1. Historia de los Templarios, por Territorios. En Aragón
La Orden comienza su implantación en la zona Oriental de la Península
Ibérica en la década de 1.130. En el año 1.131, el Conde de Barcelona,
Ramón Berenguer III, pide ingresar en la Orden. En el año 1.134, el
testamento de Alfonso I de Aragón, cede su Reino a los Templarios, junto a
otras Órdenes, como los Hospitalarios o la del Santo Sepulcro. Este
testamento sería revocado, y los nobles aragoneses, disconformes,
entregaron la Corona a Ramiro II, aunque con numerosas concesiones a las
órdenes para la que renunciaron, tanto de tierras como de derechos
comerciales.


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Según estas condiciones, cualquier paz o tregua tendría que ser consentida
por los Templarios, y no solo por el Rey. Como en toda Europa, la orden se
enriqueció con numerosas donaciones de padres que no podían dar un título
nobiliario más que al hijo mayor, y buscaban cargos eclesiásticos,
militares, cortesanos o en órdenes religiosas. En el año 1.148, por su
colaboración en las conquistas del Sur del Patrimonio del Casal de Aragón,
los Templarios recibieron tierras en Tortosa y en Lérida. Tras una
resistencia que se prolongará hasta el año 1.153, cayeron las últimas
plazas de la región y los Templarios recibieron a Miravet, en una
estratégica situación sobre el río Ebro. Tras la derrota de Muret, que
supuso la pérdida del Imperio transpirenaico Aragonés, los Templarios se
convirtieron en custodios de Jaime I el Conquistador, heredero a la
Corona, en el Castillo de Monzón. Contaría con apoyo Templario en sus
campañas en Mallorca, y en Valencia. Los Templarios se mantuvieron
fieles a Pedro III de Aragón, permaneciendo a su lado durante la
excomunión que sufrió a raíz de su lucha en Italia contra los angevinos de
Francia. Finalmente, los Templarios se asentaron en Aragón gracias a la
absorción de la Orden del Santo Redentor, de Teruel, en el año 1.196, que
a su vez se había beneficiado de la disolución de la Orden de Monte Gaudio
en el año 1.188, fundada en Alfambra.
2. En Castilla y León

3. En Portugal
Los Templarios serían una orden bien asentada en Portugal. Entran en
tiempos de la Condesa Teresa de León, de la que reciben el Castillo de
Soure en el año 1.127, a cambio de su colaboración en la Reconquista. En
el año 1.145, reciben el Castillo de Longroiva por su ayuda a Alfonso
Henriques en la toma de Santarém. En el año 1.147, reciben el Castillo de
Cera, cerca de Tomar, que se convertiría en su sede regional.
Tras la bula Papal ordenando su disolución, los Reyes Portugueses
cambiaron el nombre de la Orden en Portugal, por el de Orden de Cristo,
aunque con sustanciales diferencias respecto a la Orden del Templo
original, sobre todo en cuanto a regla, votos y forma de elección de los
cargos.
Orden de Cristo.
4. En Inglaterra, Escocia e Irlanda
En Inglaterra, País muy unido a Francia dado que en esa época el Rey
Inglés era a la sazón Duque de Normandía y Señor de numerosos Feudos
Franceses, la Orden estuvo presente desde sus inicios. Aunque su presencia
no se extendió, como en Francia, fue de vital importancia, tanto
territorial como políticamente. De hecho, Ricardo Corazón de León fue un
benefactor de la Orden y uno de sus magnates, hasta el punto que su
escolta personal la componían Templarios y que, a su muerte, fue enterrado
con su hábito. Asimismo, Guillermo El Mariscal, considerado el mejor
Caballero de su época, les tuvo mucha simpatía.
5. En Polonia

Caballeros Hospitalarios.
6. En Hungría
La presencia de los Templarios en Hungría, así como en la mayor parte de
Europa Oriental, se debió al afán colonizador de los Monarcas de aquella
región. Los Caballeros del Temple nunca tuvieron grandes propiedades en
suelo Húngaro, pues allí las Orden Teutónica y Hospitalarios fueron
las más favorecidas. Sin embargo, contaron con un mínimo de dos casas en
Hungría Central, una en Esztergom y otra en Egyházasfalu, además de un
Castillo en Léka. En Croacia tuvieron varias fortalezas, como las de Vrana
y de Kliss, y fue esta la región donde ejercieron con más influencia. Los
registros sobre la extensión de la Orden bajo el Reinado de Carlos I de
Hungría son escasos, por lo que resulta difícil reconstruir lo que
sucedió. Tras la disolución de la Orden, sus propiedades pasaron a manos
de los Caballeros Hospitalarios, que también heredaron el Título de Ispán
de Dubica, Ostentado hasta entonces por el Maestre Templario.
7. La Cruz Patada Roja

8. Uso de la Cruz y los colores

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