933, salió de Málaga el primer diputado del Partido Comunista de España,​ debido a esto y al gran número de militantes activos relacionados con el socialismo, el anarquismo y el comunismo, durante esta época Málaga era denominada «Málaga la Roja» a pesar de los sectores liberales y conservadores de la ciudad, cuya presencia también era numerosa. Tras el estallido de la Guerra Civil, la ciudad permaneció bajo el control republicano hasta principios de 1.937, cuando el ejército franquista, con la ayuda de los voluntarios italianos y a las órdenes del general Queipo de Llano, lanzó una ofensiva contra la ciudad que fue ocupada el día 7 de febrero.​ La represión posterior fue una de las más duras y crueles de la guerra,​ estimada en unos diecisiete mil fusilados, enterrados en fosas comunes como las del cementerio de San Rafael. Durante la dictadura de Francisco Franco, Málaga experimentó una fuerte expansión demográfica, provocada por la inmigración desde diferentes puntos de la provincia hacia la propia capital, y económica, motivada por el boom turístico de la Costa del Sol. También se produjeron flujos migratorios hacia otras zonas España y Europa Central. Durante el primer franquismo, Málaga, era administrada por el gobernador civil, el alcalde, y el presidente de la Diputación. Estos tres cargos eran los intermediarios legales entre el general Franco y la provincia, siendo personas del círculo de confianza del dictador que habían sido colocadas en dichos puestos por él mismo. También existía cierta actividad del único partido legal en ese momento conocido como Falange, dirigida por un jefe provincial del Movimiento que normalmente solía ser la misma persona que ocupaba el puesto de gobernador civil. No obstante, el papel de Falange se reducía a un simple aparato burocrático que apoyaba ideológicamente a Franco y intentando a su vez imitar al partido Fascista Italiano. Tras el final de la Segunda Guerra Mundial, Falange entró en decadencia en detrimento de Acción Católica, siendo el mismo Franco quien iría reduciendo progresivamente el papel del partido en detrimento del apoyo prestado a la Iglesia católica que adquiere ahora una legitimación importante. Con la monarquía parlamentaria y la Constitución de 1.978, Málaga experimentó con el nuevo siglo un desarrollo cultural y económico del sur español y del Mediterráneo, siendo la ciudad con mayor actividad económica de toda Andalucía.

Zona Centro de Malaga















21. Historia - Prehistoria - Paleolítico
Los primeros pobladores de Benalmádena de los que se tienen datos, podemos situarlos en torno al período Solutrense del Paleolítico Superior, hace aproximadamente 18.000 años. Durante este periodo, tuvo lugar una auténtica explosión de asentamientos a lo largo de todo el arco calizo mediterráneo andaluz, y en ocasiones, hacia zonas del interior.​ No obstante, las recientes investigaciones efectuadas en la Cueva del Bajondillo (Torremolinos, Málaga), documentan los primeros momentos de ocupación de esta Cueva en el período Solutrense del Paleolítico Medio. Teniendo como referente esta información, podría especularse una cronología anterior para los primeros pobladores de Benalmádena si tenemos en consideración la propuesta de algunos investigadores acerca de la relación entre los diferentes hábitats de cazadores-recolectores de la costa. Al margen de estas reflexiones más que viables, se tienen suficientes elementos de juicio para fechar las primeras manifestaciones artísticas en Benalmádena en el Solutrense. De este período se tiene documentado la Cueva del Toro, santuario con pinturas rupestres localizado en el Calamorro. El Solutrense de los momentos iniciales es frío; la vegetación predominante era la artemisia, el quercus y el pino (pinus halepensis). En los últimos momentos de este período, el clima se va suavizando, momento en el que se produce la máxima expansión de grupos humanos por la bahía de Málaga. El homo Sapiens Sapiens del Solutrense era depredador, se dedicaba a la caza y a la recolección con una economía basada en la subsistencia.
