miércoles, 13 de abril de 2016

Toledo - Ciudad Mágica. " 2ª Parte "

TOLETVM
1. Toledo Aspecto desde Fuera

Sinagogas, Mezquitas e iglesias comparten el barrio Histórico de Toledo, testamento de la Historia Medieval de esta ciudad. Las Cuatro Torres del Alcázar, una fortaleza construida en el año 1.085, dominan el horizonte. Rodeado de Montañas y de las llanuras salpicadas de molinos de viento de La Mancha y declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO, sirvió de inspiración al Greco. Sus cuadros están expuestos en la galería de arte del Hospital de Tavera, en la Catedral Gótica de Toledo y en el Museo que lleva su nombre.

2. Recorrido en el Tiempo   
En la época Romana, el primero que cita "Toletum", en sus textos. Fue Tito Livio, describiendola como una pequeña aglomeración fortificada. Pero ya bajo dominación Romana, estuvo bien reconocido su valor estratégico y de esta época podemos visitar su Circo Romano, su Acueducto y numerosos restos romanos, como las monedas que en la      ciudad se acuñaron. En la época Visigótica, los Reyes Godos instalan su corte aquí a mediados del siglo VI, llegando a ser la Capital de España, recibe el título de "Ciudad Real", convirtiéndose en un brillante Centro artístico de orfebres y decoradores. De esta época data el Castillo Medieval de San Servando. En la Época Musulmana, la llamada Tolaitola, se convierte en el más importante centro musulmán al Norte de España.

Los restos más remarcables de esta época son "La Mezquita del Cristo de la Luz", del siglo X, aún intacta. Sobre cuatro columnas Visigóticas reposan nueve cúpulas de las más diversas estructuras, todas ellas inspiradas en la Mezquita de Córdoba. La Vieja Puerta de la Bisagra, construida entre los siglos XII y XIII, es la única que queda de la antigua muralla árabe. Los cristianos que vivían en territorio musulmán  mozárabes tuvieron sus iglesias abiertas, de esta época datan la iglesia de San Sebastián y la de Santa Eulalia, aunque fueron reconstruidas posteriormente, se pueden apreciar las huellas de esta época.
3. Toledo
Aunque según la historia Hércules fue el fundador de Toledo, excavaciones realizadas nos dicen que existieron Civilizaciones Celtíberas. En el año 192 ac. la ciudad fue tomada por el Romano Marco Fulbio, que construyó Toletum sobre las ruinas de la antigua ciudad Celtíbera. Después en el Siglo V dc los pueblos bárbaros invaden al Imperio Romano. Posteriormente, en el año 549, pasa a ser Capital del Reino Hispano-Godo, durante esta época Visigoda cogerá la importancia Civil y Religiosa. Posteriormente pasarán muchos sucesos en esta ciudad que dará toda una historia. Toledo es conocida como "la Ciudad Imperial", por haber sido la sede principal de la Corte de Carlos I y también como "la Ciudad de las Tres Culturas", por haber estado poblada durante siglos por los cristianos, judíos y musulmanes. La ciudad está situada en la margen derecha del río Tajo, en una colina de cien metros de altura sobre el río Tajo, en cual la ciñe por su base, formando un pronunciado meandro conocido como Torno del Tajo. Tiene una configuración dispersa con barrios muy separados del núcleo principal, el de Azucaica, en la orilla derecha del río Tajo y que tiene su origen en una antigua pedanía de la ciudad, dista unos 7 Km. del centro de la ciudad, mientras que el de Santa María de Benquerencia, situado prácticamente enfrente del anterior en la margen izquierda del río Tajo, sitúa su centro a unos 8 Km. de la ciudad.


