1. El Bajo Imperio "284 - 395"
Bajo el reinado del emperador Ilirio Diocleciano, este comprobó que el
vasto imperio no podía ser gobernado por un solo hombre. Este fue el inicio
de la Tetrarquía, o gobierno de cuatro. Diocleciano fue el Augusto de
oriente, y Galerio, su César. En Occidente estaba Maximiano, Augusto de
Occidente y Constancio I, César de Occidente y padre de Constantino I el
Grande. En Oriente, Diocleciano contaba con un vasto territorio con capital
en Nicomedia, tenía la península Anatólica, el Levante y Egipto. Galerio
contaba con dominios en Grecia, Iliria, Panonia, Tracia y Creta, su capital
era Sirmium. En occidente, estaba el imperio más extenso de la tetrarquía,
el de Maximiano, con sede en Mediolanum, este contaba con la península
ibérica, África, Italia, Córcega, Cerdeña, Sicilia y Récia y Nórico,
Constancio tenía los territorios de la Galia y britania y capital en Augusta
Treverorum.
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Tras la abdicación de Diocleciano, este sistema se vino abajo, y la
guerra civil estalló. Constantino, hijo de Constancio, heredó el Imperio
de su padre, el objetivo de Constantino es unificar el imperio. Tras la
batalla del puente Milvo, donde derrota al usurpador Majencio,
Constantino, el imperio se queda en dos partes, Occidente y Oriente, que
lo gobierna Licinio, Constantino logra derrotar a Licinio y unifica el
imperio, legaliza el cristianismo y traslada la capital a
Constantinopla.
2. La División del Imperio "395 - 476"
El Imperio romano de Occidente es la parte occidental del Imperio romano,
después de su división en Occidente y Oriente iniciada con la tetrarquía
del Emperador Diocleciano (284-305) y efectuada de forma definitiva por el
Emperador Teodosio I (379-395), quien lo repartió entre sus dos hijos:
Arcadio recibió el Imperio de Oriente y Honorio recibió el de
Occidente.
3. El Fin del Imperio Romano de Occidente "395 - 475"
A principio del siglo V, las tribus germánicas, empujadas hacia el oeste
por la presión de los pueblos hunos, procedentes de las estepas asiáticas,
penetraron en el Imperio romano. Las fronteras cedieron por falta de
soldados que las defendiesen y el ejército no pudo impedir que Roma fuese
saqueada por visigodos y vándalos. Cada uno de estos pueblos se instaló en
una región del imperio, donde fundaron reinos independientes. Uno de los
más importantes fue el que derivaría a la postre en el Sacro Imperio
Romano Germánico.
El emperador de Roma ya no controlaba el Imperio, de tal manera que en el
año 476, un jefe bárbaro, Odoacro, destituyó a Rómulo Augústulo, un niño de
15 años que fue el último emperador romano de Occidente y envió las
insignias imperiales a Zenón, emperador romano de Oriente.
4.Supervivencia del Imperio Romano de Oriente "395 - 1.453"
A lo largo de los siglos que suceden a la caída del Imperio Romano de
Occidente, muchas civilizaciones de la edad media y más tarde, de la edad
moderna, se proponen restaurar el Imperio Romano a su antigua gloria. El
intento más antiguo y el que más se acercó fue el del Imperio Bizantino,
por decisión de Justiniano I, en el siglo VI utilizó a sus mejores
generales " Narsés y Belisario ", para devolver la antigua
gloria del Imperio.
Tres siglos más tarde, un rey Franco, Carlomagno, hijo de Pipino el Breve,
fundó la dinastía Carolingia, convirtiendo el reino Franco en el Imperio
Carolingio. Carlomagno se hizo con el poder de la mayoría de territorios en
Europa Central, convirtiéndose en la principal potencia de Europa en ese
momento. Después de la muerte de Carlomagno, el imperio se dividió en tres,
un reino para cada hijo de Carlomagno. A pesar de que fuera muy extenso, no
se asemejaba en tamaño ni siquiera al Imperio de Occidente en su apogeo
territorial.
Un reino sucesor del Imperio Carolingio se hizo con mucho territorio en
Europa, fue entonces cuando fue rebautizado como Sacro Imperio Romano. Este
Imperio no fue tan extenso como su antecesor, el Imperio carolingio. Pero
fue mucho más duradero, llegando hasta la edad contemporánea.