22. Epipaleolítico
Con la llegada del noveno milenio, se culmina un proceso de cambios iniciados en el Paleolítico. Es probable que la Cueva del Toro tuviera una perduración hasta el Epipaleolítico, presentando así una secuencia similar al del resto de la cuevas del litoral malagueño. Este período de la prehistoria estaría caracterizado por el desarrollo de la industria lítica microlaminar que hunde sus raíces en el Magdaleniense. Desde el Paleolítico Superior se va gestando un cambio en la organización social favorecido por los importantes cambios climáticos, que van aumentando las temperaturas y transformando el paisaje, favoreciendo la expansión de los bosques y una mayor variedad en la flora y fauna. El sistema económico de estas comunidades sigue siendo la depredación, basado en la caza y la recolección, la pesca y el marisqueo. En torno al V milenio se va anunciando un nuevo período, el neolítico, caracterizado por unas comunidades más complejas.
23. Neolítico
Con la llegada del neolítico se observa un cambio sustancial en el poblamiento de todas las zonas litorales y prelitorales de la provincia de Málaga. Se produce un aumento de los pobladores, hecho que se traduce en un incremento del número de asentamientos preferentemente cavernícolas, tanto como hábitat, como para el desarrollo de actividades funerarias. En Benalmádena, la preferencia de este tipo de hábitat es debido tanto a la tradición como a las facilidades que ofrece la litología calcárea de la Serrezuela que favorece la formación de cuevas. Durante este período, se observa aún una dependencia de la depredación del medio, fundamentalmente dirigida al marisqueo y a la pesca. La actividad cinegética continúa, aunque no parece ocupar un papel fundamental, observándose un aumento considerable de la ganadería y la agricultura. De las dimensiones, número y distribución de los yacimientos neolíticos se determina la existencia de una serie de pequeños núcleos familiares no muy numerosos y unidos por líneas de parentesco. El ajuar de estos pobladores es el de los grupos conocidos como “Cultura de las Cuevas con Cerámica Decorada de Andalucía Oriental”. La industria lítica documentada, es exclusivamente laminar y conduce a la facies calcolítica que le sigue. En cuanto al material cerámico, abundan las formas típicas “de saco” y recipientes globulares propios para el almacenamiento y el consumo. El neolítico en Benalmádena estaría representado por varias estaciones en cueva; aunque no habría que descartar los asentamientos al aire libre como se han observado en áreas vecinas. Entre los yacimientos más representativos de Benalmádena, se encuentran la Cueva de los Botijos,​ la Cueva de la Zorrera​ y la Cueva del Sahara.
24. Edad Antigua - Época prerromana
A partir del año 1.000 a.C. las comunidades asentadas en todo el litoral malagueño, presentaban unos modos de vida muy similares a los de la Edad del Cobre. Sin embargo, a partir de estos momentos, los pobladores comienzan a tener cierta predilección por ocupar lugares cercanos a los valles de los arroyos. Para los primeros momentos del primer milenio, no se tienen datos acerca del poblamiento en la zona de Benalmádena, pero sí de momentos algo posteriores. De aproximadamente los siglos IX-VIII a.C. se localiza en la margen izquierda del Arroyo de la Miel, un poblado conocido como Cerro de la Era; sin lugar a dudas se trata de un yacimiento cuyo estudio ha sido primordial para el conocimiento de este sector del litoral malagueño en época prerromana. Su economía presenta evidencias del aprovechamiento de los recursos agrícolas. Estos pobladores pudieron proceder de grupos establecidos en las inmediaciones en época anterior,​ que a su vez gravitaban en torno a lo que las fuentes clásicas denominan “Tartessos”, formación social que tenía su eje en las inmediaciones del Guadalquivir y que conformaban ya una cierta unidad cultural. Probablemente, debían presentar estructuras jerarquizadas y diferenciación social. A partir del siglo VIII a.C., en el litoral de las tierras andaluzas se va producir la instalación estable de colonos fenicios, procedentes de la ciudad de Tiro en la Bahía de Cádiz y en el área oriental de la provincia de Málaga.​ Estos pobladores tenían importantes intereses comerciales y se establecieron en la costa a través de pactos con las comunidades indígenas para poder ocupar el territorio, hecho que motivará una fusión de elementos culturales entre ambas comunidades conocido como "Período orientalizante”. Precisamente esta circunstancia se ha podido constatar en las viviendas indígenas con influencias fenicias del poblado de la Era de Benalmádena, y cuyo paralelo más cercano se sitúa en el poblado fenicio de Cerro del Villar, junto a la desembocadura del río Guadalhorce. A partir del siglo V a.C. se observa una reestructuración en el litoral occidental, igualmente ejemplificados a través del poblado de la Era, donde se abandonan definitivamente las antiguas viviendas y se construyen otras nuevas. En los momentos precedentes a la conquista romana se mantienen los asentamientos en zonas más o menos elevadas y estratégicas desde el punto de vista defensivo como podemos corroborar en los poblados del Cerro de la Era y Cerro de Capellanía.