4. Conquista de Toledo


A la muerte de Sancho III el Mayor de Pamplona, en el año 1.035, su segundo hijo varón Fernando, pasó a Gobernar el Condado de Castilla, aunque adoptando el título Regio. Dos años después, en el año 1.037, el nuevo Monarca Castellano se enfrentó en el campo de batalla al Rey de León Bermudo III, del que era cuñado, pues estaba casado con su hermana Sancha. Fernando I salió vencedor del combate, que tuvo lugar en las proximidades de Tamarón. Como consecuencia de aquel suceso, Fernando I, conocido como el Magno, se proclamó Rey de León. De esa forma, Castilla y León volvían a estar unidos, pero ahora con título Regio las dos entidades, a la vez que precediendo el nombre de Castilla al de León. En el año 1.054 el Rey de Castilla y León peleó con su hermano García Sánchez III de Pamplona, que fue derrotado y muerto en Atapuerca. En sus años finales del reinado Fernando I decidió aprovechar la debilidad de los taifas para lanzar, entre el año 1.055 y 1.064, diversos ataques militares contra el territorio de Al-Andalus. El resultado de dicha ofensiva fue la ocupación de las importantes plazas de Lamego, Viseo y Coimbra, todas ella situadas en el ámbito del actual Portugal. Conflictos entre reinos cristianos. Tras la muerte de Fernando I en el año 1.065 se produjo una división de sus reinos, situándose el primogénito, Sancho II, al frente de Castilla, en tanto que Alfonso VI pasaba a gobernar León, y García Sanchez III, Galicia. A los tres se les adjudicaban las parias de diversos taifas andalusíes, Zaragoza para el Castellano, Toledo para el Leonés y Sevilla y Badajoz para el Gallego. Los hermanos pronto entraron en conflicto. Inicialmente, Sancho II salió vencedor, primero en Llantada en el año 1.068, más tarde en Golpejera en el año 1.072, éxito este último que le permitió reunir en sus manos los reinos sobre los que había ejercido la Soberanía su padre. Alfonso VI, tuvo que abandonar León, refugiándose en Toledo, es decir, en los dominios de su vasallo musulmán. Durante aquel destierro, en el que estuvo acompañado por su vasallo Pedro Ansúrez, Alfonso VI negoció con el taifa Al-Qadir, preparar el terreno que le había de conducir, años más tarde,  su entrada triunfal en Toledo. Mientras tanto, el hermano menor, García, prácticamente había desaparecido de la escena política. Más el asesinato de Sancho II, a manos de Bellido Dolfos en la afueras de Zamora, ciudad que controlaba su hermana Doña Urraca, ocurrido en ese mismo año 1.072, permitió que Alfonso VI regresará a las tierras de la Meseta Norte, convirtiéndose en Rey de Castilla y León año 1.072 - 1.109. ¿Hubo de prestar Alfonso VI un juramento en Santa Gadea de que no había tenido nada que ver con la muerte de su hermano Sancho?. Eso afirma la tradición, según la cual había sido vasallo predilecto de Sancho II, Rodrigo Diaz de Vivar, más conocido como el Cid Campeador,

quien le había exigido dicho juramento antes de acceder al Trono Castellano. Alfonso VI mantuvo unas relaciones difíciles con el Cid, el cual terminó siendo desterrado en varias ocasiones de Castilla. Al margen de esa polémica, Alfonso VI protagonizó acciones de suma importancia para los Reinos de Castilla y León. Aprovechando la debilidad del Reino Pamplonés, que incorporó a sus reinos, en el año 1.076, diversas Comarcas de la Rioja y el actual País Vasco. En el año 1.085, Alfonso VI reconquista Toledo y la hace Capital de su Reino. De estilo Mudéjar, las Iglesias - del Cristo de la Vega, la de San Vicente, San Miguel o la de Santiago del Arrabal. En parte la de San Román, erigida en el año 1.221, que alberga un pequeño Museo de Arte Visigótico, o Santo Tomé, con su hermosa Torre Mudéjar. Y dos bellísimas Sinagogas  la Sinagoga de Santa María la Blanca, y la Sinagoga  Del Tránsito. De estilo Gótico, La Catedral del año 1.226 y el impresionante Puente San Martín.