5. Ejército romano
El mando supremo del ejército correspondía al Emperador. En provincias el
mando correspondía al gobernador provincial " pero éste a su vez estaba
supeditado al Emperador que podía apartarlo cuando quisiera ", pudiendo
también asumirlo temporalmente el Emperador. El número de legiones osciló en
toda la época imperial, con un número cercano a la treintena.
Los caballeros y las clases altas habían desaparecido prácticamente del
ejército y las legiones debían reclutar entre los ciudadanos, primero en
Italia, pero se reclutaron progresivamente en las provincias donde estaban
acantonadas, y si era necesario se recurría a mercenarios extranjeros "
sobre todo germanos ". Con la entrada de los proletarios del ejército
tendió a una profesionalización, si bien estos soldados tenían más
facilidad para el saqueo. Los ascensos se ganaban por méritos, por favores
o por dinero. El tiempo de servicio fue aumentado progresivamente y no
eran excepcionales servicios de treinta o más años. Para ejercer algunos
cargos municipales había un cierto tiempo de servicio en el
ejército. La legión disponía de arsenales " armamentos ", y de talleres de fabricación y reparación. Los soldados recibían un
sueldo, donativos imperiales en ocasión del acceso al trono, las fiestas o
los motines, regalos " stillaturae " y el botín de guerra. La ración de alimentos diaria fue creciendo
y se le proporcionaba trigo, sal, vino, vinagre, carne fresca y carne
salada. Los campamentos se convirtieron en plazas fuertes. Disponían de murallas
y torreones y se dividían interiormente en cuatro partes marcadas por dos
vías perpendiculares. Contenían sala de baños, sala de reuniones,
capillas, oficinas, cárcel, hospital y almacenes. Los mercaderes,
artistas, prostitutas y otros acudían a sus alrededores y se establecían
constituyéndose aglomeraciones urbanas, y crecían las poblaciones civiles
" canabae " y las casas de baños y anfiteatros. Los terrenos próximos
se utilizaban como pastos para el ganado, y en general se arrendaban por
ello los agricultores de la zona.
6. Estructura de la legión
Una legión romana "cuyo emblema era un águila plateada" consistía en
diez cohortes "con su respectivo estandarte" cada una de ellas con cinco o
seis centurias de ochenta hombres subdivididas en diez contubernios
"unidad básica de ocho legionarios que compartían tienda", contando pues
cada legión cinco o seis mil hombres de infantería, divididos en cincuenta
o sesenta centurias. Contaba también con las guerrillas regulares
auxiliares y de caballería "alae" ciento veinte hombres de
caballería. El nombramiento de los legatus legionis, lugartenientes de la legión con
funciones de pretor, asistidos por tribunos militares designados todos
ellos por el gobernador provincial o por el Emperador, que también podían
nombrar a los centuriones. Junto a los legados de la legión estaban los
benefiaciarii "encargados de misiones de confianza", los
strato "escuderos", los comentarienses "archiveros", los
cornicularii "contadores" y los actuario "escribientes". Los
tribunos militares se dividían en laticlavii "afectos a la
administración "y angusticlavii" misiones propiamente militares ". Los
centuriones los auxiliaba un oficial secundario llamado optio, algunos de
los cuales también ejercían funciones administrativas. En caballería el
suboficial que mandaba una turma " nueve jinetes "era llamado
decurión. Otros suboficiales eran el tesserarius "equivalente a un
sargento", el signifer o vexillarius "portaestandartes", el
aquilifer "el portador del águila legionaria", el campiductor "
instructor " y el pecunarius " furriel ".
7. Las cohortes
Las cohortes se estructuraban en diez filas de 40 o 60 hileras que en
tiempos de Trajano se redujeron a cinco filas. Con Adriano surgió la cohorte
familiar "compuesta de 1.200 soldados escogidos" mientras las restantes
cohortes fueron llamadas quingentaries y contaban 500 soldados. Desde el
reinado de Adriano el reclutamiento se hizo exclusivamente en las provincias
donde servía la Legión.
