TOLETVM
1. Toledo Aspecto desde Fuera
Sinagogas, Mezquitas e iglesias comparten el barrio Histórico de Toledo,
testamento de la Historia Medieval de esta ciudad. Las Cuatro Torres del
Alcázar, una fortaleza construida en el año 1.085, dominan el horizonte.
Rodeado de Montañas y de las llanuras salpicadas de molinos de viento de
La Mancha y declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO, sirvió de
inspiración al Greco. Sus cuadros están expuestos en la galería de arte
del Hospital de Tavera, en la Catedral Gótica de Toledo y en el Museo que
lleva su nombre.
2. Recorrido en el Tiempo
En la época Romana, el primero que cita "Toletum",
en sus textos. Fue Tito Livio, describiendola como una pequeña aglomeración
fortificada. Pero ya bajo dominación Romana, estuvo bien reconocido su valor
estratégico y de esta época podemos visitar su Circo Romano, su Acueducto y
numerosos restos romanos, como las monedas que en la
ciudad se acuñaron. En la época Visigótica, los Reyes Godos instalan su
corte aquí a mediados del siglo VI, llegando a ser la Capital de España,
recibe el título de "Ciudad Real", convirtiéndose en un brillante Centro artístico de orfebres y
decoradores. De esta época data el Castillo Medieval de San Servando. En la
Época Musulmana, la llamada Tolaitola, se convierte en el más importante
centro musulmán al Norte de España.
Indice
|
Los restos más remarcables de esta época son "La Mezquita del Cristo de la
Luz", del siglo X, aún intacta. Sobre cuatro columnas Visigóticas reposan
nueve cúpulas de las más diversas estructuras, todas ellas inspiradas en
la Mezquita de Córdoba. La Vieja Puerta de la Bisagra, construida entre
los siglos XII y XIII, es la única que queda de la antigua muralla árabe.
Los cristianos que vivían en territorio musulmán mozárabes tuvieron
sus iglesias abiertas, de esta época datan la iglesia de San Sebastián y
la de Santa Eulalia, aunque fueron reconstruidas posteriormente, se pueden
apreciar las huellas de esta época.
3. Toledo
Aunque según la historia Hércules fue el fundador de Toledo, excavaciones
realizadas nos dicen que existieron Civilizaciones Celtíberas. En el año
192 ac. la ciudad fue tomada por el Romano Marco Fulbio, que construyó
Toletum sobre las ruinas de la antigua ciudad Celtíbera. Después en el
Siglo V dc los pueblos bárbaros invaden al Imperio Romano. Posteriormente,
en el año 549, pasa a ser Capital del Reino Hispano-Godo, durante esta
época Visigoda cogerá la importancia Civil y Religiosa.
Posteriormente pasarán muchos sucesos en esta ciudad que dará toda una
historia. Toledo es conocida como "la Ciudad Imperial",
por haber sido la sede principal de la Corte de Carlos I y también como "la Ciudad de las Tres Culturas", por haber estado poblada durante siglos por los cristianos, judíos y
musulmanes. La ciudad está situada en la margen derecha del río Tajo, en
una colina de cien metros de altura sobre el río Tajo, en cual la ciñe por
su base, formando un pronunciado meandro conocido como Torno del
Tajo. Tiene una configuración dispersa con barrios muy separados del núcleo
principal, el de Azucaica, en la orilla derecha del río Tajo y que tiene
su origen en una antigua pedanía de la ciudad, dista unos 7 Km. del centro
de la ciudad, mientras que el de Santa María de Benquerencia, situado
prácticamente enfrente del anterior en la margen izquierda del río Tajo,
sitúa su centro a unos 8 Km. de la ciudad.
4. Conquista de Toledo
A la muerte de Sancho III el Mayor de Pamplona, en el año 1.035, su
segundo hijo varón Fernando, pasó a Gobernar el Condado de Castilla,
aunque adoptando el título Regio. Dos años después, en el año 1.037, el
nuevo Monarca Castellano se enfrentó en el campo de batalla al Rey de León
Bermudo III, del que era cuñado, pues estaba casado con su hermana Sancha.