                            25. Época romana
Tras la conquista romana se producirán una serie de transformaciones políticas, sociales y económicas que incidirán en los modos de vida. A través de los restos arqueológicos no se han constatado niveles de destrucción de los poblados existentes, por lo que se infiere que la conquista no se produce con importantes acciones militares sino más bien con signos de plena integración. Con la caída de la República e inicios del Imperio se implanta definitivamente el sistema de villae como modelo de explotación de todo tipo de recursos, entre los que se encuentran especialmente las cetariae o fábricas de salazones.​ Benalmádena gozaba entonces de unas condiciones muy apropiadas para el desarrollo de las actividades generadas del aprovechamiento de los recursos marinos. Los últimos descubrimientos​ refuerzan la teoría del importante papel que tuvo la costa en la explotación de sus riquezas pesqueras durante la época romana. Estas explotaciones industriales vinculadas a villas residenciales, habitadas por importantes propietarios, siguen el modelo de las villae a mare de la península itálica. Para el desarrollo de estas actividades industriales fueron necesarias otras actividades complementarias, como la fabricación de los envases contenedores, fundamentalmente ánforas para
26. Edad Media
Tras la expulsión de los bizantinos en el siglo VII, no se vuelve a tener noticias del poblamiento en Benalmádena hasta época nazarí. El hecho de que las fuentes escritas no hagan alusión a Benalmádena, no implica necesariamente su inexistencia, sino más bien la escasa importancia que tenía en el contexto general de al-Andalus. Habrá que esperar al siglo XV, para que sea mencionada por las fuentes cristianas. Se tiene constancia que Benalmádena, fue abundante en hierro​ por lo que constituye un referente importante sobre la presencia de la minería en esta zona. En este sentido, se podría intuir que la población se ubicara, desde época emiral en torno a dos focos principales: uno en las inmediaciones de las minas y otro en las zonas más aptas para la explotación agrícola en la zona de Arroyo Casablanca. La inexistencia de referencias acerca de la extracción del mineral hace suponer que esta actividad dejó de realizarse por causas aún desconocidas para centrarse fundamentalmente en la agricultura. Así mismo, cobra importancia como lugar estratégico y función de vigía y guarda de la costa en el paso entre Málaga y Mijas. En definitiva, como se menciona en los repartimientos, la agricultura tuvo un papel importante en la economía; tuvieron importancia los almendros, los granados, los olivos, las moreras, algarrobales, alcornocales, higueras, albahacas, vides, palmas y colmenares para producción de miel.
Gracias a las fuentes documentales se sabe que la fortaleza estaría ubicada en la actual zona de la Ermita su almacenamiento y transporte.​ Dentro de estos parámetros de carácter económico y siguiendo unos patrones de asentamiento muy precisos, se localizan las villae de Torremuelle,​ Benalroma​ y los Molinillos.
Considerando los itinerarios de las fuentes clásicas, la Benalmádena romana quedaría emplazada entre Malaca y Suel. De las interpretaciones que se desprenden de los análisis de estos yacimientos, podrían ponerse en relación las actividades económicas aquí desarrolladas con las implantadas en cercanos yacimientos costeros de Torreblanca del Sol y El Secretario en Fuengirola.
A partir del siglo III, se acentuará en todo el territorio ocupado por el Imperio Romano una crisis en el sistema de producción que tendrá una especial trascendencia en el ámbito económico; en este contexto, aunque en menor escala, en Benalmádena, continuarán desarrollándose actividades industriales hasta finales del siglo V; no obstante, esta situación de crisis no viene determinada por el cese de las actividades industriales, sino más bien por una transformación en los modo de vida, ahora mucho más sobrios, atestiguado por las características de los restos arqueológicos de estos momentos.