Se estructuraron varias cohortes especializadas: las de infantería
"peditata", la de caballería o mixta "equitativa", la policial "togata",
la de vigilancia "excubitoria", la de guarnición en una ciudad " urbana ",
la encargada de apagar incendios " Vigilio " y la encargada de la
guardia y custodia imperial o de un caudillo "Praetoriana". Esta guardia
personal del general en jefe fue habitual en el Imperio. Existía el
cuartel general "Guardia Pretoriana o guardia del general en jefe" los
miembros tenían más sueldo y estaban dispensados de los trabajos del
campamento, y que llegaron a ser los árbitros del Imperio.
8. Las centurias
Las centurias estaban al mando de centuriones" el centurión de más
prestigio era el primus pilus habitualmente el más veterano", por encima del
cual había seis tribunos de la legión de rango ecuestre, y el legatus de la
legión, de rango senatorial, que había sido anteriormente pretor en las
provincias donde solo había una legión, el legatus de la provincia y el de
la Legión era la misma persona
9.Equipamiento
El equipamiento de los legionarios cambiaba sustancialmente dependiendo del
rango. Durante las campañas, los legionarios iban equipados con armadura
"lorica segmentata", escudo "scutum", casco "galae ", una lanza pesada y una
ligera "pilum", una espada corta "gladius", una daga "pugio", un par de
sandalias "caligae", una sarcina "mochila de marcha", y comida y agua
para dos semanas, equipo de cocina, dos estacas "Sude murale" para la
construcción de muros, y una pala o cesta.
10. Armada Romana
La Armada romana "en latín classis, literalmente
flota" comprendió las fuerzas navales del antiguo Estado romano. A
pesar de jugar un papel decisivo en la expansión romana por el
Mediterráneo, la armada nunca tuvo el prestigio de las legiones romanas. A
lo largo de su historia los romanos fueron un pueblo esencialmente
terrestre, y dejaron los temas náuticos en manos de pueblos más
familiarizados con ellos, como los griegos y los egipcios, para construir barcos y mandarlos. Parcialmente debido a
esto, la armada nunca fue totalmente abrazada por el Estado romano, y se
consideraba "no romana". En la antigüedad, las armadas y las flotas
comerciales no tenían la autonomía logística que en la actualidad. A
diferencia de las fuerzas navales modernas, la armada romana, incluso en
su apogeo, no existió de forma autónoma, sino que operó como un adjunto
del Ejército romano. En el transcurso de la primera guerra púnica la armada fue expandida
masivamente y jugó un papel vital en la victoria romana y en la
ascensión de la República romana a la hegemonía en el Mediterráneo.
Durante la primera mitad del siglo II a. C. Roma destruyó Cartago y
subyugó los Reinos Helenísticos del este del Mediterráneo, logrando el
dominio completo de todas las orillas del mar interior, que ellos
llamaron Mare Nostrum. Las flotas romanas volvieron a tener un papel
preponderante en el siglo I a.C. en las guerras contras los piratas y en
las guerras civiles que provocaron la caída de la República, cuyas
campañas se extendieron a lo largo del Mediterráneo. En el 31 a. C. la
batalla de Accio puso fin a las guerras civiles con la victoria final de
Augusto y el establecimiento del Imperio romano. Durante el período imperial el Mediterráneo fue un pacífico " lago
romano " por la ausencia de un rival marítimo, y la armada quedó
reducida mayormente a patrullaje y tareas de transporte. Sin embargo, en las fronteras del Imperio, en las nuevas conquistas o,
cada vez más, en la defensa contra las invasiones bárbaras, las flotas
romanas estuvieron plenamente implicadas. El declive del Imperio en el
siglo III d. C. se sintió en la armada, que quedó reducida a la sombra
de sí misma, tanto en tamaño como en capacidad de combate. En las
sucesivas oleadas de los pueblos bárbaros contra las fronteras del
Imperio la armada sólo pudo desempeñar un papel secundario. A comienzos
de siglo V d. C. las fronteras del imperio fueron quebradas y pronto
aparecieron reinos bárbaros en las orillas del Mediterráneo occidental.
Uno de ellos, el pueblo vándalo, creó una flota propia y atacó las
costas del Mediterráneo, incluso llegó a saquear Roma, mientras las
disminuidas flotas romanas fueron incapaces de ofrecer resistencia. El
Imperio romano de Occidente colapsó en el siglo V d. C. y la posterior
armada romana del duradero Imperio romano de Oriente es llamada por los
historiadores Armada bizantina.