Fernando I salió vencedor del combate, que tuvo lugar en las proximidades
de Tamarón. Como consecuencia de aquel suceso, Fernando I, conocido como
el Magno, se proclamó Rey de León. De esa forma, Castilla y León volvían a
estar unidos, pero ahora con título Regio las dos entidades, a la vez que
precediendo el nombre de Castilla al de León. En el año 1.054 el Rey de
Castilla y León peleó con su hermano García Sánchez III de Pamplona, que
fue derrotado y muerto en Atapuerca. En sus años finales del
reinado Fernando I decidió aprovechar la debilidad de los taifas para
lanzar, entre el año 1.055 y 1.064, diversos ataques militares contra el
territorio de Al-Andalus. El resultado de dicha ofensiva fue la ocupación
de las importantes plazas de Lamego, Viseo y Coimbra, todas ella situadas
en el ámbito del actual Portugal. Conflictos entre reinos cristianos. Tras
la muerte de Fernando I en el año 1.065 se produjo una división de sus
reinos, situándose el primogénito, Sancho II, al frente de Castilla, en
tanto que Alfonso VI pasaba a gobernar León, y García Sanchez III,
Galicia. A los tres se les adjudicaban las parias de diversos taifas
andalusíes, Zaragoza para el Castellano, Toledo para el Leonés y Sevilla y
Badajoz para el Gallego. Los hermanos pronto entraron en conflicto.
Inicialmente, Sancho II salió vencedor, primero en Llantada en el año
1.068, más tarde en Golpejera en el año 1.072, éxito este último que le
permitió reunir en sus manos los reinos sobre los que había ejercido la
Soberanía su padre. Alfonso VI, tuvo que abandonar León, refugiándose en
Toledo, es decir, en los dominios de su vasallo musulmán. Durante aquel
destierro, en el que estuvo acompañado por su vasallo Pedro Ansúrez,
Alfonso VI negoció con el taifa Al-Qadir, preparar el terreno que le había
de conducir, años más tarde, su entrada triunfal en Toledo. Mientras
tanto, el hermano menor, García, prácticamente había desaparecido de la
escena política. Más el asesinato de Sancho II, a manos de Bellido Dolfos
en la afueras de Zamora, ciudad que controlaba su hermana Doña Urraca,
ocurrido en ese mismo año 1.072, permitió que Alfonso VI regresará a las
tierras de la Meseta Norte, convirtiéndose en Rey de Castilla y León año
1.072 - 1.109. ¿Hubo de prestar Alfonso VI un juramento en Santa Gadea de
que no había tenido nada que ver con la muerte de su hermano Sancho?. Eso
afirma la tradición, según la cual había sido vasallo predilecto de Sancho
II, Rodrigo Diaz de Vivar, más conocido como el Cid Campeador,
quien le había exigido dicho juramento antes de acceder al Trono
Castellano. Alfonso VI mantuvo unas relaciones difíciles con el Cid, el
cual terminó siendo desterrado en varias ocasiones de Castilla. Al margen
de esa polémica, Alfonso VI protagonizó acciones de suma importancia para
los Reinos de Castilla y León. Aprovechando la debilidad del Reino
Pamplonés, que incorporó a sus reinos, en el año 1.076, diversas Comarcas
de la Rioja y el actual País Vasco. En el año 1.085, Alfonso VI
reconquista Toledo y la hace Capital de su Reino. De estilo Mudéjar, las
Iglesias - del Cristo de la Vega, la de San Vicente, San Miguel o la de
Santiago del Arrabal. En parte la de San Román, erigida en el año 1.221,
que alberga un pequeño Museo de Arte Visigótico, o Santo Tomé, con su
hermosa Torre Mudéjar. Y dos bellísimas Sinagogas la Sinagoga de
Santa María la Blanca, y la Sinagoga Del Tránsito. De estilo Gótico,
La Catedral del año 1.226 y el impresionante Puente San Martín.