Entre los siglos VI y VII, la franja costera entre Cádiz y Cartagena pasa a formar parte del imperio bizantino, de la que la ciudad de Málaga era el núcleo más importante de la costa malagueña. Los bizantinos son expulsados por los visigodos a principios del siglo VII, produciéndose un abandono generalizado de los asentamientos costeros a favor de los enclaves interiores; hecho que queda sobradamente constatado en Benalmádena con el despoblamiento y abandono de los enclaves costeros en época tardo-antigua. ​y los Jardines del Muro; un enclave privilegiado y estratégico que domina visualmente toda la costa.
Los caminos de Málaga y Mijas serían las vías principales desde la villa, aunque también existían otros caminos como el que llevaba hasta Fuengirola y el mar. Tras la reconquista, Benalmádena estaba constituida por casas que fueron repartidas entre los repobladores; la calle principal sería la calle Real o calle Mayor que longitudinalmente atravesaba la villa hacia la fortaleza. La mezquita era de pequeño tamaño y estaba adosada a la muralla; fue donada en los Repartimientos a Bartolomé Gonçales el Amo; esta mezquita no fue reutilizada como iglesia, sino que se construyó una de nueva planta; hecho poco frecuente, ya que habitualmente se solía construir el templo cristiano sobre la mezquita como gesto triunfal sobre el islam. “El cementerio debía estar fuera del recinto amurallado junto a una de las puertas posiblemente la situada al sudeste de la misma, en los márgenes de uno de los caminos que partían de la villa”. Al norte de la villa, se situaba el ejido, donde solían establecerse las eras y los ganados.​
Aldea Vieja, es una zona ubicada en el curso alto de Arroyo Casablanca que abarca un amplio período cronológico, desde la época emiral hasta la nazarí, coincidiendo al menos con las referencias documentales de los últimos momentos de ocupación: fue entregada a la vecindad y “podría tratarse de un asentamiento donde existiría una población mudéjar, dependiente administrativamente de Benalmádena, a la que se le permitiría permanecer en sus hogares para poner en explotación distintas tierras sin cultivar”. Este hecho sería factible ya que, cuando Fernando el Católico conquista Fuengirola “dejó los moros allí por mudéjares en sus faciendas”.
A finales del siglo XII nace en la provincia de Málaga Ibn al-Baitar, (se especula que nace en Benalmádena), uno de los más importantes botánicos y farmacólogos de la Edad Media.
27. Edad Moderna
En el año 1.456, el ejército del rey Enrique IV de Castilla parte desde Antequera y llega a los puertos de Málaga. Desde ella continúa con su campaña destruyendo todo lo que encuentra a su paso. Durante el trayecto, incendian y asuelan la villa de Benalmádena que queda desamparada; los moros se refugian en la Sierra; pero una vez pasado este vendaval de los cristianos, los moros vuelven al lugar y reconstruyen la villa, sus casas, acequias y pozos. No se vuelve a tener noticias de Benalmádena hasta la primavera de 1.485,​ cuando una vez conquistada Marbella, y en el trayecto de nuevo hacia Málaga, se produce una nueva destrucción de la villa a manos del rey Fernando II de Aragón, quién ordena derribar la fortaleza de Benalmádena debido al peligro que entrañaba la villa. Según fuentes indirectas, el pueblo quedó totalmente arrasado y yermo; y, parte de la población musulmana tiene que huir a Málaga. Benalmádena, queda desierta y despoblada durante varios años. El rey Fernando inicia así la labor repobladora; en 1.491, encarga al escribano Alonso Palmero su repoblación con treinta cristianos viejos y sus familias, de los que él mismo será el alcaide bajo ciertas condiciones, entre las que se incluía la defensa de la villa y la reparación del castillo caído así como la construcción de nuevos elementos como torreones, puertas y adarves para el castillo.​ La repoblación no se llevará a cabo de manera fructífera hasta la intervención del Secretario Real Hernando de Zafra, encargado de hacer un nuevo reclutamiento.
La situación de inestabilidad motivadas por las incursiones de musulmanes y piratas a través de las calas abrigadas que facilitaban el desembarco y causaban la inseguridad de la población, fue constante durante el reinado de Carlos I, y se prolongaría, aunque en menor medida, durante todo el siglo XVI. Para evitar estas incursiones por la costa, los reyes organizan el sistema de defensa. Para ello se reparan las torres vigías existentes,​ Torre Bermeja y Torre Quebrada, que formaron parte de la defensa del reino nazarí y se construye otra nueva, Torre del Muelle. La función principal de estas torres consistía en dar aviso ante la presencia de las incursiones enemigas por la costa para que las guarniciones de Fuengirola, Mijas y Málaga acudieran para evitarlas.