11. Arquitectura
Las ciudades romanas eran el centro de la cultura, la política y la
economía de la época. Base del sistema judicial, administrativo y fiscal
eran también muy importantes para el comercio y a su vez albergaban
diferentes acontecimientos culturales. Es importante destacar que Roma
fue, a diferencia de otros, un imperio fundamentalmente
urbano. Las ciudades romanas estaban comunicadas por amplias calzadas que
permitían el rápido desplazamiento de los ejércitos y las caravanas de
mercaderes, así como los correos. Las ciudades nuevas se fundaban
partiendo siempre de una estructura básica de red ortogonal con dos
calles principales, el cardo y el de cumano que se cruzaban en el centro
económico y social de la ciudad, el foro, alrededor del cual se erigían
templos, monumentos y edificios públicos. También en él se disponían la
mayoría de las tiendas y puestos comerciales convirtiendo el foro en
punto de paso obligado para todo aquel que visitase la ciudad. Así mismo
un cuidado sistema de alcantarillado garantizaba una buena salubridad e
higiene de la ciudad romana. Curiosamente, este riguroso ordenamiento urbanístico, ejemplo del orden
romano, nunca se aplicó en la propia Roma, ciudad que surgió mucho antes
que el imperio y que ya tenía una estructura un tanto desordenada. El
advenimiento del auge del poder imperial motivó su rápido crecimiento
con la llegada de multitud de nuevos inmigrantes a la ciudad en busca de
fortuna. Roma nunca fue capaz de digerir bien su grandeza acentuándose
más aún el caos y la desorganización. La capital construía hacia lo
alto, el escaso espacio propició la especulación inmobiliaria y muchas
veces se construyó mal y deprisa siendo frecuentes los derrumbes por
bloques de pisos de mala calidad. Famosos eran también los atascos de
carros en las intrincadas callejuelas romanas. La fortuna sin embargo
quiso que la capital imperial se incendiara el año 64 d. C, durante el
mandato de Nerón. La reconstrucción de los diferentes barrios se realizó
conforme a un plan maestro diseñado a base de calles rectas y anchas y
grandes parques lo que permitió aumentar muchísimo las condiciones
higiénicas de la ciudad. Por lo demás toda ciudad romana trataba de gozar de las mismas
comodidades que la capital y los emperadores gustosos favorecían la
propagación del modo de vida romano sabedores de que era la mejor carta
de romanización de las futuras generaciones acomodadas que jamás
desearían volver al tiempo en que sus antepasados se rebelaban contra
Roma. Por ello, allí donde fuera preciso se construían teatros, termas,
anfiteatros y circos para el entretenimiento y el ocio de los
ciudadanos. También muchas ciudades intelectuales gozaban de
prestigiosas bibliotecas y centros de estudio, así fue en Atenas por
ejemplo ciudad que siempre presumió de su presuntuosa condición de ser
la cuna de la filosofía y el pensamiento racional. Para traer agua desde todos los rincones se construían acueductos si
era preciso, el agua llegaba a veces con tal presión que era necesario
construir abundantes fuentes por todas partes lo que aún aumentaba más
el encanto de dichas ciudades, que a pesar de estar construidas en
tierras secas recibían la llegada de las bien planificadas
canalizaciones romanas. Las casas típicas eran las insulae " isla ". Solían estar hechas
de adobe normalmente de unos tres o cuatro pisos aunque en Roma o en
otras ciudades de gran densidad se llegaban a construir verdaderos
rascacielos cuya solidez muchas veces fue más que dudosa. La gente rica
y de dinero, patricios de buena familia o ricos comerciantes plebeyos
que habían hecho fortuna se alojaban en casa de una sola planta con
patio interior impluvium, recubierto de mosaicos llamadas
domus. En honor a las victorias se construían columnas, arcos de triunfo,
estatuas ecuestres y placas conmemorativas que solían hacer siempre
referencia al emperador reinante y sus gloriosas victorias conseguidas
en pos de la salvaguarda de la pax romana de la que gozaban
inconscientes los ciudadanos de la urbe. Era un motivo que se recordaba
constantemente para dar sentido a la recaudación imperial, sin dinero no
hay ejército, sin ejército no hay seguridad y sin seguridad no hay
ciudades ni comercio. Algo que quedaría patente a finales del bajo
imperio. Con la llegada de la crisis del siglo tercero y, particularmente, ya en
el tardío imperio cristiano la seguridad de la que disfrutaron durante
tiempo las ciudades romanas había desaparecido. Y muchas de ellas, sobre
todo las más fronterizas con los limes acechados por los pueblos
germanos se vieron obligadas a amurallarse y recluirse en
fortificaciones sacrificando calidad de vida por seguridad. Fue un paso
hacia atrás que se materializaría con la desaparición del imperio de
occidente, la ruralización, el fin de las actividades comerciales y el
surgimiento de los castillos medievales.
