sábado, 3 de febrero de 2018

Mitología Nórdica

1. Mitología Nórdica

Los términos Mitología Nórdica, Mitología Germánica y Mitología Escandinava comprenden todo lo relativo a la religión, creencias y leyendas de los pueblos Escandinavos Germanos, incluidos aquellos que se asentaron en Islandia, Britania, Galia e Hispania, donde se reunieron las fuentes escritas de la Mitología Nórdica. Es la versión mejor preservada de la antigua Mitología Germana, común a todos los pueblos germanos. La Mitología Germana, a su vez, ha evolucionado de una Mitología Indoeuropea que era más temprana. La Mitología Nórdica, era una colección de creencias e historias compartidas por los pueblos germanos septentrionales. Es importante señalar que esta mitología no era compartida por los pueblos nórdicos de etnia urálica, fineses, estonios y lapones, ni báltica, lituanos y letones, quienes poseían una propia, aunque parecida. No era una religión revelada, pues no había una verdad entregada por los divinos a los mortales, y no tenían un libro sagrado. Esta mitología era transmitida oralmente en forma de una larga y regular poesía. Dicha transmisión continuó durante la época vikinga, y nuestro conocimiento sobre ella está basado principalmente en las Eddas y otros textos medievales escritos durante o después de la cristianización. En el folclore escandinavo, estas creencias duraron mucho tiempo, y en algunas áreas rurales algunas tradiciones han sido mantenidas hasta hoy. Otras han sido recientemente revividas o reinventadas como el Neopaganismo Germano.

viernes, 2 de febrero de 2018

Vikingos

 1. Vikingos
Vikingo, del inglés viking, y este del Nórdico antiguo víkingr,
es el principal nombre dado a los miembros de los pueblos nórdicos originarios de Escandinavia, famosos por sus incursiones y pillajes en Europa. La metonimia ha llevado a que el nombre se siga usando aún hoy en día de forma coloquial para referirse a los Países Escandinavos. Su lengua era el antiguo nórdico. Si bien existen referencias vagas a pueblos germánicos del mar Báltico y Escandinavia en las fuentes romanas,​ sus ataques y su aparición en la escena Política Europea cobran relevancia con el saqueo del Monasterio de Lindisfarne año 793, en el norte de Gran Bretaña, al que pronto siguieron ataques a otros Monasterios. Los anales y crónicas de los dos siglos siguientes están repletos de relatos aterradores. Su actuar violento aterrorizó a las antiguas comunidades, que aunque acostumbradas a la guerra, no tenían forma de prever cuándo habría una incursión, y sufrían una carencia de poderes fuertes en los comienzos de la Edad Media. Estos ataques sumados a los de los Húngaros y Ávaros, a la presión de los pueblos Eslavos en Europa Oriental, y a la de los Árabes en el Sur, fueron tanto causa como consecuencia de un período de inestabilidad que favoreció la descentralización política del feudalismo. Durante los siglos siguientes, los vikingos y sus descendientes tuvieron gran influencia en la Historia Europea. En las Islas Británicas gobernaron durante muchos años hasta ser finalmente derrotados por los Normandos, descendientes de los vikingos que habían recibido tierras en Normandía Francia. En Italia fundaron el reino Normando de Sicilia e incluso llegaron a influir con sus incursiones en el Califato de Córdoba y en el Imperio Bizantino. A través de los ríos del norte intervinieron repetidas veces en el mar Báltico y en Rusia, cuyos primeros estados, la Rus de Kiev, aparecen vinculados a aventureros vikingos. Se suele datar el final del periodo vikingo con la caída del Rey Harald el Despiadado, que murió en la batalla del puente Stamford en el año 1.066, cuando intentaba tomar posesión del territorio de Inglaterra, con el final del reinado de Canuto IV de Dinamarca.​ Si bien la influencia nórdica siguió siendo relevante, la a culturización de los normandos en Francia, Inglaterra e Italia, las victorias militares de varios estados como Francia que lograron asegurar las costas y la propia disminución de incursiones escandinavas con la cristianización de Escandinavia supusieron paulatinamente el final de su actividad tal y como se conocía.