En el siglo XV los Reyes Católicos eligen la Capital, Toledo, como
Sede para su último reposo, construyendo para ello la Iglesia de San Juan
de los Reyes, y el Monasterio, de estilo Gótico Isabelino, enriquecido con
elementos Mudéjares. En el año 1.560, bajo el Reinado de Felipe II, la
ciudad deje de ser la Capital Política del Reino para pasar la Capitalidad
a Madrid. El antiguo Hospital de Santa Cruz es la tal vez el primer
edificio Renacentista. Tras el Renacimiento aún se construyen obras de
gran importancia, como Santo Domingo el Antiguo, la nueva Puerta de
Bisagra y San José. De estilo Barroco es la Iglesia de San Justo de los
Jesuitas. En el año 1.085 se registra en los anales de la historia de
España. La conquista de Toledo por el Reino de Castilla, dirigido entonces
por su Monarca Alfonso VI. Este hecho condiciono el paso de muchos otros
territorios, ciudades y pueblos a la Corona de Castilla, y entre ellos
Guadalajara y buena parte de la Alcarria Baja. La conquista de Toledo por
los cristianos causó sensación en todo el Mundo. Debe considerarse, desde
el principio, que no era la toma de una simple ciudad, sino la rendición
de todo un reino, de un territorio famoso que hasta entonces había sido
luz de su cultura, y envidiado por su fortaleza, su prosperidad y el
bienestar de sus habitantes. Para los cristianos hispánicos, los
castellanos, leoneses, navarros y aragoneses, Toledo era algo más era la
cabeza simbólica, el pedestal político, religioso y cultural de la antigua
España, era la justificación de nombrar "reconquista" a la empresa
guerrera en la que, con más o menos ímpetu, se estaban dedicando los
cristianos norteños contra los meridionales andalusíes. La gran victoria
del cristianismo, la gran derrota que el Islam sufría con la caída de
Toledo, fue llevada inmediatamente, a velocidad de corceles, por
mensajeros enviados por el Rey Castellano, a todos los confines del Mundo
Occidental. La sorpresa fue unánime, un reino fuerte, próspero, culto, se
había venido abajo con una rapidez catastrófica. Y además, sin guerras.
Sin sangre. Prácticamente, sin violencias. Un brusco cambio político acabó
con varios años de debilidades internas toledanas y culminó con la
victoria de la estrategia de Alfonso VI. La muerte del sabio y generoso
Rey Al-Mamún de Toledo, en el año 1.076, hizo nacer de inmediato graves
luchas internas en su reino. El nuevo Monarca, Al-Qadir, inauguró su
periplo ejecutando al Primer Ministro Al-Hadidí, haciendo oídos a
consejeros ambiciosos. Ello originó una grave revuelta en la ciudad, y una
primera división de opiniones, que en los años sucesivos continuará
ahondando hasta dividir, en poco tiempo, a la población toledana en dos
bandos antagónicos e irreconciliables.
Ante este irregular estado, los reinos Taifas vecinos, de Valencia, Córdoba
y Murcia, atacaron las fronteras de Toledo. Al-Qadir, asustado, vio una
salida única a sus fulgurantes problemas, pidiendo la ayuda y protección de
Alfonso VI de Castilla. Este le brindó lo que pedía, pero a cambio del pago
de unos impuestos o parias bastante regulares. En ese equilibrio inestable,
se mantiene hasta el año 1.080,en que una nueva revuelta altera la
sociedad toledana hasta sus cimientos. Dos grupos fuertes pugnan por
controlar al Rey y al Estado, de una parte, el Clero Islámico y la Nobleza
de ascendencia árabe y bereber, que prefieren el socorro de los Reyes Taifas
de Zaragoza, y por otra parte las gentes de raíz hispánica, mozárabe y
mudéjar, que aun deseando la independencia de su reino, son partidarios de
un entendimiento con Alfonso VI.
En esos momentos, Al-Qadir, siempre dubitativo, entrega el mando a jefes
civiles y militares que sólo piensan en enriquecerse. La revuelta del año
1.080, fuerza la huida de Al-Qadir a Huete. El Rey de Badajoz,
Al-Motawakil, entra en Toledo. Por poco tiempo. La ayuda de Alfonso VI al
legítimo Rey Toledano supone el cerco de la ciudad en el año 1.081, y la
huida del Rey de Badajoz a su tierra. Al-Qadir, agradecido, se compromete
con Alfonso VI al pago de grandes sumas de dinero y productos agrícolas.