12. Economía
La economía del Imperio romano era la propia de un imperio esclavista;
los esclavos trabajaban, obviamente sin remuneración alguna, lo cual
producía una enorme riqueza. Las diferentes ciudades y provincias estaban
conectadas por una red de comunicaciones, vías y puertos, que fomentaban
el comercio notablemente.
Aunque la vida se centraba en las ciudades, la mayoría de los habitantes
vivían en el campo con un buen nivel, donde cultivaban la tierra y cuidaban
el ganado. Los cultivos más importantes eran el trigo, la cebada, la viña y
los olivos, también árboles frutales, hortalizas y legumbres. Los romanos
mejoraron las técnicas agrícolas introduciendo el arado romano, molinos más
eficaces, como el grano, el prensado de aceite, técnicas de regadío y el uso
de abono.
Desde el punto de vista económico, la base agrícola varía bastante según
las zonas.
- En el Valle del Po predominaba el pequeño campesinado que convivía con los grandes dominios. El cultivo de cereales, cultivo idóneo para la zona, tiende a desaparecer.
- El Ager Galicus y el Picenum es una tierra de pequeños campesinos surgidos de la distribución de tierras por el Estado.
- Etruria y Umbría son tierras de ciudades, cuya organización dificulta el progreso del campesinado.
- En el Lacio, País Marso y País de los Sabélicos la situación es similar a la de la propia Roma.
- En Italia del Sur las ciudades están arruinadas y existe poco campesinado.
- En el Samnio hay una despoblación notable y las ciudades están también arruinadas.
- En Campania y Apulia las antiguas ciudades han quedado arruinadas, y los repartos de tierras, en general no prosperaran. En parte de Campania las tierras eran Ager Publicus y solo se dejaban a su ocupante a título de arrendatario por tiempo limitado.
- En el Brucio y Lucania el poblamiento es débil y la agricultura apenas progresa.
13. Sociedad
La sociedad romana original " comienzos de la República ", se configura de
dos clases sociales que tenían la ciudadanía romana: una aristocracia de
propietarios " patricii, patricios " y una clase popular que luchaba
por conseguir derechos "plebs, plebeyos". Como ya se ha dicho anteriormente,
la economía estaba basada en el sistema de producción esclavista, donde la
mayoría de los esclavos eran prisioneros de guerra. Existían mercados de
esclavos donde se comerciaba con ellos como si fuesen simples
mercancías.
Así pues la sociedad romana en sus orígenes estaba dividida en:
- Patricios: eran la clase dominante que poseía todos los privilegios tanto fiscales, como judiciales, políticos y también culturales.
- Plebeyos: eran el pueblo que no gozaba de todos los derechos ni privilegios.
- Libertos: eran los esclavos liberados por sus señores, aunque no fueron reconocidos ciudadanos hasta el Edicto de Caracalla
- Esclavos: no tenían derechos y eran posesión de sus amos. El esclavismo era toda una institución social en Roma. No fue un esclavismo de raza, como sí lo sería siglos después. En Roma cualquiera podía ser esclavo; la fuente de esclavos provenía sobre todo de pueblos conquistados, pero también de delincuentes u otra gente que fuera degradada a esa clase social por algún motivo. En realidad el esclavismo no era más que la clase social más baja. Y como toda clase, también era posible ascender a veces comprando la propia libertad, o simplemente por el deseo expreso del amo que se formalizaba con el acto de manumisión, un privilegio exclusivo de todo propietario que convertía al esclavo en liberto "esclavo liberado".