La repoblación durante el reinado de Carlos I no fue tarea fácil, sin embargo, a partir de 1.560, los ataques berberiscos irán decreciendo y la vida de los benalmadenses se irá normalizando; se intensificará el comercio y se sembrarán los campos sin temor a ser capturados por los enemigos.
En el siglo XVII, la provincia de Málaga, sufrió epidemias, sequías, y calamidades como un maremoto,​ un terremoto (1.680),​ así como el cierre del puerto a los barcos ingleses (1.673), que paralizó la venta de productos agrícolas de exportación.​ No obstante, todas estas dificultades que hicieron estragos en la población y las cosechas, pusieron a prueba la capacidad de resistencia de Benalmádena, que continuó con una economía de base agraria. En el tercer cuarto del siglo XVII, la economía benalmadense irá creciendo lentamente con la expansión de la vitivinicultura (sobre todo de la pasa), los higos, los almendros y la batata. Durante este siglo, cobró gran protagonismo la familia Zurita Zambrana,​ propietaria del cortijo de Arroyo de la Miel que fue adquirido en una venta mediante censo por el obispado malagueño. En la segunda mitad del siglo XVIII, los hermanos Gálvez se afanan en elevar la industria, la agricultura y el comercio de Málaga. Con la aprobación del rey Carlos III, consiguen la instalación de una Real Fábrica de naipes en Macharaviaya, su pueblo natal. Un especialista genovés, Félix Solesio, se asentará en Arroyo de la Miel, lugar propicio por sus manantiales para la instalación de molinos para fabricación de papel necesaria para la Real Fábrica de naipes, que tendrá como destino el mercado con América.​ Actualmente quedan en pie algunos restos de este complejo papelero en el denominado edificio la Tribuna, situado junto a la Plaza de España, en el mismo centro de Arroyo de la Miel.
28. Edad Contemporánea
En el siglo XIX se vislumbra un despegue de la actividad económica de Benalmádena, no sólo en el sector agrario, sino además en el sector industrial, especialmente en la fabricación de papel, que tuvo una importante repercusión en los cambios de mentalidad colectiva. A partir de entonces, aumentan las transacciones y la venta de propiedades para liquidar préstamos solicitados para la consecución de medios de vida distintos como la apertura de establecimientos de toda clase de géneros.
Se tiene constancia de varios batanes de papel de estraza y molinos harineros que podrán arrendarse. La actividad de estos molinos y el aumento de la superficie de tierras para riego como consecuencia de una mayor demanda de productos agrícolas disminuyen considerablemente las posibilidades de agua, hecho que provocan enfrentamientos ente fabricantes y agricultores e incluso entre ellos mismos. La industria papelera se desarrolla paralelamente en la provincia de Málaga. Las fábricas de Solesio en Arroyo de la Miel consiguen funcionar durante más tiempo. El viajero inglés William Jacob en 1.809, describe la riqueza y belleza de Benalmádena con un arroyo que mueve molinos harineros y papeleros.​ Sin embargo, Madoz, en 1.840, describe Arroyo de la Miel como un lugar ruinoso con fábricas de papel casi irreversibles por falta de agua y en parte abandonadas por las hipotecas de consideración.​
Los vecinos de Benalmádena con posibilidades económicas, no dudan en invertir en actividades industriales con la intención de rentabilizarlas. En este sentido, la villa va a estar en continuo movimiento, con sus fábricas de papel, molinos harineros, canteras, producción de esparto, etc. Asimismo se construyen puentes, caminos, acequias, bancales y se explotan las tierras con plantaciones de cepas que producen pasas moscatel, esparto, batatas, anises, vinos, etc.