En el siglo XV los Reyes Católicos eligen  la Capital, Toledo, como Sede para su último reposo, construyendo para ello la Iglesia de San Juan de los Reyes, y el Monasterio, de estilo Gótico Isabelino, enriquecido con elementos Mudéjares. En el año 1.560, bajo el Reinado de Felipe II, la ciudad deje de ser la Capital Política del Reino para pasar la Capitalidad a Madrid. El antiguo Hospital de Santa Cruz es la tal vez el primer edificio Renacentista. Tras el Renacimiento aún se construyen obras de gran importancia, como Santo Domingo el Antiguo, la  nueva Puerta de Bisagra y San José. De estilo Barroco es la Iglesia de San Justo de los Jesuitas. En el año 1.085 se registra en los anales de la historia de España. La conquista de Toledo por el Reino de Castilla, dirigido entonces por su Monarca Alfonso VI. Este hecho condiciono el paso de muchos otros territorios, ciudades y pueblos a la Corona de Castilla, y entre ellos Guadalajara y buena parte de la Alcarria Baja. La conquista de Toledo por los cristianos causó sensación en todo el Mundo. Debe considerarse, desde el principio, que no era la toma de una simple ciudad, sino la rendición de todo un reino, de un territorio famoso que hasta entonces había sido luz de su cultura, y envidiado por su fortaleza, su prosperidad y el bienestar de sus habitantes. Para los cristianos hispánicos, los castellanos, leoneses, navarros y aragoneses, Toledo era algo más era la cabeza simbólica, el pedestal político, religioso y cultural de la antigua España, era la justificación de nombrar "reconquista" a la empresa guerrera en la que, con más o menos ímpetu, se estaban dedicando los cristianos norteños contra los meridionales andalusíes. La gran victoria del cristianismo, la gran derrota que el Islam sufría con la caída de Toledo, fue llevada inmediatamente, a velocidad de corceles, por mensajeros enviados por el Rey Castellano, a todos los confines del Mundo Occidental. La sorpresa fue unánime, un reino fuerte, próspero, culto, se había venido abajo con una rapidez catastrófica. Y además, sin guerras. Sin sangre. Prácticamente, sin violencias. Un brusco cambio político acabó con varios años de debilidades internas toledanas y culminó con la victoria de la estrategia de Alfonso VI. La muerte del sabio y generoso Rey Al-Mamún de Toledo, en el año 1.076, hizo nacer de inmediato graves luchas internas en su reino. El nuevo Monarca, Al-Qadir, inauguró su periplo ejecutando al Primer Ministro Al-Hadidí, haciendo oídos a consejeros ambiciosos. Ello originó una grave revuelta en la ciudad, y una primera división de opiniones, que en los años sucesivos continuará ahondando hasta dividir, en poco tiempo, a la población toledana en dos bandos antagónicos e irreconciliables.


Ante este irregular estado, los reinos Taifas vecinos, de Valencia, Córdoba y Murcia, atacaron las fronteras de Toledo. Al-Qadir, asustado, vio una salida única a sus fulgurantes problemas, pidiendo la ayuda y protección de Alfonso VI de Castilla. Este le brindó lo que pedía, pero a cambio del pago de unos impuestos o parias bastante regulares. En ese equilibrio inestable, se mantiene  hasta el año 1.080,en que una nueva revuelta altera la sociedad toledana hasta sus cimientos. Dos grupos fuertes pugnan por controlar al Rey y al Estado, de una parte, el Clero Islámico y la Nobleza de ascendencia árabe y bereber, que prefieren el socorro de los Reyes Taifas de Zaragoza, y por otra parte las gentes de raíz hispánica, mozárabe y mudéjar, que aun deseando la independencia de su reino, son partidarios de un entendimiento con Alfonso VI.


En esos momentos, Al-Qadir, siempre dubitativo, entrega el mando a jefes civiles y militares que sólo piensan en enriquecerse. La revuelta del año 1.080, fuerza la huida de Al-Qadir a Huete. El Rey de Badajoz, Al-Motawakil, entra en Toledo. Por poco tiempo. La ayuda de Alfonso VI al legítimo Rey Toledano supone el cerco de la ciudad en el año 1.081, y la huida del Rey de Badajoz a su tierra. Al-Qadir, agradecido, se compromete con Alfonso VI al pago de grandes sumas de dinero y productos agrícolas. Recibe además los Castillos de Canales, Zorita y Canturias. Pero el Rey Castellano, se retira a sus tierras norteñas. Sabe que Toledo caerá sola, como un fruto maduro. Sitúa peones en su entorno, ve complacido su división interna, su debilidad progresiva.  Alfonso VI solicita del Papa la restauración del Obispado de Toledo. Tan seguro estaba de poder levantar allí, muy pronto, una gran Catedral. En el interior de la ciudad, la situación se agrava. Una auténtica Guerra Civil surgen quejas masivas contra los impuestos progresivos. Hay exiliados voluntarios, se inician represiones. En la primavera del año 1.082 hubo nuevas revueltas callejeras, un atentado contra la vida de Al-Qadir, un buen puñado de rebeldes, que fracasados, se encasillan en Madrid. Al-Qadir los persigue y castiga. Otros se exilian en Zaragoza.. En la primavera del año 1.083 lleva a Alfonso VI ante los muros de Toledo. Va a cobrar sus impuestos, recauda dinero y sobre todo, avituallamientos. Toledo se sumerge en una aguda crisis económica y de escasez de alimentos. El nerviosismo de sus habitantes se agudiza. Los intransigentes quieren pedir ayuda militar a los árabes de Zaragoza y Sevilla. los moderados propugnan un entendimiento con el castellano, y llegan a pedirles que tome cuanto antes la ciudad, y acabe con este estado de cosas. Es evidente que, en ese momento, la muerte de una cultura como era la árabe en Toledo, se veía como una auténtica liberación por parte de sus mismos individuos. El fin del reino, parecía como la mejor solución a tantos males. Indudablemente, era el mejor montaje que podía haber realizado el castellano. Al finalizar el verano del año 1.084, y ante la desesperada situación económica y social, una gran parte de la población está en contra del Monarca, Al-Qadir ofrece a Alfonso VI la entrega de Toledo y sus cercanías a cambio de una ayuda militar contra el Rey de Valencia.