Al evolucionar la República y convertirse en Imperio, esta sociedad
evolucionó con ella dando origen a nuevos grupos o transformando otros. Ya
hacia finales del siglo IV a. C. se había formado la clase de los
optimates " o aristocracia patricio-plebeya", resultado de la fusión
de los antiguos patricios con los plebeyos más ricos. En la medida que Roma entró en el gran circuito económico del
Mediterráneo se desarrolló la clase de los caballeros "u orden
ecuestre", dedicada a los negocios "empresarios mineros, grandes
comerciantes, prestamistas, etc.".
Por su parte, la antigua clase media campesina, propietaria de tierras en
Italia, se arruinó con las guerras y con la competencia de los latifundios y
los productos agrícolas a bajo precio venidos de las provincias. Los
campesinos pobres que la formaban emigraron a Roma y a las grandes ciudades
de Italia, transformándose en el proletariado romano, una masa ociosa y
llena de vicios, cuyos integrantes solían engrosar la clientela de los
políticos profesionales y a quienes vendían sus votos. El proletariado fue
sostenido por el aporte económico de sus patrones y, durante el Imperio, por
las arcas fiscales y los recursos de los emperadores.
La sociedad siguió evolucionando durante el Imperio.
14. Romanización y lenguas del imperio
Se tiene constancia de más de sesenta lenguas diferentes habladas en los
territorios que alguna vez formaron parte del Imperio romano. El proceso
de romanización que tuvo lugar en los territorios controlados de manera
prolongada por el Imperio romano comportó en muchos de ellos un proceso de
sustitución lingüística que llevó a la desaparición de lenguas autóctonas.
Sin embargo, este proceso no fue siempre de corta duración y típicamente
abarcó diversas generaciones e incluso siglos, en los que el bilingüísmo
con el latín o incluso el multilingüismo fue frecuente. La mayor parte de lenguas en la parte europea del Imperio romano eran
lenguas indoeuropeas de los grupos anotolio, celta, germánico,
greco-armenio e itálico, además de algunas otras lenguas indoeuropeas más
difíciles de clasificar "a veces llamadas lenguas paleobalcánicas". Aunque
también están testimoniadas lenguas no indoeuropeas autóctonas como el
aquitano y las lenguas tirsénicas, cuya principal representante es el
etrusco. En el norte de África y Oriente Próximo, también tienen presencia
muchas ramas de las lenguas afroasiáticas "egipcio, bereber y
semítico".
15. Religión
La religión de los romanos era politeísta "adoraban un gran número de
dioses". Los más venerados eran Júpiter, Minerva y Juno. En honor a ellos se
construyeron templos y se ofrecieron sacrificios de animales. El emperador
era adorado como un dios y en todo el Imperio se practicaba el culto
imperial.
También veneraban, en casa, a los dioses protectores del hogar y de la
familia; en cada casa había un altar dedicado a esos dioses. Además, los
romanos eran muy supersticiosos y, antes de tomar una decisión consultaban
la voluntad de los dioses, expresada por medio de los oráculos.
16. Las fiestas religiosas
El calendario religioso romano reflejaba la hospitalidad de Roma ante los
cultos y divinidades de los territorios conquistados. Originalmente eran
pocas las festividades religiosas romanas. Algunas de las más antiguas
sobrevivieron hasta el final del imperio pagano, preservando la memoria de
la fertilidad y los ritos propiciatorios de un primitivo pueblo agrícola.
A pesar de eso, se introdujeron nuevas fiestas que señalaron la
asimilación de los nuevos dioses. Llegaron a incorporarse tantas fiestas
que los días festivos eran más numerosos que los laborales. Las más
importantes eran las fiestas lupercales, saturnales, equiria y de los
juegos seculares. Tiempo después, terminadas las persecuciones contra los cristianos, el
cristianismo fue tolerado con el emperador Constantino. Según la leyenda,
antes de la batalla de Puente Milvio vio una cruz en el cielo, bajo la
cual una inscripción decía " bajo éste símbolo vencerás ". Al día
siguiente grabó en los escudos de todos sus soldados la cruz y obtuvo una
gran victoria, si bien sólo se bautizó unos días antes de su muerte. Sólo
con el emperador Teodosio I el Grande el cristianismo se convirtió en
religión oficial del Imperio.
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