Recibe además los Castillos de Canales, Zorita y Canturias. Pero el Rey
Castellano, se retira a sus tierras norteñas. Sabe que Toledo caerá sola,
como un fruto maduro. Sitúa peones en su entorno, ve complacido su
división interna, su debilidad progresiva. Alfonso VI solicita del
Papa la restauración del Obispado de Toledo. Tan seguro estaba de poder
levantar allí, muy pronto, una gran Catedral. En el interior de la ciudad,
la situación se agrava. Una auténtica Guerra Civil surgen quejas masivas
contra los impuestos progresivos. Hay exiliados voluntarios, se inician
represiones. En la primavera del año 1.082 hubo nuevas revueltas
callejeras, un atentado contra la vida de Al-Qadir, un buen puñado de
rebeldes, que fracasados, se encasillan en Madrid. Al-Qadir los persigue y
castiga. Otros se exilian en Zaragoza.. En la primavera del año 1.083
lleva a Alfonso VI ante los muros de Toledo. Va a cobrar sus impuestos,
recauda dinero y sobre todo, avituallamientos. Toledo se sumerge en una
aguda crisis económica y de escasez de alimentos. El nerviosismo de sus
habitantes se agudiza. Los intransigentes quieren pedir ayuda militar a
los árabes de Zaragoza y Sevilla. los moderados propugnan un entendimiento
con el castellano, y llegan a pedirles que tome cuanto antes la ciudad, y
acabe con este estado de cosas. Es evidente que, en ese momento, la muerte
de una cultura como era la árabe en Toledo, se veía como una auténtica
liberación por parte de sus mismos individuos. El fin del reino, parecía
como la mejor solución a tantos males. Indudablemente, era el mejor
montaje que podía haber realizado el castellano. Al finalizar el verano
del año 1.084, y ante la desesperada situación económica y social, una
gran parte de la población está en contra del Monarca, Al-Qadir ofrece a
Alfonso VI la entrega de Toledo y sus cercanías a cambio de una ayuda
militar contra el Rey de Valencia.
Alfonso VI. |
El castellano ve cercano su éxito. No necesita hacer convenios. Sabe
que su golpe será total y definitivo. Se sitúa, con toda su Corte, en las
afueras de Toledo, concretamente en la llamada "Huerta del Rey" Palacio
Oriental que había labrado Al-Mamún para su recreo. Allí pasó Alfonso VI el
invierno del año 1.084 -1.085. Fue muy lluvioso, aunque no frío. En el
Alcázar, Al-Qadir no sabía qué decisión tomar. El hambre azotaba a su
pueblo. Estaba sometido a un asedio. En algunas ocasiones, ambos Monarcas se
juntaron a escuchar música, a contemplar bailarinas, a comer y a jugar.
Dentro de Toledo, los radicales consiguieron enviar emisarios con petición
de socorro a Zaragoza, a Sevilla y Murcia. Con resultados nulos. Quizás los
castellanos les hicieron ver la inutilidad de sus gestiones. En la primavera
del año 1.085 la situación hizo crisis. La población estaba hambrienta y
desesperada. Y él no veía otra salida que la rendición. Así se hizo. Las
condiciones que puso Alfonso VI fueron suavisimas. Pero la mayor parte de
los toledanos prefirieron marcharse, rumbo al sur, a otros territorios
Andalusíes más favorables, la noticia de la caída de Toledo tuvo en
Al-Andalus y en todo el Islam, una enorme resonancia. Sus habitantes se
llenaron de espanto. y creyeron llegada la hora de su irreversible caída. La
fecha de la conquista de Toledo es admitida hoy como el día 25 de mayo de
1.085. Era domingo, día de San Urbano. Inmediatamente, el reino entero de
Toledo pasó al poder de Castilla. Tanto las grandes ciudades, populosas y
ricas, como Talavera de la Reina, Madrid, Alcalá de Henares y Guadalajara,
como las aldeas y fortalezas de su territorio, pasaron a engrosar el Reino
Castellano. Toda la Marca Media del Al-Andalus cayó junto a Toledo. Las
dimensiones del hecho eran, por tanto, enormes. Y su repercusión en el
equilibrio de fuerzas sobre la Península, cruciales y
definitivas. En un documento del año 1.086, cuando Alfonso VI erige al Obispo de
Toledo en Primado de España, y le concede gran cantidad de ciudades y
territorios, dice así "Civitates populosas et castella fortíssima,
adiuvante Dei Gratia cepi". Allí figuran Santa Olalla, Maqueda, Alamín,
Canales, Madrid, Salamanca, Uceda, Guadalajara, Hita y la Riba de
Santiuste. A las que el arzobispo Jiménez de Rada, en su "De Rebus
Hispaniae", añade Talavera de la Reina y Almoguera, y a la que con
seguridad hay que sumar Alcalá de Henares y Brihuega, esta última en
posesión de Alfonso VI antes de la campaña toledana. Inmediatamente
después, con Al-Qadir exiliado en Valencia, ciudad que conquistó el árabe
Otman con ayuda de Alvar Fáñez de Minaya, el Rey Alfonso VI se dedicó a
combatir a los otros reinos de Taifas, que se levantaron contra él. En
junio de 1.086, los Almorávides cruzaban el estrecho de Gibraltar, y al
llamado de los Andalusíes, aterrorizados por la caída de Toledo,
desembarcaron e invaden España.