A mediados del siglo XIX llegan inversores a Benalmádena buscando tierras apropiadas para la vid. La población aumenta considerablemente con la llegada de estos nuevos inversionistas que arriendan las tierras y atraen a un número importante de jornaleros. La destrucción de las viñas por la plaga de la filoxera en el último cuarto del siglo XX, hice estragos en toda la provincia de Málaga. El paro, el hambre y esta plaga unidas a epidemias de paludismo, tifus y cólera se ceban con Benalmádena; las defunciones y las emigraciones harán decrecer la población y la dejan extenuada hasta 1.950.
El gran auge demográfico del municipio se produce a partir de los años cincuenta y sesenta con el nacimiento y desarrollo de la actividad turística en la costa española.
29. Patrimonio y monumentos
Cuevas, la Cueva del Toro es el yacimiento más importante de la Prehistoria en el municipio desde que fuera descubierta en 1.969. Fue ocupada y utilizada como santuario hace unos 18.000 años en el Paleolítico Superior. En ella se pueden encontrar pinturas rupestres destacando la que representa a un bóvido acéfalo. Se encuentra en el Monte Calamorro. El municipio cuenta con otras cuevas más recientes, del período neolítico, la Cueva de los Botijos, la Cueva de la Zorrera y la Cueva del Sahara, cuyos restos están expuestos en el museo arqueológico de Benalmádena.
Yacimientos arqueológicos. son varios los yacimientos de la Edad Antigua que se pueden encontrar en Benalmádena. Entre los más destacables se encuentra el yacimiento indígena con influencias fenicias del Cerro de la Era; Desde el siglo II a. C., los romanos estuvieron presentes en el municipio destacando de éstos varias villas dedicadas a la explotación de los recursos marinos (factorías de garum), como el denominado yacimiento de Benalroma, o el de Torremuelle; uno de los yacimientos más interesantes es el de Los Molinillos, asentamiento dedicado a la producción de aceite durante el Alto Imperio romano y de salazones a partir del siglo III d.c.
Torres vigías. son tres las torres vigías que se encuentran dentro del municipio: la Torremuelle, la Torre Quebrada y la Torre Bermeja. Algunas de ellas forman parte del sistema de fortificaciones construido en la costa de Andalucía Oriental como sistema defensivo del Reino nazarí de Granada, y luego restauradas o construidas de nuevo durante la repoblación cristiana para proteger la costa mediterránea española de las incursiones de los piratas berberiscos. A lo largo de los siglos han sufrido deterioros (y reconstrucciones), por culpa del paso del tiempo y de la acción de terremotos.
Edificio la Tribuna. El origen del núcleo urbano de Arroyo de la Miel, se sitúa en el siglo XVIII, cuando Félix Solesio construye allí algunos molinos y viviendas para albergar a los trabajadores de las factorías papeleras. De esta época se conserva la propia configuración de la plaza y un arco de piedra que corona su entrada. Tras una profunda reforma es posible apreciar un edificio de la antigua factoría conocido como La Tribuna así como la escultura de homenaje a Felix Solesio.
Pecio Isabella. La historia de esta embarcación, llamada también Pecio de los Santos, ha sido imprecisa desde su descubrimiento en 1.961. Sin embargo, las investigaciones llevadas a cabo a partir de 2.002, han sido determinantes para conocer la historia real del pecio, catalogado como Bien de Interés Cultural.
Castillo de El Bil Bil. este edificio construido en la avenida Antonio Machado durante la Segunda República Española, es uno de los referentes del municipio de Benalmádena.
La Niña de Benalmádena. es uno de los iconos de la ciudad y se encuentra en el centro de una fuente en la Plaza de España de Benalmádena Pueblo. Se trata de una escultura en bronce realizada por Jaime Pimentel.
Ventorrillo de la Perra. es una venta construida en el siglo XVIII. Fue reconstruida en 1.972, y es actualmente un restaurante especializado en cocina tradicional española, carnes de caza y pescado, que mantiene el ambiente de la época de Carlos III.
Castillo de Colomares. monumento en homenaje a Cristóbal Colón y al descubrimiento de América construido por el Doctor Esteban Martín y Martín entre 1.987 y 1.994. En él se pueden observar varios estilos arquitectónicos y distintos materiales, su interior destaca por sus vidrieras. Anteriormente era escenario del espectáculo de aves rapaces que hoy se desarrolla en la cumbre del Monte Calamorro.



















30. Centro Comercial Plaza Mayor






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