Alfonso VI.

 El castellano ve cercano su éxito. No necesita hacer convenios. Sabe que su golpe será total y definitivo. Se sitúa, con toda su Corte, en las afueras de Toledo, concretamente en la llamada "Huerta del Rey" Palacio Oriental que había labrado Al-Mamún para su recreo. Allí pasó Alfonso VI el invierno del año 1.084 -1.085. Fue muy lluvioso, aunque no frío. En el Alcázar, Al-Qadir no sabía qué decisión tomar. El hambre azotaba a su pueblo. Estaba sometido a un asedio. En algunas ocasiones, ambos Monarcas se juntaron a escuchar música, a contemplar bailarinas, a comer y a jugar. Dentro de Toledo, los radicales consiguieron enviar emisarios con petición de socorro a Zaragoza, a Sevilla y Murcia. Con resultados nulos. Quizás los castellanos les hicieron ver la inutilidad de sus gestiones. En la primavera del año 1.085 la situación hizo crisis. La población estaba hambrienta y desesperada. Y él no veía otra salida que la rendición. Así se hizo. Las condiciones que puso Alfonso VI fueron suavisimas. Pero la mayor parte de los toledanos prefirieron marcharse, rumbo al sur, a otros territorios Andalusíes más favorables, la noticia de la caída de Toledo tuvo en Al-Andalus y en todo el Islam, una enorme resonancia. Sus habitantes se llenaron de espanto. y creyeron llegada la hora de su irreversible caída. La fecha de la conquista de Toledo es admitida hoy como el día 25 de mayo de 1.085. Era domingo, día de San Urbano. Inmediatamente, el reino entero de Toledo pasó al poder de Castilla. Tanto las grandes ciudades, populosas y ricas, como Talavera de la Reina, Madrid, Alcalá de Henares y Guadalajara, como las aldeas y fortalezas de su territorio, pasaron a engrosar el Reino Castellano. Toda la Marca Media del Al-Andalus cayó junto a Toledo. Las dimensiones del hecho eran, por tanto, enormes. Y su repercusión en el equilibrio de fuerzas sobre la Península, cruciales y definitivas. En un documento del año 1.086, cuando Alfonso VI erige al Obispo de Toledo en Primado de España, y le concede gran cantidad de ciudades y territorios, dice así "Civitates populosas et castella fortíssima, adiuvante Dei Gratia cepi". Allí figuran Santa Olalla, Maqueda, Alamín, Canales, Madrid, Salamanca, Uceda, Guadalajara, Hita y la Riba de Santiuste. A las que el arzobispo Jiménez de Rada, en su  "De Rebus Hispaniae", añade Talavera de la Reina y Almoguera, y a la que con seguridad hay que sumar Alcalá de Henares y Brihuega, esta última en posesión de Alfonso VI antes de la campaña toledana. Inmediatamente después, con Al-Qadir exiliado en Valencia, ciudad que conquistó el árabe Otman con ayuda de Alvar Fáñez de Minaya, el Rey Alfonso VI se dedicó a combatir a los otros reinos de Taifas, que se levantaron contra él. En junio de 1.086, los Almorávides cruzaban el estrecho de Gibraltar, y al llamado de los Andalusíes, aterrorizados por la caída de Toledo, desembarcaron e invaden España. 