5. Puerta de Bisagra, la entrada oficial de Carlos I
Puertas y puentes sobre el río Tajo para tender lazos con el resto de la
Península y asegurarse un buen refugio en caso de ataque. Toletum,
Toleitola, Toledo. Cada una y cada uno con sus símbolos, con sus leyendas,
con la huella de piedra de quienes los construyeron o lo mandaron
construir.
A mediados del Siglo XVI, Carlos I suspiraba satisfecho. Por fin un
problema menos en los territorios Hispánicos heredados de sus abuelos
católicos. Adiós a la revuelta de los Comuneros de Castilla. Para
celebrarlo, una estancia en Toledo, la ciudad en la que nació su tía
Juana, de la que "también" se enamoró su abuela Isabel, tan admirada, es
de suponer, porque para eso terminó el Monasterio de San Juan de los Reyes
y sacó su cuerpo del convento franciscano de La Alhambra, demasiado
humilde, en opinión del Monarca, para unos restos tan importantes. Y allí
estaba Covarrubias, dándole los últimos toques a la Puerta de Bisagra, más
arco de triunfo que otra cosa, con el que conmemorar la victoria
Imperial escudos, águilas, perfiles cesáreos en honor a ese Español
que se formó lejos y tan bien. Así que hoy, la Puerta de Bisagra "del
árabe Bab-Shagra, en referencia al campo rojo Toledano ante el que se
levantó", puede todavía considerarse la entrada oficial a la ciudad de
Toledo. Monumento regio, solemne, con su plaza que recuerda la importancia
del comercio y la cultura. Pero en Toledo hay muchas otras entradas
La Puerta de los Doce Santos, la única que sobrevive de las tres que, en
su día estuvieron frente al Puente de Alcántara. La de los Alarcones, la
más antigua, visigoda La del Sol, también conocida como la Puerta de la
Herrería porque era el acceso al barrio de ese gremio La de Bab al Mardum,
o del Mayordomo para los cristianos recalcitrantes. La de Alfonso VI, en
honor al re-conquistador La del Cabrón, homenaje sentido a Felipe II, el
de la cabeza fría y el corazón caliente, y Santa Leocadia, patrona de la
ciudad.
6. La Catedral de Toledo
La Catedral de Toledo fue fundada en el Siglo I, por San Eugenio, el
Primer Obispo que tuvo Toledo. Durante la ocupación Musulmana, los árabes
la convirtieron en una Mezquita. En el Siglo XI el Rey Alfonso VI la
volvió a convertir en una Catedral. Luego en el Siglo XIII fue destruida y
reconstruida más tarde, de estilo Gótico, que nosotros conocemos y que ha
perdurado hasta nuestros días.
7. El Alcázar de Toledo
En la colina más alta de la ciudad, con 548 metros, domina el horizonte la
solitaria mole rectangular del Alcázar. Los vestigios de las estructuras
anteriores indican que siempre fue un lugar fortificado, desde el pretorio
Romano y la defensa de la Alcazaba Musulmana. El actual edificio fue mandado
construir por el Emperador Carlos V, para tener una residencia digna de tal
Monarca. Para ello se destruyó casi por completo el anterior Castillo
Medieval, aunque en la fachada Oriental quedan estructuras almenadas. Cada
fachada del edificio determina artísticamente el momento en que se realiza,
dentro de las diversas fases del Renacimiento Español. Su primer y principal
arquitecto fue Alonso de Covarrubias desde el año 1.545, pero en el patio
intervino Villalpando y fue finalmente Juan Herrera el autor de la
monumental escalera bajo bóveda de cañón y la remodelación del ala
meridional que la alberga. La portada principal, con un arco de medio punto
almohadillado con los característicos espejos de piedra, coronado por un
escudo Imperial flanqueado por las figuras de los Monarcas Visigodos
Recaredo y Recesvinto y rematado por un frontón triangular, es obra de
Covarrubias. El gran patio central está rodeado por dos galerías y presidido
por la figura del emperador, copia de la obra de Pompeyo Leoni. Al exterior
presenta grandes torreones cuadrados en sus esquinas, las del lado norte
adelantadas y las del flanco sur al ras de la fachada modificada por Juan de
Herrera, rematados por tejados y chapiteles de pizarra negra. Y sin embargo,
el nuevo Palacio no llegó a ser morada de Reyes, ya que mucho antes de
terminarlo, la Capital se establecía en Madrid, pero sí de Reinas,
exactamente Reinas viudas, retiradas de la Corte por los sucesores de sus
esposos, Mariana de Austria, viuda de Felipe IV y Juana de Neoburgo que lo
fue de Carlos II. Tuvo diversos usos, como la cárcel de la Corona, cuartel
militar de ejércitos propios y extraños, antes de albergar la Academia de
Infantería. Sufrió el edificio varios incendios, provocados unos, como en en
año 1.710, durante la Guerra de Sucesión, siendo restaurado bajo la
dirección de Ventura Rodríguez, dos veces durante la Guerra de Independencia
y en el año 1.887, esta vez fortuito, antes de su casi total destrucción en
Septiembre de 1.936. Su reconstrucción comenzaría en el año 1.940, coronada
en el año 1.961, con la inauguración del Monumento a los Defensores del
Alcázar durante la Guerra Civil Española, realizado por Juan de Ávalos.
Durante años albergó parte del Catálogo del Museo del Ejército, siendo
adaptado para albergar en su totalidad, como único emplazamiento Nacional de
esta colección, e inaugurado como tal en el año 2.010. También se
realizaron obras de habilitación de la planta superior del edificio a
las necesidades de la moderna Biblioteca de Castilla-La Mancha. Este
Castillo fuera de serie es el monumento de Toledo más emblemático y fue
usado como fortaleza por los Romanos, Visigodos, Árabes y Cristianos. El Rey
Alfonso VI construyó su residencia aquí.
8. Toledo Ciudad de las Tres Culturas
A lo largo de toda su extensa historia, Toledo ha sido conocido siempre por
ser la Ciudad de la Tolerancia o la Ciudad de las Tres Culturas, con la
convivencia de Judíos, Musulmanes y Cristianos. La ciudad nunca estuvo
dividida de una manera clara por barrios de cada una de las religiones, pero
sí existen zonas de una mayor influencia de cada una de ellas.
9. Toledo Cristiano
Toledo fue ciudad cristiana desde el siglo IV, siendo parte del Imperio de
Roma, lo fue durante el Reino Visigodo " pugnando con la doctrina arriana "
y pasó los siglos de convivencia entre las Tres Religiones, la Musulmana, la
Judía y la Católica, hasta la llegada de la Reconquista. En el siglo XVII la
entonces "ciudad convento" contaba con casi sesenta edificios de usos
eclesiásticos o afines como colegios, hospicios, hospitales, capillas. Las
iglesias de fundación más antigua como Santa Justa y Rufina, fueron
remodeladas varias veces, según las necesidades y gustos de sus protectores.
Después de las desamortizaciones decimonónicas, muchos de estos edificios
pasaron a tener usos civiles, privados o administrativos.