5. Puerta de Bisagra, la entrada oficial de Carlos I
Puertas y puentes sobre el río Tajo para tender lazos con el resto de la Península y asegurarse un buen refugio en caso de ataque. Toletum, Toleitola, Toledo. Cada una y cada uno con sus símbolos, con sus leyendas, con la huella de piedra de quienes los construyeron o lo mandaron construir.
A mediados del Siglo XVI, Carlos I suspiraba satisfecho. Por fin un problema menos en los territorios Hispánicos heredados de sus abuelos católicos. Adiós a la revuelta de los Comuneros de Castilla. Para celebrarlo, una estancia en Toledo, la ciudad en la que nació su tía Juana, de la que "también" se enamoró su abuela Isabel, tan admirada, es de suponer, porque para eso terminó el Monasterio de San Juan de los Reyes y sacó su cuerpo del convento franciscano de La Alhambra, demasiado humilde, en opinión del Monarca, para unos restos tan importantes. Y allí estaba Covarrubias, dándole los últimos toques a la Puerta de Bisagra, más arco de triunfo que otra cosa, con el que conmemorar la victoria Imperial  escudos, águilas, perfiles cesáreos en honor a ese Español que se formó lejos y tan bien. Así que hoy, la Puerta de Bisagra "del árabe Bab-Shagra, en referencia al campo rojo Toledano ante el que se levantó", puede todavía considerarse la entrada oficial a la ciudad de Toledo. Monumento regio, solemne, con su plaza que recuerda la importancia del comercio y la cultura. Pero en Toledo hay muchas otras entradas  La Puerta de los Doce Santos, la única que sobrevive de las tres que, en su día estuvieron frente al Puente de Alcántara. La de los Alarcones, la más antigua, visigoda La del Sol, también conocida como la Puerta de la Herrería porque era el acceso al barrio de ese gremio La de Bab al Mardum, o del Mayordomo para los cristianos recalcitrantes. La de Alfonso VI, en honor al re-conquistador La del Cabrón, homenaje sentido a Felipe II, el de la cabeza fría y el corazón caliente, y Santa Leocadia, patrona de la ciudad.








6. La Catedral de Toledo  
La Catedral de Toledo fue fundada en el Siglo I, por San Eugenio, el Primer Obispo que tuvo Toledo. Durante la ocupación Musulmana, los árabes la convirtieron en una Mezquita. En el Siglo XI el Rey Alfonso VI la volvió a convertir en una Catedral. Luego en el Siglo XIII fue destruida y reconstruida más tarde, de estilo Gótico, que nosotros conocemos y que ha perdurado hasta nuestros días.











7. El Alcázar  de Toledo
En la colina más alta de la ciudad, con 548 metros, domina el horizonte la solitaria mole rectangular del Alcázar. Los vestigios de las estructuras anteriores indican que siempre fue un lugar fortificado, desde el pretorio Romano y la defensa de la Alcazaba Musulmana. El actual edificio fue mandado construir por el Emperador Carlos V, para tener una residencia digna de tal Monarca. Para ello se destruyó casi por completo el anterior Castillo Medieval, aunque en la fachada Oriental quedan estructuras almenadas. Cada fachada del edificio determina artísticamente el momento en que se realiza, dentro de las diversas fases del Renacimiento Español. Su primer y principal arquitecto fue Alonso de Covarrubias desde el año 1.545, pero en el patio intervino Villalpando y fue finalmente Juan Herrera el autor de la monumental escalera bajo bóveda de cañón y la remodelación  del ala meridional que la alberga. La portada principal, con un arco de medio punto almohadillado con los característicos espejos de piedra, coronado por un escudo Imperial flanqueado por las figuras de los Monarcas Visigodos Recaredo y Recesvinto y rematado por un frontón triangular, es obra de Covarrubias. El gran patio central está rodeado por dos galerías y presidido por la figura del emperador, copia de la obra de Pompeyo Leoni. Al exterior presenta grandes torreones cuadrados en sus esquinas, las del lado norte adelantadas y las del flanco sur al ras de la fachada modificada por Juan de Herrera, rematados por tejados y chapiteles de pizarra negra. Y sin embargo, el nuevo Palacio no llegó a ser morada de Reyes, ya que mucho antes de terminarlo, la Capital se establecía en Madrid, pero sí de Reinas, exactamente Reinas viudas, retiradas de la Corte por los sucesores de sus esposos, Mariana de Austria, viuda de Felipe IV y Juana de Neoburgo que lo fue de Carlos II. Tuvo diversos usos, como la cárcel de la Corona, cuartel militar de ejércitos propios y extraños, antes de albergar la Academia de Infantería. Sufrió el edificio varios incendios, provocados unos, como en en año 1.710, durante la Guerra de Sucesión, siendo restaurado bajo la dirección de Ventura Rodríguez, dos veces durante la Guerra de Independencia y en el año 1.887, esta vez fortuito, antes de su casi total destrucción en Septiembre de 1.936. Su reconstrucción comenzaría en el año 1.940, coronada en el año 1.961, con la inauguración del Monumento a los Defensores del Alcázar durante la Guerra Civil Española, realizado por Juan de Ávalos. Durante años albergó parte del Catálogo del Museo del Ejército, siendo adaptado para albergar en su totalidad, como único emplazamiento Nacional de esta colección, e inaugurado como tal en el año 2.010. También se realizaron  obras de habilitación de la planta superior del edificio a las necesidades de la moderna Biblioteca de Castilla-La Mancha. Este Castillo fuera de serie es el monumento de Toledo más emblemático y fue usado como fortaleza por los Romanos, Visigodos, Árabes y Cristianos. El Rey Alfonso VI construyó su residencia aquí.



8. Toledo Ciudad de las Tres Culturas
A lo largo de toda su extensa historia, Toledo ha sido conocido siempre por ser la Ciudad de la Tolerancia o la Ciudad de las Tres Culturas, con la convivencia de Judíos, Musulmanes y Cristianos. La ciudad nunca estuvo dividida de una manera clara por barrios de cada una de las religiones, pero sí existen zonas de una mayor influencia de cada una de ellas.
9. Toledo Cristiano
Toledo fue ciudad cristiana desde el siglo IV, siendo parte del Imperio de Roma, lo fue durante el Reino Visigodo " pugnando con la doctrina arriana " y pasó los siglos de convivencia entre las Tres Religiones, la Musulmana, la Judía y la Católica, hasta la llegada de la Reconquista. En el siglo XVII la entonces "ciudad convento" contaba con casi sesenta edificios de usos eclesiásticos o afines como colegios, hospicios, hospitales, capillas. Las iglesias de fundación más antigua como Santa Justa y Rufina, fueron remodeladas varias veces, según las necesidades y gustos de sus protectores. Después de las desamortizaciones decimonónicas, muchos de estos edificios pasaron a tener usos civiles, privados o administrativos.
10. Toledo Árabe
La estructura urbana de Toledo es árabe, con sus calles estrechas y sinuosas, sus casas cuyos tejados casi se tocan, pero las ventanas nunca se miran de frente. Edificios que encierran a la vista pública sus joyas más preciadas, los patios llenos de verdor, azulejos y fuentes de agua. De la docena de Mezquitas que existieron quedan dos, la del Cristo de la Luz, del año 999 y la de Tornerías, algo posterior. la mezquita mayor estaba en el emplazamiento actual de la catedral, pero parece ser que no fue edificio notable, sólo espacioso para poder acoger a todos los habitantes varones de la ciudad. La zona de el Alcázar y el actual Museo de Santa Cruz con su zona adyacente hasta el Puente de Alcántara, tenía muralla propia que separaba la alcazaba, su guarnición y los palacios, del resto de la ciudad.
Los barrios del sur, colindantes con el río, estaban ocupados por las tenerías, tintorerías y otras instalaciones relacionadas con el agua. Se supone que allí construyó su legendario reloj y calendario acuático el gran astrónomo Azarquiel. Las puertas de Alfonso VI o Bisagra Vieja, la del Vado y la de Alcántara y de Doce Cantos tienen estructuras árabes. La noria en la orilla del río Tajo, en el parque Safont, es herencia de las técnicas de regadío musulmanas. Pero sobre todo, la herencia más patente y omnipresente es la estética mudéjar en la arquitectura y decoración con el uso del ladrillo, la mampostería, los variados arcos entrelazados, las techumbres de madera y las ricas yeserías, utilizadas durante siglos en todo tipo de edificios, incluida la catedral.
11. Toledo Judío
Las dos únicas sinagogas que permanecen en pie actualmente inducen a llamar el barrio donde se encuentran, la Judería, donde se supone hubo mayor concentración de la población hebrea, aunque en realidad en la ciudad llegó a haber un total de diez sinagogas repartidas por todo su emplazamiento.
Su límite sería la desaparecida parroquia de San Martín en las proximidades de la Puerta del Cambrón y los restos de construcciones defensivas por encima del Puente de San Martín, llamadas tradicionalmente el Castillo de los Judíos, siguiendo la línea ascendente casi recta de la calle Ángel. Aquí podemos encontrar la Puerta del Judío del siglo XII al inicio de la cual existen casas con restos de las mikve, baños rituales, en sus sótanos. También la zona de la calle de Comercio y el solar ocupado desde el siglo XIV por el claustro catedralicio era conocida como la Judería o Alcanáa. El comercio era una de las actividades principales de los Judíos, que vivían encima de sus tiendas y talleres. No se puede destacar que no hubiera judíos en la calle de la Plata, pues eran reconocidos plateros, o en cualquier otra parte de la ciudad.

12. Murallas Puertas y Puentes
Murallas. El primer recinto data de época Romana, ampliándose en la etapa Goda del Rey Wamba, año 674, época Árabe y durante el reinado de Alfonso VI.
12.1. Puerta de Alfonso VI
Puerta de Alfonso VI. De época Califal del siglo X, restaurada en el siglo XIII, su fachada tiene organización triple.



12.2. Puerta Bisagra
Puerta de Bisagra. De origen Árabe, la mandó reconstruir Carlos V, en el año 1.550, según planos de Covarrubias. Tiene dos cuerpos separados por un patio de armas. En la fachada sobresale el escudo de Carlos V.



12.3. Puerta del Sol
Puerta del Sol. Construida en el siglo XII de estilo Mudéjar, tiene un gran arco apuntado sobre columnas y puerta de herradura. Escudo triangular con la imposición de la casulla a San Ildefonso.




12.4. Puerta de Alarcones
Puerta de Alarcones. Torre Albarrana o defensiva detrás de la Puerta del Sol.



12.5. Puerta de Valmardón
Puerta de Valmardón. De origen Visigodo o Romano, de la época Árabe, perdió su arco de Herradura y adquirió el arco de medio punto.



12.6. Puerta del Cambrón
Puerta del Cambrón. De época Islámica y reconstruida en el siglo XVI, conserva restos Musulmanes. Patio central y fachadas blasonadas, con el escudo de la ciudad y el de Felipe II.



12.7. Puerta de Alcántara
Puerta de Alcántara. Mencionada ya en el año 806, presenta un acceso enmarcado por dos torreones.




12.8. Puente de Alcántara
Puente de Alcántara. De origen Romano, fue rehabilitado por Alfonso X en el año 1.258. En el año 1.484 lo harían los Reyes Católicos, cuyo escudo figura sobre el arco de la primera torre.



12.9. Puente de San Martín
Puente de San Martín. Se levantó en el siglo XIII. Realizado en sillería, tiene cinco arcos y dos torres defensivas del siglo XIII y XVI con escudo de Carlos V y Reyes Sedentes.

 
13. Escudo de la ciudad de Toledo según el Blasón
Escudo cuartelado, primero y cuarto en gules, un castillo de oro mazonado de sable y aclarado de azur. Segundo y tercero de plata, un león rampante de gules coronado de oro, linguado y armado de lo mismo. Entado en punta de plata, con una granada de su color, rajada de gules, tallada y hojada con dos hojas de sinople. Rodea al escudo el collar de la Orden del Toisón de Oro compuesto de eslabones dobles, entrelazados de pedernales de azur y llamas de gules, en el cabo pendiente de él, la piel de un carnero liada por el medio de oro. El todo, sobre un águila bicéfala exployada, de sable, con el pico y las garras de gules, estas armas de oro. Timbrado de corona imperial de oro. A la derecha e izquierda un emperador sentado en su trono con capa de oro y corona imperial de lo mismo, que sostiene en su mano derecha una espada de plata y en la izquierda un cetro de oro.

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