10. Toledo Árabe
La estructura urbana de Toledo es árabe, con sus calles estrechas y
sinuosas, sus casas cuyos tejados casi se tocan, pero las ventanas nunca se
miran de frente. Edificios que encierran a la vista pública sus joyas más
preciadas, los patios llenos de verdor, azulejos y fuentes de agua. De la
docena de Mezquitas que existieron quedan dos, la del Cristo de la Luz, del
año 999 y la de Tornerías, algo posterior. la mezquita mayor estaba en el
emplazamiento actual de la catedral, pero parece ser que no fue edificio
notable, sólo espacioso para poder acoger a todos los habitantes varones de
la ciudad. La zona de el Alcázar y el actual Museo de Santa Cruz con su zona
adyacente hasta el Puente de Alcántara, tenía muralla propia que separaba la
alcazaba, su guarnición y los palacios, del resto de la ciudad.
Los barrios del sur, colindantes con el río, estaban ocupados por las
tenerías, tintorerías y otras instalaciones relacionadas con el agua. Se
supone que allí construyó su legendario reloj y calendario acuático el gran
astrónomo Azarquiel. Las puertas de Alfonso VI o Bisagra Vieja, la del Vado
y la de Alcántara y de Doce Cantos tienen estructuras árabes. La noria en la
orilla del río Tajo, en el parque Safont, es herencia de las técnicas de
regadío musulmanas. Pero sobre todo, la herencia más patente y omnipresente
es la estética mudéjar en la arquitectura y decoración con el uso del
ladrillo, la mampostería, los variados arcos entrelazados, las techumbres de
madera y las ricas yeserías, utilizadas durante siglos en todo tipo de
edificios, incluida la catedral.
11. Toledo Judío
Las dos únicas sinagogas que permanecen en pie actualmente inducen a llamar
el barrio donde se encuentran, la Judería, donde se supone hubo mayor
concentración de la población hebrea, aunque en realidad en la ciudad llegó
a haber un total de diez sinagogas repartidas por todo su emplazamiento.
Su límite sería la desaparecida parroquia de San Martín en las proximidades
de la Puerta del Cambrón y los restos de construcciones defensivas por
encima del Puente de San Martín, llamadas tradicionalmente el Castillo de
los Judíos, siguiendo la línea ascendente casi recta de la calle Ángel. Aquí
podemos encontrar la Puerta del Judío del siglo XII al inicio de la cual
existen casas con restos de las mikve, baños rituales, en sus sótanos.
También la zona de la calle de Comercio y el solar ocupado desde el siglo
XIV por el claustro catedralicio era conocida como la Judería o Alcanáa. El
comercio era una de las actividades principales de los Judíos, que vivían
encima de sus tiendas y talleres. No se puede destacar que no hubiera judíos
en la calle de la Plata, pues eran reconocidos plateros, o en cualquier otra
parte de la ciudad.
12. Murallas Puertas y Puentes
Murallas. El primer recinto data de época Romana, ampliándose en la
etapa Goda del Rey Wamba, año 674, época Árabe y durante el reinado de
Alfonso VI.
12.1. Puerta de Alfonso VI
Puerta de Alfonso VI. De época Califal del siglo X, restaurada en el
siglo XIII, su fachada tiene organización triple.
13. Escudo de la ciudad de Toledo según el Blasón
Escudo cuartelado, primero y cuarto en gules, un castillo de oro mazonado de
sable y aclarado de azur. Segundo y tercero de plata, un león rampante de
gules coronado de oro, linguado y armado de lo mismo. Entado en punta de
plata, con una granada de su color, rajada de gules, tallada y hojada con
dos hojas de sinople. Rodea al escudo el collar de la Orden del Toisón de
Oro compuesto de eslabones dobles, entrelazados de pedernales de azur y
llamas de gules, en el cabo pendiente de él, la piel de un carnero liada por
el medio de oro. El todo, sobre un águila bicéfala exployada, de sable, con
el pico y las garras de gules, estas armas de oro. Timbrado de corona
imperial de oro. A la derecha e izquierda un emperador sentado en su trono
con capa de oro y corona imperial de lo mismo, que sostiene en su mano
derecha una espada de plata y en la izquierda un cetro de oro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario